Del anonimato a la cima del fútbol sudamericano. Independiente de Valle se consagró campeón de la Copa Sudamericana 2019 y puso el “broche de oro” a un proyecto modelo que en los últimos años ha demostrado que tiene gran potencial. La victoria por 3-1 ante Colón de Santa Fe en Asunción llega como premio a una institución que con apenas 10 años en primera división de Ecuador ya se instaló en los principales puestos de las competencias continentales.
Este club fundado el 1 de marzo de 1958, que fue subcampeón de la Copa Libertadores en 2016 y se transformó en el mayor semillero de futbolistas de su país, se ha transformado además en un verdugo de los gigantes argentinos. Para jugar esa final hace tres años eliminó a River Plate en los octavos de final y luego, en las semifinales, dejó en el camino a Boca Juniors en la mismísima Bombonera. En los cuartos de final de esta Sudamericana batió al Independiente de Sebastián Beccacece.
Fueron algunos de los partidos que le dieron prestigio y respeto al cuadro cuya sede está en la ciudad de Sangolquí, a unos 30 minutos al oriente de Quito. Una entidad que tiene como objetivo principal la formación y promoción de talentos. Su plantilla principal se nutre de sus juveniles. Por ejemplo, nueve de sus habituales titulares son de la cantera, incluido el capitán Fernando León, zaguero de 26 años, único sobreviviente de la final de Libertadores perdida ante Atlético Nacional de Colombia en 2016, que tuvo su revancha siendo el autor de uno de los goles ante Colón.
Su trabajo formativo es tan relevante que Independiente del Valle firmó un convenio con la prestigiosa Academia Aspire de Qatar para compartir experiencias en procesos futbolísticos. Por ello fue que llegó a ser el DT del primer equipo el español Miguel Ángel Ramírez, que había trabajado previamente seis años en la incubadora de jugadores del país que organizará el Mundial de 2022. El estratega hispano reemplazó a su compatriota Ismael Rescalvo, que se marchó al Emelec de Guayaquil.
Su trabajo ha sido tan profundo que actualmente todos los equipos del fútbol profesional de Ecuador cuentan con al menos un jugador que haya pasado por el cuadro Del Valle; y además, es la base de todos los combinados nacionales infantiles y juveniles, con nueve jugadores actualmente en el Mundial Sub-17 de Brasil.
De la plantilla de Ecuador que fue campeón del Sudamericano Sub-20 y luego tercero en la Copa Mundial de la FIFA de la categoría en 2018, Independiente del Valle formó y luego exportó a Gonzalo Plata al Sporting de Lisboa, Moisés Ramírez a la Real Sociedad B, Stiven Plaza al Real Valladolid y Jordan Rezabala a Xolos de Tijuana.
El Centro de Alto Rendimiento Independiente en Chillo Jijón, un complejo con tres canchas reglamentarias, gimnasios, áreas de soporte médico y fisiológico, además de lugares de hospedaje, es donde crecen los talentos que le han dado a este club ecuatoriano su primer trofeo en la élite tras haber sido subcampeón de América y también subcampeón local (2013).
A la par del primer equipo, hay un proyecto integral para jóvenes que juegan en las formativas, reciben educación secundaria, viven en la residencia del club, cuentan con sus propios entrenadores, fisioterapeutas y médicos. El éxito de Independiente del Valle es un oasis en un desértico fútbol sudamericano, que carece de planificación a largo plazo y donde la corrupción se ha devorado los recursos para la formación de la inagotable cantidad de talentos que tiene la región.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: