Desde junio, cuando el boxeador mexicano Andy Ruiz causó un gran impacto con su victoria sobre el británico Anthony Joshua, el mundo del boxeo estaba esperando la revancha. Un combate que se llevará a cabo en Arabia Saudita y que parece que será completamente diferente al primer enfrentamiento, ya que ambos peleadores han cambiado rotundamente su físico.
Al pasar por la balanza, como previa de su pelea en el Diriyah Arena de Riyadh, el púgil azteca acusó 283,7 libras y su retador 237 libras. Y seis meses después del pesaje de su primer duelo, las diferencias fueron notorias. Puede que en la división de los pesos pesados no sea tan importantes las cifras, pero en este caso se ha visto una gran metamorfosis.
Ruiz, actual campeón WBO, IBF, IBO y WBA de los pesados, había avisado en la previa que llegaría más delgado para tener más agilidad en el cuadrilátero. Pero todo fue parte de una estrategia, la báscula no mintió. Ruiz subió 15,7 libras (7,1 kilos) desde aquella ceremonia en Nueva York.
Por su parte, Joshua eligió el camino inverso y sí bajó de peso. En la reciente ceremonia su peso tuvo una diferencia de 11 libras, es decir, 4,9 kilogramos menos. Seguramente apuesta a llegar mas ágil para intentar recuperar el trono de la división. Enfrenta quizás la mayor prueba de su carrera en el boxeo y ha optado por hacerlo con una versión mucho más liviana.
Una victoria restablecería las credenciales del peleador británico para enfrentarse a Deontay Wilder o su compatriota Tyson Fury. “No estoy aquí para montar un espectáculo, estoy aquí para ganar”, dijo Joshua, que antes de medirse ante Ruiz en el Madison Square Garden tenía un impoluto récord de 22 victorias, con 21 nocauts.
Luego de revelar sus pesos, ambos se pusieron cara a cara con misma la dinámica que en el resto de sus encuentros previos. Si bien existe mucho cordialidad entre ellos, la tensión entre ambos fue evidente porque Ruiz no quiere perder los cinturones que ganó este año y lo convirtieron en una estrella del boxeo, mientras que Joshua está ansioso por demostrarle al mundo que lo que pasó en el Madison Square Garden fue solo un pequeño tropiezo en su fantástica carrera.
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