Deportistas y amigos de Rafael Nadal llegaron al Puerto de Pollença, en Mallorca, para asistir este sábado a su boda con Mery Perelló. Desde tenistas como Marc López, Feliciano López, David Ferrer y Juan Mónaco, hasta los reyes eméritos don Juan Carlos y doña Sofía dijeron presente en Sa Fortalesa, un castillo cargado de historia que comenzó a construirse en los primeros años del siglo XVII.
Fueron extremas las medidas de seguridad que tomó la pareja para que el evento se desarrollará en la privacidad más absoluta. Algunos medios sólo tuvieron acceso a presenciar la llegada de las distintas figuras y fue el periódico local “Diario de Mallorca”, el que reveló un detalle puntual.
Para mayor intimidad, los recién casados habían dejado un cartel en la entrada en el que le pidieron amablemente a todos sus invitados que no dejaran el teléfono móvil afuera durante su estadía en la fortaleza.
“Les recordamos que nos gustaría que disfrutarais de nuestra boda y que fuera en la más estricta intimidad. Cuando lleguen encontrarán un casillero para que puedan dejar los móviles. Muchas gracias: Maria Francisca y Rafael”, fue el mensaje en concreto que se podía leer al ingresar según una foto que compartió el medio mallorquín.
Así como los invitados y las estrellas que acudieron a la boda, las personas que trabajaron en la ceremonia tampoco podían tener los teléfonos junto a ellos, a diferencia de los amigos y familiares de la pareja, el personal podía ser “sometido a algun tipo de registro para evitar que alguien pueda tomar alguna imagen”, destacó el portal.
Futbolistas, tenistas y algunas figuras del espectáculo acudieron a la boda de Rafael Nadal y Mery Perelló, sin embargo, los invitados estrella en esta ocasión fueron los reyes eméritos don Juan Carlos y doña Sofía que llegaron en coche a sa Fortalesa de Pollença.
A su llegada, don Juan Carlos saludó desde el vehículo con la mano a los periodistas congregados a las puertas de la finca a la que solo se podía acceder con permiso, y elegida por la pareja de contrayentes para preservar su intimidad.
Se desconoce el número preciso de invitados a la boda, dado que la discreta pareja ha evitado dar ningún detalle.
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