La pared invisible que ha levantado el círculo íntimo de Michael Schumacher alrededor del ex piloto de Fórmula 1 ha impedido saber el verdadero estado de salud del ex deportista que se accidentó mientras esquiaba en Los Alpes suizos el 29 de diciembre de 2013, hecho que le provocó una fractura de cráneo. Desde entonces, el alemán estuvo poco más de 250 días entre hospitales, hasta que finalmente su esposa Corinna y su representante Sabine Kehm tomaron una medida extraordinaria para protegerlo y alejarlo de la prensa: trasladarlo a su mansión en Gland, Suiza. Allí se montó una sala especial que lo mantiene con vida y a la que pocos han tenido acceso.
Willi Weber, quien fuera agente del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 hasta 2012, habló con la televisión alemana en el marco de un documental sobre Schumacher a 25 años de su primer título mundial.
“Sé que Michael ha sido golpeado fuertemente, pero desafortunadamente no sé qué progreso está teniendo”, admitió, ya que él no es considerado parte del círculo íntimo y no ha podido visitar a su ex cliente. Por ese motivo, para The Michael Schumacher Tale, criticó a su esposa: “Me gustaría saber cómo está y darle la mano o acariciar su rostro. Pero, desafortunadamente, esto es rechazado por Corinna. Probablemente tenga miedo de que vea lo que está sucediendo y haga pública la verdad".
Más allá de su acusación, Weber se mostró esperanzado de que el siete veces campeón se recuperará y de que recupere su vida normal: “Creo firmemente en la recuperación de Michael, porque sé que es un luchador. Si hay una posibilidad, la usará. Ese no puede ser el final. Rezo por él y creo que lo volveremos a ver”.
Weber ya había apuntado contra Corinna en enero de 2017, cuando pidió que se le cuente la verdad a los fans: “Es la hora de decir la verdad a los aficionados". En ese entonces, en diálogo con la revista alemana Bunte había revelado su pedido a la propia familia: “He estado batallando durante un tiempo porque la familia Schumacher no cuenta toda la verdad, pero me doy contra la pared, no escuchan mi consejo”.
En julio del 2016, la actual representante del automovilista alemán de 48 años, Sabine Kehm, explicó por qué no se divulga información: “Michael no va a desaparecer, pero en este momento la situación privada es tan complicada que lamentablemente no se puede revelar nada. Esto se tiene que comprender”.
Esta semana, fue Corinna quien brindó una entrevista por primera vez, pero no profundizó en el tema: "En este momento está en las mejores manos posibles y nosotros estamos haciendo todo lo posible para ayudarlo. Puede estar seguros de ello”, declaró en diálogo con She’s Mercedes Magazine.
El estado real de Schumi es un misterio. Lo último que se supo fue que había sido trasladado al Hospital Europeo Georges Pompidou, de París, Francia, por un tratamiento secreto, que, según informó Le Parisien, estaba vinculado con células madre, algo que no fue confirmado por la familia ni por los médicos, aunque tampoco fue desmentido.
La única voz oficial que se refirió al asunto fue Philippe Menasché, director de la clínica. “Yo no hago milagros. Con mi equipo no estamos haciendo ningún ‘experimento’, término abominable que no se corresponde con una visión seria de la medicina”, dijo en diálogo con La Repubblica.
Quienes han tenido acceso a ver a Schumacher tienen prohibido referirse a su estado de salud, incluso, algunos medios europeos habían revelado detalles como que podía caminar y estaba en rehabilitación, pero la familia les realizó demandas y ganó todas, por lo que esas versiones no pueden ser consideradas como ciertas. Entre quienes tuvieron contacto con el ex piloto de Ferrari fueron su ex compañero en Luca Badoer, el presidente de la FIA Jean Todt y el arzobispo Georg Ganswein, quien fue entrevistado por la revista Bunte y detalló: “Me senté frente a él, lo toqué con ambas manos y lo miré. Su cara, como todos sabemos, es la típica cara de Michael Schumacher; solo se ha vuelto un poco más rellena”.
Pero la declaración más reveladora fue la que hizo un familiar, cuya identidad no fue revelada, a la revista Paris Match en agosto de 2018: “Cuando lo pones en su silla de ruedas frente al hermoso panorama de las montañas que miran al lago, Michael a veces llora”. Es que el ex deportista pasa sus días recuperándose en una mansión a orillas del lago Geneva, en la ciudad suiza de Gland. El marco es increíble y el piloto se moviliza cada vez que asoma su vista por la ventana y siente que la naturaleza lo contiene.
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