Decir Pablo Prigioni es decir básquet. El ex base de los Houston Rockets y New York Knicks de la NBA se destacó con la pelota naranja en sus manos y marcó una era en la selección argentina, con la que conquistó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
El hoy asistente de los Minnesota Timberwolves tiene un lado B, una pasión que nació en su Río Tercero natal de la mano de su padre Raúl y que lo acompañó en sus aventuras por España y Estados Unidos.
En diálogo con Infobae, Prigioni mostró su colección de autos y motos antiguas, que van desde un Jeep de guerra que se transformó en una barra a un Ford Mustang de ‘65.
-¿Cómo nació esta pasión?
Cuando era chico, en Río Tercero, mi viejo tenia autos de época. Para el ‘83 ó ‘84, cuando yo tenía 16 ó 17 años teníamos una Estanciera del año ‘60, o por ahí. La estanciera tenía 20 ó 30 años. Me acuerdo que mi viejo le cambió un montón de piezas, la tuvimos desmontada un tiempo. Le pusimos cosas más actualizadas, y yo lo ayudé en todo ese proceso. Me gustaron todas esas modificaciones, de ahí me quedó. Cuando estuve en España, y comencé a tener algo de plata, quise tener un coche antiguo, como mi viejo. Me compré un Escarabajo (también conocido como Beetle), y luego mi mujer me regaló una camioneta del año ‘53, que la fui arreglando y modificando. Luego me compré algunos más. Cada vez que puedo, los saco a pasear un poco.
- ¿Tu padre era mecánico o era de meter mano?
Él era un mandado. En esa época, en los pueblos, todos eran mandados y hacían de todo un poco. Lo hacía muy bien. Me acuerdo que a esa camioneta le cambió todo el tren delantero y le puso un sistema de suspensión de un auto más nuevo. Y lo hizo todo él, yo sólo lo ayudaba.
-¿Cuántos autos tiene actualmente?
Tengo 4. Una camioneta Chevrolet del ‘53, un Ford Mustang del ‘65, un Chevrolet Rally Sport y un Dodge coupe Gtx. Hay uno en España, uno en Estados Unidos conmigo y dos en Argentina.
-¿Cuál es el que usa en Estados Unidos?
Ahora tengo la camioneta, La traje desde España con una mudanza. Está acá en Minneapolis. Dejé en España el Mustang porque vivimos cerca de la playa y es descapotable. Me gusta usarlo en verano. La camioneta la estuve usando hasta que comenzó a nevar, porque con el tema de la sal se daña, se pica. Ahora está guardada hasta que pasen estos meses feos.
-¿Tiene motos también?
Sí, tengo una Vespa del año ‘82 y dos Lambrettas. Una del del ‘57 y otra del ‘54.
En Estados Unidos existen muchos programas de televisión que se dedican a buscar autos antiguos. ¿Consume esta clase de programas?
Sí, mucho. Los veo mucho. Cuando restauran coches. Suelo mirarlos cuando tengo tiempo. Me engancha. Es un hobby, como tiene cualquier persona. Por suerte tengo la posibilidad de tener alguna de estas cositas. Lo disfruto. Está el programa de los dos que van en una furgoneta buscando cosas (Cazadores de Tesoros). Lo suelo mirar y agarran cosas lindas.
¿Va a esos pueblos alejados o a ventas de garajes para buscar algún “tesoro perdido”?
Acá, de momento, no tuve tiempo. Sí visité algunas tiendas de antigüedades y compré alguna cosita para decorar la casa, cosas sencillas. Pero no he estado mirando coches destrozados para reconstruir. En Argentina, sí. El Rally 400 lo veía siempre en un desguace, y un día paré y lo compré muy barato. Le fui haciendo cosas de a poco con mi papá. Aquí, nada. No tuve tiempo. Cuando esté fuera de temporada, tal vez.
¿Cuál es su mejor vehículo?
La camioneta es la que mejor está. La restauré toda y le puse cosas nuevas. Quedó muy bien. El Mustang está original completamente, los otros dos también. Pero la camioneta es la mejor de los cuatro te diría.
¿Le gustan otras antigüedades?
Sí, depende. Eso ya es más si veo algo y me gusta. No es cualquier antigüedad. Puede ser una tontería, un cartel viejo. No tiene que ser algo de mucho valor. Cuando veo algo que puede quedar bien en el garaje, por ejemplo. Como algunas de las decoraciones que se usan en algunos de los bares de Buenos Aires. Ese estilo me gusta.
¿Y surtidores de nafta?
