El Barcelona no pudo con el Valencia por la vigésimo primera jornada de la liga española. El conjunto de Quique Setién cayó por 2-0 con dos tantos de Maxi Gómez aunque el encuentro podría haber terminado en goleada si no fuera por una medida que tomó el árbitro Gil Manzano que despertó la polémica.
A los 81 minutos, y con el partido prácticamente sentenciado, el equipo de Albert Celades tuvo un tiro de esquina a favor que ejecutó Carlos Soler y convirtió el defensor Gabriel Paulista de media tijera al palo más lejano de Ter Stegen.
A pesar de los gritos de gol del comentarista, el hispano-brasileño se llevó las manos a la cara al ver que el referí había cobrado falta sobre Sergio Busquets.
Las repeticiones se apoderaron de la transmisión mientras que Gil Manzano consultaba su decisión con el VAR. Fueron más de 40 segundos los que tardó en tomar una determinación, la cual sorprendió a todos los presentes en el Mestalla, así como también a los espectadores y comentaristas.
El árbitro levantó su brazo izquierdo y señaló la esquina izquierda, determinando que debía repetirse nuevamente el córner. Lejos de afirmar su primera observación de una falta sobre Busquets, o convalidar el gol que anteriormente había invalidado, el español optó por que se vuelva a ejecutar la jugada.
Ante la resolución, fue Gerard Piqué el que se mostró más molesto y desconcertado exigiéndole explicaciones hasta que, tras un largo discurso de Manzano, cedió a los cuestionamientos y acató la decisión. Para el juez, la falta había sido previa a la ejecución por lo que se debía repetir el accionar.
Antes de que se reanudara el partido, el árbitro volvió a establecer contacto con los asistentes de cabina en el VAR y volvió a confirmar lo que había anunciado. Soler ejecutó nuevamente el córner y el balón fue despejado por Piqué.
A pesar de lo sucedido en los minutos finales, el Valencia recuperó su mejor versión para derrotar al Barcelona por 2-0 y poner fin a una sequía de trece años sin ganar en Mestalla al cuadro catalán, que podría perder el liderato esta jornada en favor del Real Madrid.
A pesar de no contar con su capitán Dani Parejo y tras la mala imagen ofrecida en la Supercopa y la pasada jornada ante el Mallorca, el Valencia volvió a ser ese equipo aguerrido, solidario y con pegada. Firmó un partido excepcional en defensa y en ataque el uruguayo Maxi Gómez se erigió en el estilete que desangró al Barcelona.
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