El VAR nació para procurar más justicia en el fútbol, ofreciendo una nueva oportunidad al árbitro para corregir el “error claro, obvio y manifiesto” o “un incidente grave inadvertido”, pero desde su aplicación ha provocado confusión tanto en el aficionado que mira el encuentro por televisión como en los que están en el estadio.
La Asistencia Arbitral por Video se comenzó a utilizar en el Mundial de Clubes de Japón en 2016. Sólo se usó el sistema en semifinales y final. Allí ocurrió la primera jugada a revisar. El árbitro húngaro Viktor Kassai sancionó penal para el Kashima japonés, que enfrentaba a Atlético Nacional de Medellín. La pena máxima terminó en gol y con esa conquista quedó eliminado el equipo colombiano.
Luego del partido se comprobó que el jugador que recibió la falta se encontraba en posición fuera de juego. Al día siguiente continuó la polémica, ya que se medía el Real Madrid con América de México; el conjunto madrileño ganaba por la mínima diferencia y, en el tiempo de descuento, Cristiano Ronaldo marcó el segundo tanto tras un pase de James Rodríguez. El árbitro paraguayo Cáceres convalidó la conquista. Minutos después la anuló al ser advertido por los asistentes del VAR que había fuera de juego, pero sin ir a corroborar en el monitor. Luego de unos minutos se acercó a la pantalla y volvió a dar gol. Demasiada desprolijidad para ese nivel competitivo.
Una fue una cuestión de juicio. La otra fue un error de procedimiento. Eso nos dejó un aprendizaje: nadie debe esperar error cero con el VAR, ni tampoco será posible acabar con las polémicas. A partir de que se apostó al humano/tecnología llegamos a la primera conclusión: el error, principalmente, surge de la parte humana. Es muy difícil unificar criterios subjetivos si el trabajo no es realizado por idóneos especialmente seleccionados. ¿Entonces no hay manera de mejorar la aplicación del VAR? Sí la hay. Aquí proponemos cuatro cambios que ayudarían a disminuir dramáticamente las controversias.
El equipo VAR
Lo primero sería crear un grupo de VAR profesional, cerrado, y sin ninguna vinculación con los árbitros, que tendría que salir de una selección de ex jueces y juezas con vivencias en el tema que se hayan retirado recientemente, preparándolos en la cuestión audiovisual y su entorno. Esta independencia de árbitros de campo y de VAR, siempre sería buena, ambos con objetivos diferentes e independientes entre sí para llegar a un mismo fin. ¿Nunca pensaron por qué los que califican a los jueces son árbitros retirados?
Las intervenciones árbitro-VAR
Durante el llamado del VAR se debería poder ver la señal y el audio del VAR, al unísono en todo el estadio y para los televidentes, tal como sucede en el rugby, el fútbol americano y otras disciplinas. Los aficionados conocerían en directo tanto las instrucciones como la decisión final del juez -y sus razones-.
Nuevos Protagonistas
Permitir una vez en cada tiempo a cada director técnico o quien se nomine, poder solicitar una revisión no estimada, como ocurre en el tenis, acorde a un protocolo y antes de que se reanude el juego. Aceptada la propuesta, el árbitro y el VAR procederán y el juez tomará su decisión, según “su criterio de acuerdo a su opinión y de acuerdo a las reglas de juego y a su espíritu”. Así se finalizaría la polémica respecto de por qué se revisan algunas jugadas y otras no: los protagonistas tendrían voz.
La tecnología
El riesgo de no utilizar una tecnología acorde nos trae aparejada incertidumbre sobre hechos objetivos como el fuera de juego y la detección de goles. El protocolo mínimo a utilizar debería contar con 35 cámaras, de las cuales ocho permiten la grabación superlenta y cuatro, la ultralenta; dos cámaras destinadas a determinar el fuera de juego y dos cámaras adicionales, una detrás de cada portería. Recordemos las dudas que dejó el fuera de juego en Perú-Uruguay (a los charrúas les anularon tres goles) durante la Copa América por no tener una cámara en línea con el penúltimo defensor.
El concepto general para dejar de lado las polémicas es "Buscar el elefante que pasa por el campo y no preocuparse por las hormigas”.
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