El día más esperado en la vida de Zion Williamson finalmente llegó. A 91 días del comienzo de la temporada regular de la NBA, la estrella que se convirtió en tal sin haber disputado un minuto oficial con su equipo, los New Orleans Pelicans, tuvo su estreno en la liga más famosa del mundo del básquet.
En la antesala del comienzo de la temporada 2019/2020, Williamson participó en la Liga de Verano de Las Vegas y jugó varios encuentros de la pretemporada, hasta que pasó lo peor: un choque de rodillas con un rival le provocó una fuerte dolencia en su pierna izquierda y, luego de días de exámenes, la franquicia confirmó la peor noticia: el jugador de 19 años necesitó ser sometido a una operación para tratar el desgarro del menisco lateral derecho que sufrió.
El tiempo pasó y su regreso se estiró más de lo estipulado -en el inicio de la recuperación se estimó que volvería a jugar para fines de diciembre- porque los Pelicans se propusieron un tratamiento especial para Zion: lo reeducaron en la forma de cómo debe caminar y correr.
Después de las evaluaciones, el equipo definió que el estreno de Williamson sea el miércoles 22 de enero, en el partido que New Orleans debía disputar ante los San Antonio Spurs. La ciudad se preparó para recibir a su nuevo héroe, y el elegido en el puesto 1 del Draft de la NBA 2019, no defraudó. A pesar que su equipo cayó ante la franquicia texana por 121-117, la noche de Zion estuvo cargada de momentos que marcaron su primer paso en la NBA.
Alvin Gentry decidió poner a la joven estrella de titular. En sus primeros minutos de juego, en el primer cuarto, no anotó puntos. El público, que llenó el Smoothie King Arena, tuvo que esperar hasta el segundo parcial para ver la primera anotación oficial de Williamson en la NBA: cuando restaban poco más de 10 minutos de juego en el segundo cuarto, el gigante de 130 kilos tomó un rebote y definió debajo del aro. Es más, si contamos su actuación en los primeros tres parciales del encuentro, Zion estuvo en cancha 12 minutos, logró sólo cinco puntos y perdió el balón en cuatro ocasiones.
Pero como si Zion fuese el directo de la película, el número 1 de los Pelicans se guardó lo mejor para el final del duelo entre New Orleans y los Spurs. De nuevo en la cancha para el cuarto decisivo, Williamson ayudó a su equipo con 17 puntos consecutivos, de los cuales 12 fueron gracias a cuatro triples en cuatro intentos desde los 7.25 metros.
Así fue que, en poco más de tres minutos -la racha se estiró desde cuando restan 9.19 a 6.16 minutos-, el jugador nacido en Carolina del Norte mostró una habilidad poco conocida, porque no es un especialista en disparos de larga distancia. Es más, en su breve paso por el básquet universitario con la Universidad de Duke -sólo jugó una temporada en uno de los programas más reconocidos de los Estados Unidos-, sólo había logrado encestar tres triples.
Tras ese ingreso furioso en el cuarto período, y atendiendo a las prescripciones médicas del equipo, el entrenador de los Pelicans sacó a Williamson y no lo volvió a poner en los minutos finales del encuentro, lo que generó una charla en el banco entre los protagonistas. Mientras Gentry le aclaró que no lo podía devolver a la cancha, Zion le mencionó una frase que marcó su debut en la NBA: “Entrenador, puedo ganar el juego para el equipo. Déjeme entrar”, expresó el alero.
Zion concluyó la noche, su primera en la historia de la liga, con 22 puntos en 18 minutos y dejó varios registros para los libros: se convirtió en el primer jugador en anotar los cuatro triples que intentó en su primer partido en la NBA y en el que más puntos convirtió con menos de 20 minutos en cancha en su incursión en la liga estadounidense.
"Cuando no puedes moverte ni hacer movimientos explosivos durante un tiempo, lo único que puedes hacer es tirar. Supongo que este partido es el resultado de eso. De todas maneras lo único en lo que pensaba era en ganar”, mencionó Williamson en el contacto con la prensa tras haber dado sus primeros pasos en la NBA. Ahora, será el turno de ganar ritmo de juego y empezar a demostrar en el parquet todo lo bueno que se espera de él.
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