Tras casi nueve meses de consagrarse campeón, Vasily Kamotsky perdió su primera batalla de bofetadas durante un torneo celebrado esta semana en Rusia, su tierra natal. El vencedor fue su compatriota Vyacheslav Zezulya.
La modalidad fue similar a la de siempre. Dos hombres se enfrentan con una mesa de por medio, y las bofetadas se dan por turnos, primero uno y luego el otro, hasta que uno de los dos termina abandonando, o bien un médico decide finalizar la pelea, como en el boxeo.
Kamotsky hizo los honores y comenzó con un fuerte derechazo al rostro que movió a su rival, pero no fue lo suficientemente fuerte como para vencerlo. La venganza de Zezulya fue letal, el derechazo del pelado dejó al campeón tambaleando y sosteniéndose con la ayuda de un asistente.
No fue necesario continuar, el invicto se acabó en ese golpe. Incluso, Kamotsky fue uno de los hombres que ayudó al ex campeón a bajar del escenario. Luego, ambos se quedaron dialogando, y analizaron lo sucedido.
“Me dio un buen golpe, me gustó. Creo que podría haber seguido, pero me sacaron de allí. Y yo solo le pegué con un 25% de mi potencia...”, reconoció Kamotsky tras el combate.
Vasily Kamotsky se había llevado el trofeo de campeón de bofetadas en el torneo que se celebró en marzo en Krasnoyarsk, en el marco de el festival de fisicoculturismo Siberian Power Show. Más allá del evento principal, en el que los concursantes presumían sus cuerpos, varios aficionados se animaron a participar de este y de otros concursos.
“Yo en realidad fui para ver el espectáculo, pero mis amigos me aconsejaron que participara, y me lancé”, explicó el hombre de 28 años que trabaja en una granja en Serbia. Lo curioso es que Pelmen, como lo apodan sus amigos, no se había preparado para participar: “Hace mucho que dejé de ir al gimnasio, y no manejo ninguna técnica de golpes”, explicó en aquel entonces en diálogo con El País.
Este torneo es el segundo que se organiza en Rusia, el primero fue el año pasado en Moscú, y Denís Kiyutsin, organizador del evento, explicó que la idea la tomaron de los Estados Unidos: "Cuando planificamos el festival pensamos crear un escenario un poco más divertido, y se nos ocurrió el concurso de tortazos. Escribimos las reglas, había jueces, todo fue muy bien".
Desde entonces su popularidad ha crecido, sobre todo en Rusia, en donde podría convertirse en un deporte profesional.
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