Con suerte diversa, desde etapas gloriosas como la de Josep Guardiola entre 2008 y 2012, el Fútbol Club Barcelona tuvo diez entrenadores en sus planteles desde que en 2003 destituyera por última vez, antes de finalizar una temporada, al holandés Louis Van Gaal, para volver a hacerlo ahora con Ernesto Valverde y anunciar la contratación de Quique Setién.
En el camino, el Barcelona pasó a ser, por momentos, el símbolo del club que mejor jugaba al fútbol en el mundo, atravesó una profunda crisis con la salida de su presidente Sandro Rosell, involucrado en casos de corrupción y la prematura muerte del entrenador Tito Vilanova, por un cáncer en la glándula parótida. Pareció recuperarse con la llegada de Luis Enrique, pero debió enfrentarse con la presión que significó que su máximo rival, el Real Madrid, ganara nada menos que cuatro Champions Leagues entre 2014 y 2018, en tiempos de Lionel Messi.
El 29 de enero de 2003, el entonces presidente Joan Gaspart, -criticado duramente por los medios tras haber heredado el cargo luego de un cuarto de siglo de Josep Luis Núñez como mandatario azulgrana- se despedía del holandés Van Gaal, al que le había comunicado su cese minutos antes, con un abrazo que el entrenador casi esquivaba, con el rostro enrojecido y casi llorando.
Van Gaal manifestaba entonces que se iba “por el bien del Barca, que está por encima de las personas”, mientras Gaspart decía que no iba a renunciar porque no es “de los que abandonan el barco. No es día de hablar de eso, pero ya he vivido once situaciones así, y aquí estoy”.
El Barcelona tenía problemas económicos y además, corría el riesgo de un litigio con Van Gaal, que ya en 2000, en el anterior despido de su primera etapa en el club, había renunciado a dos años de ficha y esta vez, a un millón de euros, para cobrar cinco en vez de los seis previstos. El estudio de abogados que hizo el arreglo tenía a las dos partes como clientes: Van Gaal y el director general del Barcelona, Javier Pérez Farguell.
La crisis institucional del Barcelona había arrastrado a Van Gaal, quien aparecía en los programas de TV representando con un ladrillo en vez de su rostro, y quien, enojado en las conferencias de prensa, solía responder a las preguntas con un “tú, siempre negatifo, nunca positifo”, con acento holandés. Y así como en su salida anterior, el presidente Núñez acabó yéndose también, ahora parecía suceder lo mismo con Gaspart. Se le cuestionaban, además de los resultados, las salidas de Rivaldo, Sergi y Abelardo y el despilfarro de 200 millones de euros en contrataciones.
En el único partido con Toño de la Cruz se vio un Barcelona desmotivado y en transición, y que tenía en el equipo a Bonano al arco, Puyol de lateral derecho, De Boer y Reiziger atrás, Xavi y Riquelme en el medio, y Overmars arriba, y que perdió 3-0 en el Vicente Calderón ante el Atlético Madrid, con goles de Torres, Emerson y Luis García. Le gritaban desde las tribunas “A Segunda, Oé, a Segunda, oé”. En el Atlético jugaron “el Mono” Burgos y Fabricio Coloccini.
Sin muchas chances de continuidad para el nuevo entrenador, porque en el club estaban previstas las elecciones presidenciales de mediados de año y en las que el oficialismo no iba a presentarse, la junta directiva se decidió por la experiencia del serbio Radomir Antic, quien ya había dirigido al Real Madrid y al Atlético Madrid, con el que obtuvo el “doblete” en la temporada 1995/96 (Liga y Copa del Rey). El contrato tenía el incentivo de una renovación por un año si en ese semestre conseguía clasificar al equipo para la Champions League siguiente. El otro candidato era César Luis Menotti, quien ya había sido DT de los azulgrana entre 1982 y 1984, en tiempos de Diego Maradona.
Finalmente, el Barcelona logró clasificarse a la Copa de la UEFA (actual Europa League) y la nueva dirigencia que acababa de ganar las elecciones, encabezada por Joan Laporta, decidía no renovarle a Antic, pese a la evidente levantada del equipo, y apostar por el holandés Frank Rijkaard de una vasta trayectoria como jugador, pero que como entrenador había descendido a Segunda con el Sparta de Rotterdam y llegó hasta semifinales de la Eurocopa 2000 con la selección naranja.
Antic había tratado de seguir hasta el final. Había transitado una dura etapa con la transición dirigencial porque el presidente Gaspart acabó yéndose y todo quedó en manos de un mandatario de transición, Eric Reyna. “Sabemos lo difícil que fue llegar a Europa y pareció que no habíamos hecho nada”, dijo, entre lamentos.
“Me gusta la presión porque quiere decir que tenemos un grupo con jugadores fuertes. Estoy muy contento porque tenemos la misma filosofía", dijo Rijkaard cuando fue presentado por Laporta, y aunque había algunas dudas sobre su capacidad, llegaba acompañado de un ayudante serio como su compatriota Henk Ten Cate. Llegaban ambos en un tiempo complicado para el Barcelona, con cuatro años sin títulos, aunque al mismo tiempo, con una buena sintonía con otro ilustre holandés, Johan Cruyff, presidente honorario del club.
