Este viernes, Julio César Chávez Jr. se enfrentó a Daniel Jacobs en el Talking Stick Resort Arena, casa de los Phoenix Suns en Arizona. En una noche llena de nocauts, el mexicano perdió por la vía del cloroformo contra el estadounidense.
“El Hijo de la Leyenda” se subió al cuadrilátero para resarcir una deuda con los aficionados al boxeo mexicano, con su histórico padre y hasta con él mismo. Después de varios años de escándalos, el experimentado pugilista intentó revertir todas las críticas negativas hacia su carrera.
Con más análisis sobre sus escándalos, el mexicano se presentó en la arena con una licencia sobre la hora y un sobrepeso de casi cinco libras. Con sus 33 años, Chávez tiene un récord de 51 victorias, tres derrotas y un empate.
En cambio, el estadounidense llegó a con la esperanza de demostrar que aún tiene potencial para conseguir grandes peleas y conseguir títulos. Con un récord de 35 peleas ganadas, 29 de ellas por la vía del cloroformo y sólo tres encuentros perdidos, el peleador de 32 años buscó mostrar que sus puños son todavía poderosos.
La noche de los nocauts
Con arena llena, la noche empezó atípica con tres nocauts en el primer round. Reshat Mati, Maurice Hooker y Raymond Ford usaron la vía rápida para llevarse la victoria de sus respectivos combates.
Por último, antes de la pelea estelar, Julio César “Rey” Martínez se enfrentó a Cristofer Rosales por el título Mosca del Consejo Mundial de Boxeo. Los dos peleadores mostraron los guantes desde el primer asalto y dieron una gran pelea digna de campeonato, que se llevó la victoria Rey Martínez por nocaut en el round nueve.
El momento esperado llegó y la Talking Stick Resort Arena se oscureció para anunciar el inicio de la pelea estelar. Luego, una canción del ídolo Vicente Fernández sonó para presentar al “Hijo de la Leyenda”.
Julio salió al encordado con un nuevo look que sorprendió a propios y a extraños. El peleador azteca caminó hacia el ring con una cabellera corta, pintada de rubio y azul, así como con un poncho tricolor mexicano y un pantaloncillo azul.
En cambio, entre abucheos, Daniel salió por el pasillo confiado y con lentitud, disfrutando de los minutos previos a la pelea. Lució una atuendo totalmente blanco, con una bata que sobresalía por una imagen des alas blancas en las espalda del boxeador estadounidense.
En el primer episodio, ambos peleadores se estudiaron y soltaron pocos golpes, aunque Chávez fue quien propuso marcando la pauta del combate. El sinaloense dirigió su contrincante por toda la lona, embocándolo contra las cuerdas, pero sin conectar de manera constante.
El segundo asalto fue más parejo. Ambos se contuvieron con sus golpes y se mantuvieron el ecuador del encordado, mientras el gran campeón mexicano le gritaba a su hijo que soltara más combinaciones de izquierda y derecha.
Jacobs se repuso en el tercer capítulo, pero tampoco fue insistente con sus combinaciones. Sin embargo, la tensión se notaba entre las cuerdas, pues, tras varios abrazos, ambos combatientes se calentaron, pero terminó con el cantar de la campana.
Chávez intentó recomponer el camino, llevando a su rival a las esquinas. En los últimos 15 segundos, ambos se olvidaron de las formas y soltaron sin discreción sus puños, aunque el del pantaloncillo blanco conectó más veces contra la humanidad de Julio.
El quinto asalto fue el definitivo. Aunque Junior salió con inteligencia y dominó este episodio, el referí Wes Meton terminó con la pelea después de que sonó la campana. La esquina del mexicano decidió no continuar con el combate por una fractura nasal.
El público molesto empezó a lanzar objetos hacia el cuadrilátero, además de que hubo varias peleas entre los asistentes. Integrantes del cuerpo de seguridad del estadio tuvieron que intervenir y escoltar a ambos peleadores a sus respectivos vestidores.
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