El Gobierno búlgaro ha exigido este martes la dimisión del presidente de la Unión Búlgara de Fútbol, Borislav Mihaylov, por los insultos racistas que parte del público búlgaro profirió contra varios jugadores ingleses durante el partido de clasificación para la Eurocopa de anoche.
“Después de los incidentes de ayer, el primer ministro (el populista Boiko Borisov) ordenó que se cancelen todas las relaciones entre el Gobierno, incluidas las financieras, hasta la dimisión de presidente de la Unión Búlgara de Fútbol”, anunció el ministro de Deporte búlgaro, Krasen Kralev, según informa la emisora Nova TV.
Pero Mihaylov no piensa en dimitir, según afirmó poco después el director del departamento de comunicaciones de la Federación, Hristo Zapryanov, en declaraciones a la radio nacional BNR.
El primer ministro británico Boris Johnson calificó este martes de “infames” los gritos racistas proferidos la víspera por el público búlgaro contra futbolistas ingleses durante el partido clasificatorio para la Eurocopa-2020 entre Bulgaria e Inglaterra y pidió “duras sanciones”.
“El racismo que vimos y oímos anoche fue vil y no tiene cabida en el fútbol ni en ningún otro lugar”, dijo un portavoz de Johnson en Londres.
“Los jugadores y los entrenadores de Inglaterra demostraron una dignidad tremenda y el primer ministro los elogia (...) por su respuesta”, agregó. Considerando que “esta mancha en el fútbol no está siendo tratada adecuadamente”, el portavoz del primer ministro llamó a la UEFA a enfrentarse a lo ocurrido.
“El viernes próximo, el 18 de octubre, a las 14.00 está prevista una sesión del Comisión Ejecutiva de la Federación Búlgara de Fútbol. A partir de las 15.00, el presidente, Borislav Mihaylov, va a responder a todas las preguntas periodísticas. Hasta entonces permanece en el cargo sin plantearse dimitir”, dijo el portavoz.
El partido entre Bulgaria e Inglaterra, jugado anoche en Sofía, fue interrumpido dos veces por el árbitro debido a los ataques racistas de parte del público local. Los ultras búlgaros realizaron saludos nazis, cantaron insultos racistas y agitaron camisas con el lema No Respect.
El Estadio Nacional Vasil Levski de Sofía, que ya había visto reducida su capacidad en 5.000 espectadores debido a incidentes similares en el pasado, fue desalojado en algunas zonas del mismo y el encuentro pudo llegar a su fin con victoria inglesa por 0-6.
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