85% de aceite, 7,5% de lidocaína y 7,5% del alcohol son los componentes que forman el Synthol, una sustancia que prácticamente deforma el cuerpo y pone en riesgo la salud de la persona que la consuma. Un “camino rápido”, para los obsesivos por su cuerpo que no respetan una rutina de entrenamientos y formas sanas de alimentación.
El “Popeye” ruso Kirill Tereshin, que volvió a ser noticia después de debutar en las artes marciales mixtas, no es el único caso que se conoce en la actualidad. En Sudamérica, Brasil es el país en el que se viralizaron un mayor número de casos, poniendo como ejemplo a Arlindo de Souza, Romario Dos Santos Alves y Valdir Segato.
El fisicoculturista olímpico Francisco Ozores habló con Infobae acerca de este producto que es totalmente rechazado en el mundo del fisicoculturismo, “porque no genera ningún beneficio ni desde la fuerza, ni de lo físico, ni estético”.
A los que hacen uso de este aceite a través de inyecciones se los conoce como los “Hulk humanos”, debido a las deformaciones musculares que exponen en su cuerpo en brazos, pectorales y espalda.
“El Synthol se utiliza generalmente para generar abultamientos en el cuerpo que por supuesto no tienen ninguna función deportiva porque no genera mejoras en el rendimiento deportivo. Simplemente te da un aspecto de hinchazón local porque se aplica en una zona determinada”, detalla Ozores.
El también director de FITDESA consultora, reconoció que es una sustancia que no está permitida dentro del fisicoculturismo ya que, “es fácil de detectar porque se nota una inflamación anormal en la zona en la que se aplicó. Está penado y no está reglamentado en el culturismo, por lo que el deportista quedaría descalificado”. Además, considera que “podría relacionarse más con la estética y la obsesión de querer generar un cuerpo con ciertas proporciones anormales y diferentes, que con el deporte en sí” ya que la fuerza será la misma pese a tener músculos más grandes.
El producto, creado durante la década del 80 por Chris Clark, comenzó a circular en el mercado con la idea de ayudar médicamente a personas que tengan la existencia de un grupo muscular visiblemente retrasado respecto a otros y en donde no se logre obtener un equilibrio natural a base de entrenamientos.
“En Argentina no se conocen grandes casos y es bastante difícil de conseguir. No tengo conocimientos de alguien que lo venda o lo comercialice directamente, o que esté permitida la venta libre”, afirmó Francisco Ozores y agregó: “Si es muy famoso en Brasil. Hay muchos casos de ‘influencers’ que no son ningún tipo de ejemplo para nada. En otros sectores de Sudamérica no es muy popular”.
Son muchos los riesgos que puede traer su uso excesivo. Tanto el joven Kirill Tereshin como el experimentado Valdir Segato ya están sufriendo las consecuencias y ambos debieron suspender su uso por recomendación del médico.
“Al ser un aceite local, tarda mucho en la reabsorción. Es un proceso doloroso, al ser un aceite inyectable y ser reabosrbido por sangre puede generar daños en otros órganos. También puede detectarse como una sustancia exógena y nociva para el organismo, y el cuerpo puede rechazarlo encapsulándolo y llevándolo a una infección local que podría terminar en drenaje, operaciones o amputación de miembros”, aseguró Ozores.
Dolor crónico asociado a la zona de la inyección, aparición de fibrosis muscular, infecciones y compromisos pulmonares o cerebrales también podrían ser otras de las respuestas del cuerpo al consumo inyectable de Synthol.
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