Habían transcurrido 87 minutos y el resultado estaba a su favor. En River Plate ya podían sentir que estaban a un paso de la consagración, que iban a defender el título de campeón de la Copa Libertadores. Pese a la merma física, no había sufrido sobresaltos. El equipo de Gallardo tenía todo para volver a hacer historia. Pero el trofeo se le escurrió de las manos muy rápidamente. Fueron dos jugadas en un lapso de seis minutos que significaron un giro de 180° para sus ilusiones y que dilapidaron su sueño.
Fue un primer tiempo prácticamente perfecto, jugado a un nivel de intensidad muy alto, imponiéndose en cada sector del campo de juego al temible Flamengo de Jorge Jesús. El Millonario ejerció presión en cada línea y anuló todo intento de circuito de pases de su rival, maniató a un equipo que tenía un impactante invicto de 25 partidos en todas las competiciones antes de la definición jugada en Lima.
La tendencia dominadora de River se mantuvo en el arranque del segundo tiempo. Si bien Flamengo pudo tener un poco más de control y se notaba que empezaba a sentir el desgaste de la etapa inicial, el cuadro argentino afrontaba con entereza el desarrollo del juego. Y cuando parecía que todo estaba encaminado al éxito, llegaron los errores fatales.
El primer gol nace de una pérdida de Lucas Pratto, que había ingresado en lugar de Rafael Santos Borré. El “Oso” quiso filtrar un pase entre líneas pero fue interceptado por Diego. Y al capturar el rebote, Giorgian De Arrascaeta le quitó la pelota y encabezó un contraataque en el que varios jugadores de River pasaron la línea del balón pero llegaron extenuados.
Bruno Henrique esperó a la reacción de Montiel para cederle la pelota al mediocampista uruguayo, quien habilitó a Gabigol. Cuando Martínez Quarta quiso reaccionar, ya era tarde. Ese fue el gol que revitalizó a Flamengo y golpeó duramente a River.
Minutos después, llegaría la estocada final. Fue una acción en la que Martínez Quarta y Javier Pinola no rechazaron el balón, lo que le permitió a Gabriel Barbosa quedar mano a mano con Armani y marcar el segundo tanto. La pelota venía llovida y hubo un mal cálculo del capitán de River, quien también le acomodó la pelota al delantero brasileño con un rechazo defectuoso. Martínez Quarta dudó en salir a cortar y quedó mal perfilado. Mientras intentaba girar, Gagibol sacó un zurdazo inatajable para el arquero argentino.
“El segundo gol tiene que ver con el golpe que sentimos en el primero, nos agarraron cabizbajos. No nos suele pasar eso pero es una final, estar a cuatro o cinco minutos de ganar el partido, y tampoco era que nos estaban atropellando, por eso el empate lo sentimos mucho. El segundo gol fue un golpe de nócaut”, analizó Gallardo en la conferencia de prensa posterior al partido. “No tengo palabras. Habrá que verlo y analizarlo tranquilo pero el dolor que siento es muy grande, como el de todos. Ya lo dijo el técnico: hay que levantar la cabeza y estar orgullosos de lo que hicimos”, agregó Pinola.
Fue un partido extraño para un River que terminó con un saldo positivo en el balance del desarrollo del juego, ya que no sufrió en ningún momento del partido y tuvo pasajes en los que fue ampliamente superior. Flamengo aprovechó sus errores y ganó la final en los detalles.
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