Dos goles en el primer tiempo de Griezmann y Sergi Roberto le dieron aire al Barça para cimentar su victoria ante un ambicioso Getafe (2-1), que dio siempre la cara y estuvo a punto de saltar la banca en el Camp Nou.
Sin embargo, a 20 minutos del final, hubo una jugada de pelota parada que pudo cambiar el destino del partido si no hubiera sido por los espectaculares reflejos de Marc André Ter-Stegen, quien le ahogó el grito de gol a los visitantes.
El arquero alemán es uno de los mejores arqueros del mundo y lo demostró después de quitarle el tanto del empate a Ángel en una primera instancia y a Jaime Mata en una segunda.
La jugada en cuestión se produjo desde un tiro libre por la banda izquierda. La pelota cruzó toda el área por el aire hasta que cayó en los pies de Ángel, quien ya había anotado el primer tanto del “Geta”. El español golpeó el balón de primera y encontró muy bien parado a Ter Stegen que, a base de reflejos, puso su mano y la pelota rebotó en ella quedando viva cerca de la línea de gol.
En el rebote, fue Jaime Mata el primero que apareció por delante de Gerard Piqué y Samuel Umtiti. El delantero sólo tenía que empujar el esférico, y lo hizo, sin imaginar que el arquero alemán se repondría de la primera tapada.
El internacional con Alemania se recompuso y volvió a aparecer con una nueva salvada a puro reflejo. Ter Stegen estiró su mano derecha para ahogarle el grito de gol al futbolista y salvar al conjunto culé de lo que hubiera sido el empate 2-2 en un momento clave del partido.
El duelo entre el segundo y el tercero del campeonato dio mucho juego. A los azulgranas, con un proyecto en construcción, se les hizo largo el partido, sobre todo en la parte final, cuando el mejor de su equipo terminó siendo el portero.
Masticó arena durante muchos minutos, incluso vio cómo al Getafe le anularon un gol a instancias del VAR, pero el Barcelona tenía un plan de inicio, desde la construcción de juego hasta la creación, desde la superación de la presión al papel de Marc André ter Stegen, más como un tercer central que como arquero.
El duelo de estilos entre Setién y Bordalás, que, por cierto, no se saludaron, ofreció un partido vibrante con dos maneras de entender el fútbol muy diferentes.
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