Es una fiebre que crece año a año a nivel sudamericano y sobre todo en la Argentina. La pasión por la motos es una epidemia que empieza a propagarse con rapidez, un virus que se contagia con facilidad y suma cada vez más fieles. Y no es casualidad que las máximas categorías del motociclismo desembarquen en la región. Primero fue el MotoGP, la competición de élite, que en 2014, tras 15 años de ausencia, regresó a territorio argentino y instaló con éxito en el Circuito Internacional de Termas de Río Hondo, en la provincia de Santiago del Estero. El año pasado se le sumó el Mundial de Superbike, que inauguró el Circuito El Villicum de San Juan y que en su segunda edición volvió a demostrar síntomas de por qué puede transformarse en el evento ideal para los fanáticos.
Las carreras en Sudamérica eran una necesidad. El público argentino y el de sus países limítrofes necesitaban un evento deportivo que les permita exteriorizar todas las sensaciones que llevan dentro. Fue muy notorio con las carreras disputadas este fin de semana en San Juan, la primera ganada por el español Álvaro Bautista y la segunda por Jonathan Rea, el monarca de la categoría, ganador también de la Superpole.
El World Superbike se celebra en 11 países de cuatro continentes y cada sitio tiene su atractivo. Hay lugares en el mundo, como los países asiáticos, donde el mercado comercial es gigantesco, pero el grueso de sus aficionados no manifiestan demasiado el amor genuino por las motos. Esas emociones espontáneas que sí son moneda corriente en el Round Argentino y la organización de esta cita da recursos al público para poder disfrutar de un fin de semana inolvidable.
Particularmente en el circuito sanjuanino, los resultados tienen poco peso ante unos espectadores obnubilados por el show. La fiesta es total, gane quien gane. Se ovacionó por igual al británico Jonathan Rea, quien ya es campeón mundial de este edición y es el habitual ganador del certamen, y al español Álvaro Bautista, que era la primera vez que pisaba el trazado argentino. Ni hablar de la devoción por Leandro ‘Tati’ Mercado, único piloto sudamericano de la grilla, que es aún más aclamado que cualquier otro competidor, independientemente de cómo rinda en las competencias.
De todas formas, Mercado acompañó el apoyo de las tribunas realizando una segunda carrera increíble, metiéndose entre los 10 primeros cuando había largado 19°. El cordobés terminó en la octava posición e hizo delirar a las tribunas, siendo también protagonista de la fiesta final en el Paddock, donde los pilotos ganadores y el héroe local regalaron parte de su indumentaria (sus botas, por ejemplo) a los fanáticos.
El gran diferencial del Mundial de Superbike con el MotoGP y otras competiciones de motociclismo de talla mundial es que los concurrentes se mueven en un ámbito más íntimo y disponen de varias actividades a lo largo del fin de semana que los acercan a sus ídolos. No es extraño ver a los protagonistas compartir espacio con los aficionados. Sus oficinas están en el corazón del Paddock. Si caminan por esa zona, lo hacen sin esconderse. Acceden a firmar autógrafos y a tomarse selfies a medida que avanzan.
También participan de eventos programados en los stands de sus equipos o se suben escenario del Paddock Show para disfrutar del fin de semana junto a los fanáticos. Por ejemplo, hay pilotos de otras categorías del motociclismo nacional e internacional que participan de un comentario en vivo de las carreras de World Supersport (World SSP) y de las categorías latinoamericanas GP3 de las Américas y la Superbike Latinoamericana.
Otro de los factores que hace del WorldSBK una cita imperdible es su formato de competición. Este año hubo un cambio de formato y cada fin de semana tiene tres carreras. Se mantuvieron las dos carreras como en 2018 –una el sábado y otra el domingo– y se le sumó la Superpole. Es decir, que los fanáticos que acudieron este fin de semana a Circuito El Villicum de San Juan vieron competir a la grandes estrellas de la categoría en tres oportunidades.
A esto se le suma un condimento no menor: las celebraciones del podio. Es habitual que en los deportes de motor el podio esté ubicado cerca de la pista y lejos del público, pero en esta categoría toda la fiesta sucede en el corazón del Paddock, muy cerca de la multitud. Y los pilotos estrellas, que no se limitan a tener contacto con los aficionados en los momentos pautados y lo hacen cada vez que tienen una oportunidad, festejan muy cerca de los concurrentes. Bautista lo hizo al ganar la primera carrera. Descendió del la estructura donde se había montado el podio para hacer la tradicional lluvia de champagne cerca de la gente y abrazarse con ellos.
“Este trazado (El Villicum) es super divertido, es un muy buen circuito. Esperemos que cuiden este circuito porque es una preciosidad, te diviertes muchísimo conduciendo. Con un buen cuidado para el año que viene estará fantástico. El Mundial de Superbike es un buen campeonato para los pilotos, pero es aún mejor para el público. Pueden ver a los pilotos de cerca, estar con ellos, tomarse fotos, celebrar las victorias con ellos, cómo hice ayer en el podio que bañé en champaña a todo el mundo, eso en MotoGP es impensable. Es todo más cercano y la gente debería venir porque aparte del espectáculo en pista hay mucho espectáculo en el Paddock y todos pueden vivir las carreras desde adentro, prácticamente igual que nosotros los pilotos”, dijo Álvaro Bautista, quien hasta el año pasado competía en MotoGP, en diálogo con Infobae.
Luego, como si fuera poco, los ganadores se trasladan al escenario del Paddock Show para responder preguntas y mantenerse siempre cerca de los fieles, quienes también pueden sentir empatía con los pilotos porque tienen la oportunidad de comparar la máquinas de carreras con las propias. El Mundial de Superbike se disputa con motos de competición basadas en las de producción regular. En comparación con los modelos estándar de calle, solamente presentan ciertas modificaciones: gestión del motor, sistema de escape, suspensión, frenos y diversas piezas. Pero que las motos que usan las estrellas sean versiones modificadas de las regulares es bueno para el fanático. Incluso este año en el Round Argentino hubo quienes pudieron sentirse profesionales por un fin de semana.
Todos estos alicientes, sumados a que los sorteos organizados por la organización que permiten un grupo de aficionados dar una vuelta en la pista a bordo del Safety Car o caminar por el Pit Lane para ver de cerca el trabajo en boxes, hacen que la experiencia sea completa. Por ejemplo en esta ocasión, el Grupo OSD, empresa organizadora, sorteó entre todos los que tengan una entrada una Kawasaki Ninja similar a la utilizada por el múltiple campeón Jonathan Rea.
Son estímulos para un público fervoroso, que llevaba años conformándose con ver la acción a distancia. Ahora los fanáticos de las motos de la Argentina y sus países limítrofes pueden sentir la emoción de la competencia internacional con solo trasladarse unos pocos kilómetros. Y no solo pueden están en lugar de los hechos, también pueden ser parte. Eso es el Mundial de Superbike: una experiencia inolvidable.
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