Continúa la batalla entre el Barcelona y el PSG por la estrella brasileña Neymar. Durante el período de transferencias de junio, el delantero paulista fue protagonista de la novela más interesante del año después de que el propio futbolista diera a conocer su intención de abandonar el club parisino.
Tal como explicó la directiva culé una vez que finalizó dicha ventana de fichajes, las pretensiones económicas de Nasser Al-Khelaïfi complicaron la situación y el ex Santos permaneció en el Parque de los príncipes ganándose el abucheo de la afición en cada presentación.
Para este 2020 el conjunto azulgrana volverá a la carga por el brasileño, según indicaron los medios españoles. Sin embargo, a diferencia del año anterior, existe una cláusula reglamentaria en la que el jugador podría apoyarse para forzar su salida.
No será sencillo, aseguraron desde España, ya que hay muchos condicionantes. Pero Neymar podría recalar en Barcelona a partir del próximo 30 de junio si hiciera efectiva la cláusula del “período protegido” que aparece en el “Reglamento para el Estatuto y la Tranferencia de la FIFA”.
Esta cláusula le permite al jugador desvincularse del club sin que éste pueda hacer algo basándose en dos hipótesis para romper el contrato.
La primera, y que está prácticamente descartada, es la de finalizar unilaterlamente el acuerdo por una “causa deportiva justa”. Según el reglamento, ésta podría activarse si el futbolista en cuestión jugara menos del 10% de los minutos oficiales. No sería el caso de Neymar, que tras volver de su lesión en noviembre es titular indiscutido para Thomas Tuchel.
La segunda, y por la que podría inclinarse la estrella brasileña, es la contraria: “sin causa deportiva justa”, en la que el futbolista podría romper lazos con el PSG a pesar de ser una pieza importante dentro del club a cambio de una millonaria indemnización económica.
Ésta opción podría activarse a partir de junio ya que el futbolista cumplira tres años dentro de la institución parisina desde el momento de su firma (período establecido en el reglamento).
La propia FIFA será la encargada de fijar la suma de dinero que tendría que abonar el jugador al club para romper su vínculo. El monto, además, no puede ser abonado por un tercero. Sin embargo, hay una posibilidad de que su nuevo club lo haga de forma “solidaria y conjuntamente”.
Una vía que deja al equipo parisino sin recursos para “combatir”, aunque existe un apartado en el que se detalla que ningún agente, club o tercero puede influir en la decisión del deportista y que si se comprobara eso, la entidad podría recibir sanciones económicas y prohibiciones de fichar a futuro.
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