A Rijkaard le tocaría el inicio de los tiempos gloriosos del Barcelona. Fue cambiando su juego, cada vez más preciosista, con un muy buen manejo de un vestuario complicado (con dos grupos, uno liderado por Ronaldinho y otro, por el camerunés Samuel Eto’o), y supo conducir la aparición de un adolescente Lionel Messi, quien debutó en esta etapa.
Tras obtener la segunda Champions League de la historia del club en París ante el Arsenal en 2006, después de 14 años de la primera, el plantel comenzó a relajarse y la dirigencia observó que tras una mala temporada 2007/08, era el momento de cambiar, otorgarle el liderazgo a Messi, y alejar a varios de los brasileños (especialmente Deco y Ronaldinho), y prescindió de Rikjaard, quien ganó dos Ligas, dos Supercopas de España y una Champions League en esta etapa.
El presidente del Barcelona dijo entonces que el final de este ciclo llegaba “en gran parte” por su propia culpa “por no haber tomado las decisiones que hubieran corregido, quizá, el rumbo de los acontecimientos”. Además que apostar por la continuidad del DT tras el fracaso de la pasada temporada “no ha funcionado”, pero que tampoco los jugadores “han respondido a las expectativas ni al entrenador”. Por último, que Rikjaard “hizo historia en el club” y que aunque le quedaba un año de contrato, “acató la decisión de que no continuaría de forma elegante y con mucho sentimiento”.
El 8 de mayo de 2008 asumía como entrenador Josep Guardiola, quien había conseguido un año antes, en su primera experiencia como DT, ascender con un juego muy atildado desde la tercera a la Segunda B con el Barcelona B. Se trataba de una ex estrella del club como jugador y considerado “hijo futbolístico” de Cruyff. Finalmente la comisión directiva se había volcado hacia él en la puja con el otro candidato, el portugués José Mourinho, ex ayudante de campo del inglés Bobby Robson en los años noventa.
En la presentación, el presidente Laporta afirmó que con Pep era “la continuidad del ideario futbolístico que nos ha llevado a los éxitos” y que “tiene los conocimientos, la ilusión, la autoconfianza y la estimación del club necesaria para triunfar”.
Con Guardiola, el Barcelona se transformó en una máquina de triunfar pero además, con un fútbol excelso que para muchos, representa el del mejor equipo de clubes de la historia, con un Messi esplendoroso, acompañado por la creatividad de Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Los tres llegaron a integrar la terna por el Balón de oro de la FIFA al mejor jugador del mundo del año.
El Barcelona consiguió entre 2008 y 2012, los años de Guardiola en el banco, 14 títulos: 2 Copas del Rey, 3 Ligas, 3 Supercopas de España, 2 Champions, 2 Supercopa de Europa, y 2 Mundiales de Clubes.
El 27 de abril de 2012, cuando Guardiola comunicó que se marchaba al final de la temporada, muchos jugadores aparecieron llorando y Messi no quiso participar. “Me voy con la satisfacción del deber bien hecho”, afirmó.
“Al final de diciembre comuniqué que el final de mi etapa estaba muy presente pero no pude decírselo a mis jugadores. Mi adiós lo tenía decidido hacía mucho tiempo. Pero no tengais miedo porque el que me suceda estará más que capacitado para hacer esta labor”, indicó, acompañado del ahora presidente Sandro Rosell y del director deportivo Andoni Zubizarreta.
Rosell agradeció al DT por “perfeccionar un modelo futbolístico. El agradecimiento será eterno para el mejor entrenador de la historia del club”. Guardiola comentó entonces que “me he vaciado y necesito llenarme. Siempre he querido contratos muy cortos porque la exigencia como entrenador del Barcelona es muy grande. No hay que olvidar que entreno en mi casa y eso es un plus añadido. Cuatro años como entrenador del Barcelona es una eternidad”.
Rosell anunciaba, al mismo tiempo, que su sucesor sería su hasta entonces ayudante, Tito Vilanova. “De Tito me espero lo mejor. El club ha acertado de pleno. Seguro que lo hace bien. Sabe cómo hemos funcionado y teníamos ideas conjuntas. Creo que le dará a este club algo que yo ya no podía darle”, señaló Guardiola, y contó que Vilanova le pidió consejo: “si te sientes con fuerza, tira. Todos los entrenadores del mundo desearían esto”, le dijo, pero aclaró que “en todo caso, la decisión sobre la apuesta del club por Vilanova es de Zubizarreta, no mía”.
