Por Hernando De Cillia
En una semifinal histórica y a la altura de lo que se esperaba, Inglaterra dio el golpe y eliminó a Nueva Zelanda del mundial de Japón. Lo superó por 19 a 7 en el Yokohama Stadium, ante más de 76.000 espectadores que vibraron por la alta calidad del juego que brindaron los ingleses. Los All Blacks no perdían en una Copa del Mundo desde los cuartos de final de Francia 2007.
El capricho del sorteo quiso que se enfrentaran antes de la final dos de las mejores escuelas de este deporte. Una más predecible, no tan vistosa pero no menos eficaz. La otra electrizante, dominante y casi única en el planeta rugby. Los creadores del juego, Inglaterra, frente a los mejores del momento y tal vez de la historia, Nueva Zelanda.
Aunque no sólo en Yokohama se enfrentaron dos rivales de la jerarquía de Inglaterra y Nueva Zelanda. En ambos bancos de la primera semifinal de Japón también se jugó un duelo casi único entre dos viejos zorros, amigos y estrategos de ambos seleccionados, Steve Hansen y Eddie Jones. Hansen, en el epílogo de un ciclo brillante de siete años con 92 triunfos y sólo nueve derrotas. Jones, el australiano que fue contratado como el primer entrenador extranjero en la historia del rugby británico, que puso al elenco de la Rosa en la cima del nivel mundial, luego de la debacle que sufrieron en 2015, cuando quedaron eliminados en 1ª ronda en el torneo organizado en su país.
El partido
El comienzo fue todo inglés, con dominio, posesión y try desde el arranque. Acción de varias fases, quiebre de Watson por la derecha y la conquista de Tuilagi en la primera clara de los europeos con tan sólo dos minutos en juego (7-0).
Inglaterra fue más en todo el partido. Ganaron el contacto y pusieron bajo presión a un equipo kiwi poco acostumbrado a no tener la pelota. Bien en las formaciones, con el line como plataforma para atacar y mucha concentración en el maul, dónde fueron capaces de hacer dudar a los de negro (Itoje y Lawes fueron claves para trabar cada inercia de los campeones del mundo).
La segunda conquista inglesa se frustró por una muy fina pantalla de Curry que quedó en medio de la llegada de Underhill al in-gol neozelandés. La infracción salvó a los de negro por segunda vez, que incómodos y apurados para decidir, se los notaba erráticos en las decisiones, producto de la presión británica en la generación del juego.
Para Nueva Zelanda fue una primera mitad inédita. Sin obtención, perdiendo los duelos directos en el contacto y sin siquiera generar una situación clara de try. Para colmo sobre el final, dos rucks ganados por Curry y Underhill frustraron más a los de negro. Para colmo, por esa pelota recuperada, George Ford aumentó la distancia a 10-0, para el equipo de la Rosa, que se fue al descanso en ventaja luego de un primer tiempo perfecto, tanto en la actitud como en la estrategia bien aplicada.
La emocionante definición
En el comienzo del segundo tiempo los de negro salieron a jugarse el todo por el todo. Pero en la primera acción cometieron una infracción por offside en una formación. Daly desde atrás de media cancha desvió por poco el remate. Pero los ingleses iban a seguir en la misma tesitura: sin dejar pensar a Nueva Zelanda en cada decisión. Lo tuvieron para rematarlo con otro try anulado (esta vez a Youngs) por una finísima jugada en un maul, con knock-on previo. Y en la siguiente volvieron a facturar con un penal de Ford a los 10 minutos (13-0).
Todo era desesperación para los de negro. Y la brillante marca de Inglaterra dominaba psicológicamente el partido. Hansen metió todo desde el banco y los All Blacks empezaron a jugar en campo inglés por primera vez en el partido (Reece estuvo a metros de anotar pero Slade lo salvó con un hombrazo). Los de negro se pusieron en partido por un grosero error inglés, que perdieron un line en sus propios cinco metros. Ardie Savea robó en la hilera y apoyó en la primera oportunidad clara del partido para los de negro (13-7).
Pero en la salida siguiente otro notable tackle de Underhill finalizó en penal, que Ford no dudó en anotar para aumentar de nuevo la distancia para los europeos (16-7). Y en los diez finales, otra vez iban a sumar con el pie para sentenciar la serie (19-7).
Inglaterra hizo posible lo imposible. Hacer dudar a los All Blacks. Los maniataron, les ganaron en el contacto y con una defensa granítica los hicieron hasta quedar en el ridículo. Eddie Jones se quedó con el título de gran maestro en el tablero de ajedrez frente a su mejor rival, Steve Hansen. Inglaterra se llevó la final anticipada con una lección que será recordada por mucho tiempo. Y el rugby disfrutó de una de las mejores semifinales de la historia. Fue el día en dónde los de blanco borraron de la cancha a los de negro. Y lo hicieron en una de sus más brillantes demostraciones.
La síntesis
Inglaterra (19): Mako Vunipola, Jamie George y Kyle Sinckler; Maro Itoje y Courtney Lawes; Tom Curry, Sam Underhill y Billy Vunipola; Ben Youngs y George Ford; Jonny May, Owen Farrell (capitán), Manu Tuilagi y Anthony Watson; Elliot Daly. Entrenador: Eddie Jones
Cambios, segundo tiempo: 4 minutos, Henry Slade por May; 7, Dan Cole por Sinclair; 15, George Kruis por Lawes; 22, Willi Heinz por Youngs; 30, Luke Cowan-Dickie por George, Mark Wilson por Underhill y Joe Marler por Mako Vunipola, y 33, Jonathan Joseph por Tuilagi.
Nueva Zelanda (7): Joe Moody, Codie Taylor y Nepo Laulala; Brodie Retallick y Samuel Whitelock; Scott Barrett, Ardie Savea y Kieran Read (capitán); Aaron Smith y Richie Mo'unga; George Bridge, Anton Lienert-Brown, Jack Goodhue y Sevu Reece; Beauden Barrett. Entrenador: Steve Hansen
Cambios, segundo tiempo: al inicio, Sam Cane por Scott Barrett; 10 minutos, Dane Coles por Taylor y Jordie Barrett por Bridge; 14, TJ Perenara por Smith, Sonny Bill Williams por Goodhue y Angus Ta'avao por Laulala; 23, Ofa Tuungafasi por Moody, y 27, Patrick Tuipulotu por Whitelock.
Los tantos
Primer tiempo: 2 minutos, try de Tuilagi convertido por Farrell (I), y 40, penal de Ford (I). Resultado parcial: Inglaterra 10 vs. Nueva Zelanda 0.
Segundo Tiempo: 10, 20 y 29 minutos, penales de Ford (I), y 17, try de Savea convertido por Mo’unga (NZ).
Estadio: International Stadium Yokohama
Árbitro: Nigel Owens (Gales)
Asistentes: Romain Poite y Pascal Gaüzère (Francia)
TMO: Marios Jonker (Sudáfrica)