La historia cuenta que los Bulls no querían elegir a Michael Jordan. A pesar de su gran paso por la Universidad de Carolina del Norte, en la que se consagró campeón del básquet universitario de los Estados Unidos, Chicago tenía en mente elegir a otra de las grandes promesas del draft de la NBA en 1984: su objetivo era hacerse con los servicios de Hakeem Olajuwon, pero los Houston Rockets se quedaron con el primer puesto de la elección y terminaron eligiendo al escolta nacido en Nueva York.
Antes del comienzo de la temporada 84/85, la primera de Jordan en la NBA, Michael se unió a la selección de básquet de Estados Unidos que participó de los Juegos Olímpicos que se realizaron en Los Ángeles 1984. Con 21 años, MJ se puso la 9 de USA y lideró al equipo a la medalla dorada: promedió más de 17 puntos en los ocho triunfos que le sirvieron al futuro jugador de los Bulls para posicionarse ante la opinión pública y la prensa.
Después que Jordan vivió la experiencia olímpica en su país, se preparó para afrontar el primer año como profesional. Antes de salir a la cancha en el viejo Chicago Stadium, la utilización de su imagen generó un quiebre histórico para la NBA: junto a Nike, la empresa de indumentaria deportiva, lanzó la versión 1 de las zapatillas Air Jordan.
En tiempos donde el calzado tenía un modelo clásico que usaban la mayoría de los jugadores, sin líneas personales como en la actualidad, el multicolor rojo-negro-blanco salió al mercado y fue un furor de ventas. Todos querían tener la zapatilla de Jordan antes de su bautismo en la liga.
Fue así que el 26 de octubre de 1984, la ciudad de Chicago se paralizó: en un estadio repleto, los Bulls recibieron a los Washington Bullets por el partido inaugural de la temporada. “Aquí viene el hombre”, dijo el comentarista de la transmisión televisiva mientras Michael era el último de los jugadores de los Bulls en ser presentado con el aplauso cerrado del público y de sus propios compañeros de equipo.
El resultado del estreno de Jordan en los Bulls terminó con un triunfo amplio para Chicago: fue 109-93, con 16 puntos -5 de 16 en tiros de cancha-, 6 rebotes y 7 asistencias. Jugó 40 minutos y fue el jugador que más pisó la cancha en su equipo.
Su aparición fue un antes y un después para el deporte estadounidense. Gracias a las jugadas acrobáticas del 23 de los Bulls, la industria del entretenimiento deportivo comenzó a cambiar su rumbo: a principios de la década del 90, las imágenes de los partidos de la NBA comenzaron a retransmitirse por el resto del mundo.
“Michael cambió el mundo. Y no tanto en cómo jugaba, que era brillante, sino en cómo vivía, actuaba y conducía el negocio del deporte”, mencionó Bill Walton, una de las leyenda de la NBA, elegido entre los mejores 50 jugadores de todos los tiempo y que, después de retirarse como jugador, fue comentarista de TV.
Larry Bird y Magic Johnson eran los dueños de la NBA cuando Jordan recién apareció en la liga. Por eso, más allá de que en su temporada inicial fue una atracción para la vista y terminó con un promedio de más de 28 puntos por partido -tercero entre los máximos anotadores-, la vida de Michael todavía era normal.
Cada vez que podía, el 23 cumplía uno de sus planes favoritos: se dirigía a una famosísima casa de comidas rápidas y disfrutaba de una buena hamburguesa. Además de su ritual alimenticio, otra de las cosas que Jordan disfrutaba en su tiempo libre era ver televisión. ¿El menú? Telenovelas como Dinastía, una famosa serie de TV que mostraba los entretelones de una familia rica estadounidense.
La temporada de estreno para Jordan en los Bulls terminó con récord perdedor: fueron 38 victorias y 44 derrotas en la fase regular, pero ganó 16 juegos más que la anterior. A pesar de tener un registro negativo, el equipo logró clasificarse a los playoffs en el séptimo lugar de la Conferencia del Oeste. En la primera ronda de la postemporada, el rival de Chicago fueron los Milwaukee Bucks, que se quedaron con la serie por 3-1. El único triunfo del equipo de MJ fue, justamente, gracias a un doble del escolta.
Una vez que el primer año de Jordan en la NBA terminó, fue en junio de 1985 cuando Michael recibió el primero de muchos premios con el que fue galardonado a lo largo de su carrera. Fue elegido como novato del año gracias a su rendimiento individual, pero también por lo que significó para la franquicia su llegada: condujo al equipo a los playoffs después de cuatro años y Chicago tuvo el doble de asistencia de público en su estadio respecto a la temporada previa.
“Estoy en el mejor momento de mi vida”, le mencionó a la prensa local una vez que recibió el trofeo como el mejor jugador en su primer año en la NBA. El camino de Michael Jordan había comenzando. El resto es parte de la historia.
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