Tyson Fury y Deontay Wilder dieron show de principio a fin. Ambos boxeadores fueron protagonistas de una épica pelea en la que no faltó nada: espectáculo, buen boxeo, un cinturón en juego y un nocaut técnico para cerrar la velada.
Sin embargo, todo comenzó con la llamativa entrada de ambos al escenario. Mientras que “El gitano” salió sentado en un trono cual rey llevado por sus “servidores” hasta el cuadrilátero, “The Bronze Bomber” ingresó al recinto con un traje de más de 40 mil dólares.
Un disfraz que según reconoció el propio boxeador de 34 años al portal norteamericano TMZ: “Costará millones cuando acabe mi carrera, esto formará parte de mi legado en el boxeo”.
Los dos boxeadores recibieron el apoyo del público, que estaba bastante dividido entre los defensores del británico y los del estadounidense.
Finalmente “el rey” terminó siendo el rey de la velada con una pelea fantástica que dominó durante la mayor parte. Tyson Fury mostró contundencia y, tras un golpe que dañó el oído izquierdo de Wilder, pudo acomodarse para llevar el ritmo del combate a su manera.
El púgil inglés venció por nocaut técnico en el séptimo asalto al estadounidense Deontay Wilder, se proclamó nuevo campeón invicto del peso pesado, versión Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y reivindicó su condición de nuevo “rey” de este deporte.
Su coronación la logró sobre el cuadrilátero instalado en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas (Nevada) al que asistieron cerca de 17.000 espectadores y con una taquilla récord para una pelea del peso pesado, también cercana a los 17 millones de dólares.
“Me siento bien. Pero esta noche ganó el mejor boxeador”, reconoció Wilder nada más concluir el combate y agregó: “Soy un guerrero y quería mantenerme en la pelea, pero mi esquina no me dejó que siguiese porque no tenía bien una pierna. No quiero poner excusas porque llegué a la pelea con grandes cosas en juego, pero ahora me recuperaré y volveré más fuerte”.
Wilder, de 34 años, que perdió el invicto (42-1-1, 41 KOs), nunca se pudo adaptar a la estrategia inesperada de Fury de tener la osadía de que le atacara como lo hizo el nuevo campeón del mundo cuando tenía enfrente a uno de los púgiles más devastadores y poderosos de todos los tiempos.
Sin embargo, en lo único que ambos púgiles acabaron empatados fue en la entrada, completamente “teatral”, al cuadrilátero y en llevarse una bolsa fija oficial de cinco millones de dólares, más otros 20 cada uno “garantizados” por los promotores.