La historia comenzó en plena Copa América que se jugó en Brasil, en la que el seleccionado dirigido por Tite se consagró como campeón. Después de lograr la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores, el presidente de Flamengo decidió prescindir de Abel Braga, disconforme con el presente del equipo.
Lejos de la punta en el Brasileirao y después de haber quedado a un paso de la eliminación en el certamen continental, Rodolfo Landim, el mandamás de uno de los clubes más populares en el mundo, tomó su teléfono celular y llamó a Arabia Saudita. Allí estaba dirigiendo un ex futbolista portugués, que se hizo famoso por dominar el fútbol luso cuando fue entrenador del Benfica.
Jorge Jesus casi que no tardó en responder ante la pregunta. Rápidamente le dijó que sí al Flamengo y se transformó en el director técnico de un equipo que disfrutó de su última gran cosecha hace una década, cuando en 2009 se coronó con el título del máximo torneo del fútbol brasileño.
Con el objetivo de recuperar el prestigio perdido en manos de otros poderosos en Brasil, el Fla sumó jugadores de categoría y le puso el moño al equipo con la contratación de Jesus, un entrenador destacado por su relación con los jugadores y por haberse convertido en un gran estratega de la táctica, gracias a su pasión por Johan Cruyff y la semilla que el holandés sembró en el Fútbol Club Barcelona.
Una vez que desembarcó en Río de Janeiro, su mano en el equipo se notó rápidamente. Le imprimió un esquema dinámico al Flamengo, en el que se destaca el dominio de la pelota. El estreno fue una fiesta de fútbol en el Maracaná: con tres goles del uruguayo Giorgian De Arrascaeta, el Mengao superó 6-1 al Goiás. Eso fue el 14 de julio.
Tras la épica goleada, a los 10 días el equipo del entrenador portugués sufrió su primera derrota: por el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, Flamengo perdió 2-0 ante Emelec, en Ecuador. A la semana fue la revancha, que terminó 2-0 para los locales y la serie se definió en los penales. Gracias a la aparición de Diego Alves, el arquero que se hizo famoso por atajar penales con la camiseta del Valencia, de España, el conjunto brasileño pasó de ronda.
La segunda caída del Flamengo fue ante el Bahía, como visitante. En el Arena Fonte Nova, recinto remodelado para la Copa del Mundial en 2014, el equipo de la ciudad de Salvador de Bahía celebró un 3-0 ante los dirigidos por Jorge Jesus.
Ese día, el 4 de agosto, fue la última vez que el Flamengo perdió un partido por la competición local o por el certamen internacional del que se terminó convirtiendo en finalista. De aquella ocasión pasaron 111 días hasta hoy, una jornada decisiva e histórica para la institución fundada hace 124 años de vida.
Camino a la definición de la Copa Libertadores frente a River, Flamengo construyó su imbatibilidad a puro fútbol. De los 25 partidos, triunfó en 20 encuentros: o sea, sacó los tres puntos en el 80 por ciento de los cruces que disputó.
Los números en la seguidilla sin perder son impactantes. El Mengao convirtió 56 goles y sólo sufrió 16 tantos en contra para un +40 de diferencia a su favor. ¿Cuántas encuentros mantuvo la valla invicta el conjunto brasileño? Fueron 14 las ocasiones en las que Diego Alves fue un cerrojo para sus rivales.
El tiempo pasó. Fueron pocos más de 100 días desde la llegada del nuevo entrenador que revolucionó un equipo y lo catapultó a la cima del Brasileirao y lo instaló en la final de América después de 38 años. En el torneo local, el Flamengo está a punto de ganar su primer título en 10 años: con un partido más jugado, le lleva una ventaja de 13 puntos al Palmeiras -81 contra 68-. Si el próximo domingo, el Verdão no le gana a Gremio como local, deberá esperar que el Fla pierda los restantes cuatro partidos y necesitará sacar 12 de 12, incluyendo una victoria ante el líder -se encuentran por la fecha 36 el próximo 1 de diciembre-.
Hoy puede ser un gran día para el Flamengo. Ya lo dijo el flamante entrenador portugués cuando tomó el equipo: “Soy Jesus, pero no hago milagros”. Al parecer, el único paso que le queda al técnico luso para ser santificado por los fieles del Mengao es ganarle al River de Marcelo Gallardo y levantar la segunda Libertadores de su historia.
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