Me gustan los surtidores también, pero los originales son caros. Tampoco hay una gran cantidad que se pueda conseguir. La gente los fue buscando, sobre todo la gente que se dedica a esto, y es difícil encontrarlos. Tampoco es cosa de pagar cualquier boludez. Los originales que están buenos, o restaurados, son muy caros. Me gustan, pero de momento no tengo ninguno.
Su padre le inculcó esta pasión, ¿usted hace lo mismo con su hijo?
La verdad es que mi viejo y mi hermano mayor son los que más saben de esto. Yo le meto mano, pero no sé tanto. A mi hijo no le gusta tanto, no le gusta engrasarse. Son de la generación que nacieron con la consola de videojuegos y no con las manos engrasadas o con autitos de madera.
¿Es más de restaurar o los tunea?
Me gusta que quede más original, pero a la camioneta le puse algunas cosas para que se maneje mejor. Mantiene el aspecto original, pero tiene algunas cosas mejoradas, como que frene mejor o la dirección asistida para que no sea tan dura o pesada.
¿Es verdad que tiene un Jeep de guerra?
Tengo un Jeep de guerra, pero cortado en L. Me quedé con todo un lateral y la trompa, el morro. Por encima le hice una estructura y lo transformé en una barra de bar. Tiene las luces, las ruedas, todo. Lo uso más de decoración. Lo vi en un desguace en Madrid, me gustó y lo compré. Compré toda la carrocería, que estaba muy hecho polvo. No tenía opciones de restaurarlo, solo se podía usar la carrocería. Así que tuve algo de ingenio e hice una barra, para ver como salía. La tengo en casa, en España.
¿Cuando fue y le dijeron “este es un Jeep que usaron en la guerra”, qué pensó?
Tenía un escudo de la época, que se lo mantuve. Me aclararon que no se podía usar como vehículo, que no vendían el chasis, sólo la carrocería. Así que les dije que sí, porque quería hacer la barra. Quedo bastante bien.
¿Qué le dice su familia? ¿Que pare un poco o lo incentivan para seguir adelante?
Mis chicos no le dan mucha bola, me parece. Medio que les da igual. Mi señora no me dice nada tampoco, pero le gustan las cosas que tengo. No es muy fanática de los autos viejos y esas cosas. Le cuesta subirse porque dice que huelen a gasolina, a viejo. Pero me bancan.
¿Le gustaría agregarle algo a su colección?
De momento estoy tranquilo con lo que tengo, lo disfruto. Es lo que quería, pero no descarto cambiar algo.
¿Ya tiene marcado los distintos lugares para conseguir los repuestos?
Tengo localizado todos los repuestos para motos, en una tienda en Alicante. Y acá en Estados Unidos se consiguen todas la piezas que hagan falta. Lo lindo de todo esto es que una vez que lo tenés más o menos acomodado, no te cuesta nada más. No se paga casi nada de seguro y están exentos de impuestos, porque, en teoría, se usa poco.
Una vez dijo que le sorprendió la ciudad de Los Ángeles por la cantidad de autos antiguos que había por la calle
Sí, es una de las ciudades en las que se ven más autos antiguos. En un día normal ves unos cuantos. En otras, solo un fin de semana o porque hay una concentración de clásicos. En Los Ángeles los usan en el día a día.
¿En Minnesota encontró algún lugar de autos antiguos?
De momento no, y menos ahora con el frío. Supongo que en el verano se verán muchos más. Acá en Estados Unidos hay muchas de estas concentraciones, donde hay comida y música. Son eventos lindos para participar, o ir a ver. Acá es de los mejores lugares para ver este tipo de antigüedades. Los tienen en un estado de conservación increíble.
A las prácticas los jugadores acuden con autos modernos de alta gama, mientras que usted lo hace con uno antiguo. ¿Alguno alguna vez le comentó algo?
(entre risas) Sí, algún compañero me dijo algo alguna vez. Uno una vez llegaba con un auto nuevo, lujoso, y me vio estacionando la camioneta. Bajó la ventanilla y me hizo una seña como que le gustaba. Yo le dije que si su coche y el mío estaban juntos en una plaza, le garantizaba que todos iban a venir a ver el mío y no el suyo. Y se largó a reír. ‘Como el tuyo hay muchos en la calle, pero como este no’, le dije. Mientras se reía me decía que tenía razón.
¿Alguna vez le quisieron comprar alguno de sus autos o motos?
Sí, me han preguntado, sobre todo en España, cuando paraba a cargar nafta. Y siempre les dije que no, que no se vendían.
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