La apoteosis es una concesión que otorgan los dioses a los más grandes héroes, una auténtica celebración colectiva. Que la Serie Mundial de Grandes Ligas se haya extendido hasta un séptimo y definitivo juego, no es sino la epítome de lo que para los fanáticos al béisbol significa esta palabra.
Anoche, los Washington Nationals resucitaron de entre los muertos y lograron imponerse en Houston ante los Astros para obligar a un séptimo y definitivo juego en la Serie Mundial. Un partido inédito en la historia de la MLB, pues es la primera vez que en seis encuentros el equipo visitante se lleva la victoria en cada uno de los juegos en esta instancia.
Washington se negó a morir en su afán por conseguir su primera corona en las Grandes Ligas y regresó a la fórmula que le dio éxito en el inicio de la serie de la mano del pitcher Stephen Strasburg. Por nueve entradas dominaron al line-up local para repetir la cábala que se ha llevado esta batalla: el visitante conquista en terreno ajeno.
El acontecimiento es único, pues solo había sucedido en cinco juegos que la novena que va de gira consiguiera el triunfo. Los antecedentes de esta racha datan de la serie de 1906 entre los Chicago Cubs y Chicago White Sox, y de la campaña de 1996 entre los New York Yankees y Atlanta Braves.
En ambos, el juego seis se caracterizó por la victoria local. Ahora, esta racha podría extenderse para el séptimo y definitivo duelo. Los Nationals parecen despertar y querrán apegarse a todas las cábalas posibles para alcanzar el anhelado título, mientras que los Astros quieren celebrar en casa y acabar con esta marca.
Apenas el martes por la tarde, cuando Max Scherzer terminó de lanzar en el jardín izquierdo, bajó las escaleras y miró a los cuatro reporteros que habían estado analizando su estado físico. Su mirada había dado la respuesta a una pregunta no formulada y Scherzer agregó un fuerte asentimiento, por si acaso.
“Estoy bien”, dijo a aquellos que ni siquiera tuvieron que preguntar. “Estoy bien”, agregó con la seguridad con la que saldrá esta noche al montículo en busca de maniatar a los poderosos bateadores de Astros.
Scherzer acababa de lanzar por primera vez desde que un nervio en su cuello se inflamó, causó tal dolor que le impidió vestirse con la franela de Washington y le impidió comenzar el domingo en el Juego 5 de la Serie Mundial.
Pero cuando terminó de lanzar por la tarde del martes, Scherzer sabía que podía lanzar este miércoles. Apenas terminó el juego, los Nats sabían que algo que se sentía impensable hace dos días ahora era completamente posible: si pudieran forzar un Juego 7, tendrían a Max Scherzer para comenzarlo. A su mejor lanzador, en el partido más importante de su corta historia.
“Hoy se veía normal. Al igual que cualquier otro día. Se veía muy bien”, dijo ayer martes el manager de los Nationals, Dave Martínez. “Esperando que progrese de aquí a mañana. Supongo que saldrá mañana y se preparará como si preparase cualquier otro juego y esté listo para comenzar. Y van a ver a Max ser Max”.
Los Nationals intentarán ganar su primer título de Serie Mundial en la historia de 51 temporadas de una franquicia que comenzó bajo el nombre de Montreal Expos, y el primero para Washington desde que los Senadores lo ganaron en 1924.
De acuerdo a las estadísticas, los equipos visitantes han ganado tres juegos consecutivos en el juego siete de la Serie desde que los St. Louis Cardinals derrotaron a los Texas Rangers en casa en el 2011. Los Astros, que tuvieron 107 victorias en temporada regular, buscarán su segundo campeonato en tres años.
El juego inicia hoy a las 18:08 horas del Centro de México en el campo de los Astros, el Minute Maid Park. Los Astros subirán a la lomita a Zack Greinke, que enfrentará a Max Scherzer, de los Nats y podrá ser seguido en vivo y en directo por las señales de Fox Sports y ESPN en señal restringida y en el Canal 9 de TV abierta en territorio mexicano.
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