Para el pasaje de la tarde del viernes en el MGM de Las Vegas, música de mariachi recibió a los miles de fanáticos que se fue acomodando 3 horas antes que Sergey Kovalev y Canelo Álvarez se arrimaran a la balanza. Cuando por fin aparecieron sobre el escenario, el griterío de los partidarios del mexicano ya tapaba el del minoritario contingente que apoyaba al ruso.
Esta vez la báscula no fue electrónica sino la tradicional, manual, a cargo del comisionado. Canelo, más “ancho” que de costumbre, pero con el físico bien dibujado, marcó media libra (227 gramos) por debajo del límite de la división pesado ligero. La variación de la tradicional ceremonia la dio el campeón, que en su primer pesaje estuvo 1 libra (454 gramos) sobre el límite. Kovalev se quitó la cadena que tenía al cuello e inmediatamente rebajó media libra. Cuando volvió a enfrentar la balanza totalmente desnudo todavía estaba un cuarto de libra encima. Le bastaron 8 minutos para perder los últimos 113 gramos y medio. Si hubo un descuido en calcular cómo llegar con lo justo, está en discusión. No faltaron quienes especulan que fue una maniobra calculada, para hacer creer al oponente que sufrió para dar las 175 libras establecidas como máximo en ésta categoría.
La otra expectativa era conocer el grado de cordialidad que mostrarían sobre la tarima Canelo y su promotor, Oscar De La Hoya, especialmente tras el lapidario comentario que hizo el boxeador en el día de ayer, definiendo al capo de Golden Boy Promotions como “desleal”. Violenta vuelta de tuerca a una situación que viene deteriorándose desde hace bastante tiempo. Muestras al canto, se ignoraron uno al otro olímpicamente.
Cabe señalar también que durante la semana vimos que a Canelo lo acompañaban un abogado de San Diego y una traductora, a quienes nunca habíamos visto antes en su entorno. Trascendió que después de esta pelea quedarían dos más en el contrato con su promotor y se estima que la relación de tantos años quedaría trunca a finales del 2020 … o antes si la relación se resquebraja todavía más y encuentran la forma de terminar con el acuerdo antes del plazo.
En cuanto a Kovalev, que pareció no preocuparse demasiado por el problemita del pesaje, su tranquilidad puede estar motivada por el alivio de saber que sus representantes legales han encaminado bastante bien las negociaciones con los de la mujer que lo demandó por 8 millones de dólares. El arreglo sería por una cifra bastante más razonable, representando la solución en el terreno civil. Los abogados de Sergey también están lidiando con la justicia, porque la gravedad de la agresión significaría la posibilidad de prisión y luego la pérdida de su derecho de residencia en Estados Unidos.
En cuanto al combate en sí, Canelo sigue prevaleciendo en las apuestas por 4 a 1, diferencia quizás un poco exagerada teniendo en cuenta que - pese a sus 36 años - el ruso tiene recursos como para dar un buen susto. El mismo día de la pelea los dos hombres deberán hacer una segunda visita a la balanza para cumplir con la cláusula de rehidratación, que se suponía debía mantenerse confidencial pero que trascendió les permitirá llegar a subir hasta las 185 libras.
Tanto Álvarez como su entrenador Eddy Reynoso, se sienten seguros del triunfo tras un metódico entrenamiento de tres meses. “No vamos con un sólo plan” aseguró Canelo. “Sabremos hacer los cambios que sean necesarios”.
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