Diminuto, aunque poderoso. Camina como uno más por los boxes, pero lo saluda todo el mundo. Ingresa sin reparos al garage de Ferrari o al de cualquier otro equipo. Bernard Charles Ecclestone se siente como en casa. Es que la Fórmula 1 es el lugar que supo comandar durante más de tres décadas. A sus 89 años el magnate inglés ya no conduce el gran circo, pero su presencia no pasa desapercibida. Conoce la categoría como nadie y en el último Gran Premio de Brasil, Infobae pudo conversar con él.
Nació el 28 de octubre de 1930 en Bungay, una pequeña localidad de 5.000 habitantes dentro del condado de Suffolk, al sur de Inglaterra. De origen humilde, hijo de un pescador y de una ama de casa, desde muy joven tuvo una visión comercial. Mientras Europa se reconstruía terminada la Segunda Guerra Mundial, a los 16 años dejó los estudios y se puso a trabajar en una fábrica local de gas para poder comprarse su primera moto. Generó unos ahorros y más tarde con junto a su amigo Fred Compton, formaron Compton & Ecclestone, una empresa que se dedicaba a vender autos y motos.
Los negocios le gustaban. Pero su pasión era el automovilismo. Intentó ser piloto y tuvo breves participaciones en Fórmula 3 en 1949 a bordo de un Cooper MK V con el que sufrió un fuerte accidente en el circuito inglés de Brands Hatch, donde su auto voló y terminó en el estacionamiento. En 1957 (con 27 años) compró su primer equipo de F-1, el Connaught Engineering. Con uno de sus coches intentó clasificarse para largar los Grandes Premios de Mónaco y Gran Bretaña en 1958, pero no pudo redondear un tiempo y quedó afuera de ambas carreras. Asumió que estar al volante no era lo suyo. Fue práctico al admitir sus limitaciones como corredor. Aunque supo reinventarse para seguir en el ambiente. Su determinación por mantenerse vinculado a la actividad lo llevó a ser manager y en 1970 llegó a representar nada menos que al austríaco Jochen Rindt, el único campeón post mortem de la F-1.
Luego con su amigo Max Mosley, fundador de la escudería March y ex presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), en 1974 fueron los artífices de la Asociación de Constructores de la Fórmula 1 (FOCA por su sigla en inglés), que era la agrupación de los equipos y que Bernie lideró a partir de 1978. Se enfrentaron a la FIA por los premios y los derechos de televisión. Desde 1981 con el Pacto de la Concordia logró que la FOCA negocie los contratos de televisión. A esa altura si bien no había ningún título formal, en lo fáctico Ecclestone ya era el que mandaba. Pero fue por más y en 1988 fundó Formula One Management (FOM), la firma que hoy maneja los derechos comerciales de la Máxima. Ratificó que era amo y señor. El resto es historia conocida.
Nunca lo inhibió su altura de 1,58 metros. Es muy carismático. A diferencia de su sucesor en el cargo de director ejecutivo de la Máxima, el irlandés Chase Carey, Ecclestone siempre se brindó con la prensa. En los boxes paulistas de Interlagos no hubo excepción y accedió al pedido de este medio, aunque aclaró “por favor, no muchas preguntas”.
-¿Extraña estar al mando de la Fórmula 1?
-No porque se cumplió una etapa. En 2020 la F-1 cumple 70 años y yo le dediqué mi vida: desde los 20 años que estoy en este ambiente y estuve a cargo por más de 30.
-¿Qué piensa hoy de la categoría?
-Hay grandes carreras con buenos competidores. La categoría está fuerte y sigue sumando su público. Los autódromos se llenan y por ejemplo acá en Brasil con más de 70.000 personas siendo el segundo año sin un piloto brasileño.
-¿Y los cambios pactados para 2021?
-Es un nuevo camino. Espero que los cambios que quieren introducir, más allá de traer mejores carreras, logren que el público siga teniendo expectativa por la F-1. La gente es lo más importante. La clave será que los fanáticos acepten esos cambios y hasta no ver los nuevos autos en pista será muy complicado.
Hoy Ecclestone tiene el rol de “Presidente Honorífico de la Fórmula 1”, de parte de Liberty Media, la empresa de capitales estadounidenses que en 2016 compró las acciones de FOM y ahora está a cargo. Según el medio alemán “Auto, Motor und Sport”, la operación habría sido por 8.500 millones de dólares con deudas incluidas. Pero Bernie no se queda atrás con los negocios y su tercer matrimonio que contrajo con Fabiana Flosi (45 años menor) no es el único vínculo que lo une a Brasil. Acaba de comprar una empresa del vecino país que produce café y que en los VIP de los boxes de Interlagos tuvo su lugar. La revista Forbes informó que el británico tiene una fortuna estimada en 4.200 millones de dólares y es la cuarta persona más rica en el Reino Unido.
-¿Qué le parece el manejo de Liberty Media?
-Veo una buena conducción a pesar de que hay cosas con las que no estoy de acuerdo como mantener estos motores (híbridos), pero ya fue una decisión tomada hace años por la FIA y en mis últimos tiempos. De cualquier forma, la F-1 tiene futuro más allá de quién la maneje.
-¿Quién es el mejor piloto de la actualidad?
-Es muy difícil. A pesar de no estar en su mejor nivel, quiero decir que lo apoyo a Sebastian Vettel. No por nada ganó cuatro campeonatos. Lewis Hamilton está en el mejor equipo, es cierto, pero fue muy merecido su sexto título. Se destaca más allá del buen auto que tiene.
-¿Hamilton podrá superar a Schumacher en cantidad de títulos?
-Es posible que lo iguale en 2020, pero lo que ocurra en 2021 es una verdadera incógnita.
Bernie echa de menos aquellos años en la Argentina. Tiene un cariño especial por nuestro país ya que los patrocinantes estatales que acompañaban a Carlos Alberto Reutemann, le permitieron llegar a la Máxima en 1972 en el equipo Brabham que era de Ecclestone, quien lo habría comprado por 120.000 dólares y vendido a la FOCA en 5.000.000. Ahí nació una gran relación con Lole que se extiende hasta estos días. En la escudería británica fue en la que más tiempo corrió en la Máxima con cuatro años y 12 carreras. Además de ser la escuadra con la que debutó (con pole positions incluida) en el Autódromo de Buenos Aires Oscar y Juan Gálvez hace casi 48 años, fue con la que logró el primero de sus 12 triunfos en F-1, en Sudáfrica, en 1974.
-¿Qué recuerda de las carreras en la Argentina?
-Tengo muchos muy buenos recuerdos de la Argentina. Siempre me trataron bien. Su público mostraba mucho fervor y las tribunas estaban siempre llenas. Fue un honor haber tenido a Carlos (Reutemann) en el equipo y que haya debutado con nosotros. Era un gran piloto. Vi pocos como él a la hora de poner a punto un auto.
-¿Por qué Reutemann no fue campeón?
-Es complicado responder eso. Aparte del de 1981 ¿cuántos campeonatos se definieron por un punto de diferencia?
-El de 1976, James Hunt sobre Niki Lauda, o en 2008 entre Lewis Hamilton y Felipe Massa.
-Usted se da cuenta que es muy difícil encontrar una definición tan cerrada. Un punto a lo largo de un todo un año no es nada. Como si dos pilotos tuvieron el mismo mérito. Carlos estaba listo para ser campeón. Tenía agallas. Es cierto que no logró título, pero luego de haber llegado puntero de un campeonato durante casi toda una temporada y no conseguirlo en la última carrera por una mínima diferencia, quiere decir que corrió como un campeón.
-Si bien no está a cargo ¿piensa que la F-1 podría volver algún día a la Argentina?
-Siempre es difícil el tema de la Argentina por razones económicas. Pero aún así si volviera la F-1 a su país habría que ver si se puede mantener el evento. Siempre quise que retorne la carrera allí y cuando fue posible lo hicimos (entre 1995 y 1998). En los últimos años se sumaron mercados nuevos. Este es un negocio muy grande que va más allá de las buenas intenciones. Y ya no depende de mí.
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