Se cumplieron tres años de la tragedia que conmocionó al mundo, cuando aquel 28 de noviembre del 2016 el avión que transportaba al plantel del Chapecoense y a los periodistas acreditados se estrellaba contra el Cerro Gordo dejando 71 víctimas fatales y tan sólo seis supervivientes: tres futbolistas, un periodista (Rafael Henzel, quien falleció en marzo de este año) y dos miembros de la tripulación.
Entre los jugadores, sólo Alan Ruschel volvió a pisar un campo de juego de forma profesional nuevamente. Con pocos minutos en el “Chape”, el defensor se fue a préstamo al Goias (en agosto de este año) y al término del partido, en el que vencieron al Inter de Porto Alegre por 2-1, un periodista lo sorprendió con una pregunta.
“Hoy el Chapecoense acabó perdiendo y matemáticamente acabó confirmando el descenso. un momento difícil para el pueblo del Chapeco, para el equipo y el club. ¿Qué puedes decirnos?”, fue en ese momento cuando la cara de Ruschel se transformó.
El conjunto de Santa Catarina cayó ante el Botafogo por 1-0 en la jornada 19 del Brasileirao y quedó anteúltimo en la tabla de posiciones, sin posibilidades de lograr la permanencia en la categoría.
“¿Cayó?”, le preguntó el futbolista con evidentes gestos de asombro. El cronista se lo confirmó. “Es difícil. El Chapecoense me dio muchas cosas. estamos tristes de que haya sucedido, sabemos todo lo que está sucediendo allí y las dificultades que enfrenta el club”, recordó, acerca del equipo que tuvo que renovarse por completo y que pasa por duros problemas económicos.
“Difícil hablar ahora, en esta situación. tengo amigos allá, mi pase pertenece al Chapecoense. Tristemente ahora hace tres años de lo que aconteció. Pero mi vida necesita continuar”, concluyó el jugador de 30 años, que tiene contrato con el “Verdao” hasta diciembre de 2020 y cuyo préstamo con el Goias terminaría a fin de año. Los medios brasileños, sin embargo, afirman que continuará en el club de Goiânia.
El descenso culminó un mal año en todos los sentidos para el Chapecoense, que enfrenta graves problemas económicos y vio como en los despachos, problemas en la directiva dejaban el club sin rumbo y en el césped, los fichajes realizados no rindieron lo esperado.
Este año, pese a iniciar el Brasileirao con una victoria por 2-0 contra el Internacional de Porto Alegre, el Chapecoense evidenció rápidamente la mala planificación y sus problemas en el campo, logrando apenas tres victorias en la primera vuelta, en la que ya terminó en la parte baja.
“El club erró al montar el equipo, tuvo problemas en el sector administrativo y en la preparación física. Los cambios constantes de entrenador también perjudicaron el grupo”, explicó a la AFP el periodista de NSC Darci Dalbona.
A finales de 2013, el Chapecoense, entonces en la Serie B, logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol brasileño, en la que apenas había jugado en 1978 y 1979.
Tras seis años seguidos disputando el Brasileirao, el futuro de la entidad ahora es una incógnita, debido a los problemas económicos y a la más que previsible reestructuración que sufrirá la plantilla el año que viene.
Otro reto del Chapecoense será lograr ilusionar a la afición, que durante estos años hizo de la Arena Condá un auténtico fortín, aunque este año la presencia de público disminuyó.
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