Por su parte, Zubizarreta aclaraba que Vilanova “ha sido el elegido porque garantiza la continuidad de un estilo, de una forma de entender el proyecto”, pero apenas 15 meses después, dejaba el cargo tras dos recaídas para someterse a un tratamiento “incompatible” con la posibilidad de entrenar, según anunció Rosell (se le había detectado un tumor en la glándula parótida), y confirmó su salida tras saber de resultados desfavorables en sus exámenes, y dos meses después de que el Barcelona ganara la Liga con meritorios cien puntos aunque muchos partidos los dirigió a la distancia desde Nueva York, donde se estaba tratando. “Es un golpe duro”, dijo Rosell. Ya desde el 19 de diciembre de 2012, Vilanova debió dejarle el cargo a su ayudante, Jordi Roura, para poder tratarse en Nueva York, y el plantel lo sintió, y fue derrotado categóricamente por el Bayern Munich en la Champions League.
El 23 de julio de 2013, para la nueva temporada, fue presentado Gerardo “Tata” Martino como nuevo entrenador, acompañado por el nuevo presidente Josep María Bartomeu, quien reemplazaba al renunciante Rosell, quien había tenido que dejar el cargo por cuestiones relacionadas a la corrupción vinculadas a la contratación de Neymar.
Martino tomó al equipo en medio de varias convulsiones, como la institucional, y posteriormente, la noticia del fallecimiento de Vilanova el 25 de abril de 2014. Si bien tuvo un buen comienzo, con la obtención de la Supercopa de España, el argentino intentó algunos cambios tácticos que no fueron bien recibidos por la prensa y el entorno “culé”, que le cuestionó, por ejemplo, el haber perdido el porcentaje de posesión de pelota ante el Rayo Vallecano (52 por ciento contra 48) en un partido que el Barcelona se impuso por cuatro goles de diferencia.
Si bien peleó hasta el final por el título de Liga, lo acabó perdiendo al empatar como local en la última fecha ante el campeón, Atlético Madrid, y también cayó en la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid, lo que marcó la salida del entrenador al finalizar la temporada, aunque las versiones indicaban que nunca se sintió cómodo y que ya quería marcharse antes de fin de 2013.
Inmediatamente a la salida de Martino, el Barcelona anunció la contratación de Luis Enrique, de buena sintonía con Guardiola, y de aceptables campañas en la Roma y el Celta de Vigo. Ídolo del club, fue presentado el 19 de mayo de 2014, y aunque tuvo un duro comienzo por choques con el vestuario, la relación se fue acomodando, y en especial fue muy fructífera la primera temporada, en la que acabó ganando la Champions League y luego, el Mundial de Clubes, a River Plate en la final, lo que a su vez marcó el retiro de Xavi.
Si bien en las tres temporadas de Luis Enrique, el Barcelona ganó nueve títulos (2 Ligas, 3 Copas del Rey, 1 Supercopa de España, 1 Champions y 1 Mundial de Clubes), el equipo fue de mayor a menor, con el desgaste de jugadores que llevaban ya muchos años en el club como Iniesta o Sergio Busquets, y ya aquel estilo inicial de Rikjaard y Guardiola se iba desdibujando. El 2 de marzo de 2017, anunció su salida para fin de temporada, aduciendo que su trabajo no le daba descanso.
El 29 de mayo de 2017 fue anunciado entonces Ernesto Valverde, ex jugador del club y de buen paso por el español y el Athletic de Bilbao, como nuevo entrenador, por su muy buena relación con el entonces director deportivo, Robert Fernández. Inclinado a los libros y especialmente a su gran pasión, la fotografía y excursiones en bicicleta, se lo describía con simpleza desde el Athletic, su club anterior: “Es un tío normal y eso es todo un elogio”.
Apreciado en el vestuario y defendido por los jugadores de mayor peso como Messi o Gerard Piqué, en las tres temporadas, el equipo tuvo vaivenes en el juego, aunque nunca mostró gran solidez y sintió especialmente la salida de Iniesta. Aunque ganó cuatro títulos (2 Ligas, 1 Copa del Rey y 1 Supercopa de España), quedó una sensación de vacío tras sufrir dos fuertes remontadas en dos Champions Leagues consecutivas, en 2018 ante la Roma, cuando tras ganar 4-1 de local cayó 3-0 de visitante por los cuartos de final, y ante el Liverpool en 2019, cuando tras vencer 3-0 en el Camp Nou cayó por un rotundo 4-0 en Anfield.
Tras perder la final de la Copa del Rey ante el Valencia, días más tarde, parecía que se terminaba allí el ciclo del “Txingurri” (hormiga, en vasco), como se le apoda, pero la comisión directiva lo sostuvo hasta que la semana pasada cayó en Arabia Saudita en semifinales ante el Atlético Madrid por la Supercopa de España, siendo el primer destituido desde 2003, antes de finalizar la temporada.
Ahora es el turno de Quique Setién, de 61 años (nació el 27 de septiembre de 1958 en Santander), con contrato hasta el 30 de junio de 2022, y que dirigiera antes al Racing, Poli Ejido, Logroñés, Lugo, Las Palmas y Betis, con el que llegó a semifinales de la Copa del Rey en 2019, y que dice sostener los mismos preceptos históricos del Barcelona.
SEGUÍ LEYENDO: