La historia marca que Diego Maradona terminó de consagrarse como el mejor futbolista del planeta después de ganar el Mundial de México 1986. En aquellos tiempos, el fútbol comenzó a trascender fronteras y, gracias a la globalización, se expandió a rincones donde la disciplina no tenía tanta trascendencia.
Fue así que a mediados de la década del 80, con 15 años, Kazuyoshi Miura se mudó de su Japón natal con destino a Brasil para probar suerte en uno de los países con mayor tradición futbolera del mundo. Una vez que llegó a San Pablo -en dicha ciudad se instaló una gran comunidad japonesa después de la Segunda Guerra Mundial- se probó el modesto Club Atlético Juventus. Allí jugó durante cuatro años y en el 86 firmó su primer contrato como profesional con el histórico Santos, de Pelé.
Desde aquella primera experiencia, a miles de kilómetros de distancia de su país, ya pasaron 34 años. También cinco décadas diferentes en las que Miura nunca dejó de jugar al fútbol. Es más, una vez que decidió volver a Japón, su regreso se convirtió en una revolución para la disciplina en Asia.
Ahora, próximo a cumplir 53 años -los festejará el próximo 26 de febrero-, este jugador que sirvió de inspiración para la creación del personaje de Oliver Atom en la reconocida serie de dibujos animados japonesa llamada “Supercampeones”, anunció que seguirá jugando al fútbol.
Desde 2006, Miura es parte del plantel profesional del Yokohama FC, una de las instituciones de mayor tradición en Japón, que le renovó el contrato para que sea parte de la plantilla durante todo el 2020. De esta manera, el delantero asiático se transformó en el futbolista más longevo del mundo en actividad, además de ostentar el récord por ser el más veterano que todavía juega en una categoría profesional del fútbol mundial.
El recorrido de esta personalidad del deporte japonés ha sido extenso: tras militar en el Santos, Palmeiras, Clube de Regatas, EC XV de Novembro, Coritiba y de nuevo en el club paulista -todos del fútbol brasileño-, volvió a Japón a principios de la década del 90 para jugar en el Verdy Kawasaki. Así fue que, de la mano de Saburo Kawabuchi -uno de los grandes impulsores de la profesionalización del fútbol nipón y un histórico deportista del país-, Miura fue decisivo para darle un marco competente a la liga local.
Gracias a su figura y sus goles -se convirtió en el goleador de uno de los equipos más populares del país-, Kazuyoshi Miura fue la cara del seleccionado nacional que no consiguió la clasificación al Mundial de Estados Unidos 94 -anotó 13 goles en 13 partidos en las eliminatorias- y que finalmente logró para la Copa del Mundo de Francia 1998 -marcó 12 tantos en la misma cantidad de encuentros disputados en la clasificatoria-. A pesar de su influencia en el equipo, el por entonces entrenador de Japón, Takeshi Okada, no lo convocó para disputar el máximo torneo de selecciones.
Con un paso fugaz por el Genoa y el Dinamo Zagreb, en Europa, sumado a jugar algunos meses del 2005 en el Sídney FC, de Australia, los caminos de Miura con el fútbol de su país se volvieron a juntar hace 14 años. Allí sigue militando con la camiseta del Yokohama a los 52 años y lo hará por, al menos, una temporada más.
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