El reloj había empezado a recorrer los primeros segundos de los cinco minutos de descuento que adicionó el árbitro en la final del Mundial de Clubes entre Liverpool y Flamengo. El duelo estaba empatado sin goles y parecía que el alargue era inexorable. Hasta que llegó el momento crítico de la jornada: Sadio Mané quedó mano a mano contra Diego Alves, Rafinha se lanzó al piso para evitar el remate y el disparo del africano se fue desviado. El juez Abdulrahman Al Jassim no dudó y pitó el penal.
Sin embargo, por intermedio del comunicador le avisaron que la maniobra estaba siendo visualizada desde la Asistencia Arbitral por Video (VAR). Luego de casi un minuto, lo llamaron a la pantalla para rever su decisión. El árbitro qatarí debió revisar cuadro por cuadro la jugada para analizar si el defensor brasileño había tenido contacto con Mané.
Luego de un extensor análisis, realizó el gesto de la pantalla y decidió anular su propia determinación porque consideró que no existió un contacto entre los jugadores. La determinación de dar marcha atrás con la sanción de la pena máxima fue correcta porque no hubo contacto entre los deportistas.
Mané, que había quedado mano a mano tras un excelente pase filtrado de Roberto Firmino, tiró su disparo muy lejos de los tres palos y esa parábola del balón pudo haber generado la equivocación del juez Al Jassim. El VAR, que estuvo a cargo del español Juan Martínez Munuera, corrigió lo que hubiese podido ser la derrota del Flamengo de un modo injusto.
El encuentro finalizó con un empate 0-0 en los 90 minutos y debió estirarse a la prórroga. Allí, apareció Firmino a los 9 minutos del primer tiempo suplementario para terminar una brillante contra del combinado inglés: recibió el pase de Mané dentro del área, gambeteó al arquero Alves y definió ante un arco vacío para darle el título a su club.
Liverpool logró ser campeón del mundo a nivel clubes por primera vez en su historia y luego de caer en tres finales previamente. En 1981 había sido derrotado por Flamengo en el Estadio Olímpico de Tokio. En esa misma cancha perdió en 1984 contra Independiente de Avellaneda por 1-0. Por entonces, era la Copa Intercontinental que enfrentaba al campeón de la Copa Libertadores contra el dueño de la Champions League. La última oportunidad la había desperdiciado en el 2005, ya bajo el formato de Mundial de Clubes: San Pablo se impuso 1-0 en la final que se celebró en el Estadio Internacional de Yokohama.
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