España está orgullosa de Marc Márquez quien logró su sexto título en el MotoGP, ocho en total en el Mundial de Motociclismo si se suman los de Moto3 (2010) y Moto2 (2012). Pero, más allá de lo bueno que es este joven de 26 años arriba de su Honda y que está llamado a batir todos los récords, su país es un caso paradigmático en las dos ruedas con una fuerte estructura que permite desarrollar y capitalizar a sus talentos desde muy chicos. Hay una comunión entre su federación, las empresas y el fuerte sentido de pertenencia que tienen los ibéricos con este deporte.
Es cierto que Márquez corre con el “caballo del comisario”. Honda es hoy la mejor moto. Sin embargo, el español con su manejo tiene con qué para capitalizar sus éxitos. Trasciende por su seguidilla de campeonatos. Aunque no es un caso aislado. Su nación ostenta una fuerte tradición motociclística gracias a Ángel Nieto quien con 13 coronas mundiales (6 en 50 cm3 y 7 en 125 cm3) es el segundo más laureado de la historia detrás de las 15 del italiano Giacomo Agostini (8 de 500 cm3 y 7 de 350 cm3). España tuvo otros grandes campeones tales Jorge Martínez “Aspar”, Ricardo Tormo, Sito Pons y Álex Crivillé por nombrar algunos.
Desde 1992, cuando la empresa española Dorna Sports se hizo cargo de los derechos comerciales del Mundial de Motociclismo, se potenció el respaldo para que sus corredores sean la referencia junto a los italianos, cuyo país es el que más campeonatos consiguió en el certamen ecuménico con un total de 77 sobre 51 de los españoles. Otro hecho clave fue en 1994 con la confirmación de la petrolera Repsol como main sponsor de Honda, una de las dos marcas más fuertes del MotoGP junto a Yamaha.
A estas fuertes alianzas estratégicas y comerciales se agregaron los avales deportivos de la federación de motociclismo local y el histórico Campeonato Español de Velocidad (CEV) que arrancó en 1915 y que también es apoyado por Repsol. Incluso es más antiguo que el Mundial de Motos que nació en 1949. El certamen español es el más importante del mundo y al igual que el MotoGP también es organizado por la Federación Internacional del Motociclismo (FIM). Allí el argentino Sebastián Porto compitió y fue campeón en 250 cm3 en 1995, antes de ingresar al Mundial donde resultó subcampeón en 2004 en la misma cilindrada. El contexto se completa con escuelas formadoras que toman chicos desde los cinco años y a los 12 ya empiezan con un desarrollo profesional. Todos estos puntos fueron la siembra de una cosecha gloriosa que parece no tener fin.
Este panorama permitió en la década pasada la llegada al Continental Circus (como también se lo conoce Mundial de Motociclismo), la continuidad y éxitos de pilotos en 250 cm3 (hoy Moto2) como, por caso, los bicampeones Dani Pedrosa (2004 y 2005) y Jorge Lorenzo (2006 y 2007). Éste último pudo consagrarse en la categoría reina en 2010, 2012 y 2015. Hasta que ambos se rindieron con la aparición de Márquez en el MotoGP en 2013, año de su primer campeonato en la división mayor donde repitió en 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019. Sólo el cetro del australiano Casey Stoner en 2011 interrumpió la hegemonía española en la presente década.
Para profundizar el caso español Infobae habló con Emilio Alzamora, campeón mundial de 125 cm 3 (hoy Moto3) en 1999. Guarda buenos recuerdos de la Argentina ya que se consagró en Buenos Aires hace 20 años. El ex piloto regentea un equipo en Moto 2 y Moto3. También es el CEO de una escuela de pilotos e instituto formador de profesionales para trabajar en el motociclismo como mecánicos e ingenieros. Además ofrece un master online para que gente de otros países pueda formarse. Se llama Monlau y está en Barcelona. El 25% del personal que trabaja en el Mundial de Motociclismo salió de su centro educativo y tras tres o cuatro años de cursada pueden llegar al gran circo de las dos ruedas. A su vez hay egresados para el automovilismo. “Aplicamos mucho la práctica para que cuando lleguen al escenario real se adapten de forma fácil”, asegura. En cuanto a lo deportivo cuentan con una estructura de 25 personas que se ocupan de los chicos que sueñan con ser corredores de motos.
Respecto del dominio de España explica que hay una gran infraestructura: “En los últimos 25 años se construyeron circuitos de primer nivel mundial. A Jerez y Montmeló se sumaron el de Valencia y Aragón. La logística ayuda porque en 1.000 kilómetros están todos esos autódromos. Entonces como en los campeonatos nacionales los chicos empiezan a correr desde los 12 años, a partir de esa edad ya compiten en estos circuitos que son usados por el MotoGP. Es decir, cuando un español llega al Mundial de Motos ya conoce de memoria esos trazados y le da una ventaja sobre el resto. Y aunque parezca un caso menor la buena temperatura que suele haber a lo largo del año en nuestro país también ayuda”.
“Para llegar a la Fórmula 1 los padres de los chicos tienen que ser millonarios. En el motociclismo es diferente. Sin ser barato, tampoco es una locura. Cuando un chico arranca puede llegar a gastar 10.000 o 15.000 euros por temporada. Ya en los campeonatos nacionales, con 12 años les cuesta 30.000 o 40.000 euros con motos de 80 cm3 o una Moto4 con un motor de motocross. Ya cuando se llega al CEV se gastan por año 150.000 o 250.000 euros para un equipo bueno. Una vez en el Mundial de Motos se llegan a gastar un 1.500.000 o 2.000.000 de euros por año considerando que se viaja por todo el mundo. Hoy correr en F1 sale entre siete y 10 veces más que en el MotoGP”, enumera. Cabe destacar que el proyecto de desarrollo de pilotos de Alzamora mediante sus patrocinantes, aporta parte del presupuesto para poder llegar a Moto3.
“Un campeón del mundo primero es un niño que detrás tiene una familia. Para nosotros es muy importante que la familia acompañe al chico en las carreras. En nuestro país los pilotos arrancan desde los cinco años en campeonatos de base. Empiezan a jugar con las motos como si un niño se iniciara con una pelota. La predisposición del chico es importante. Que se apasione, pero que no sea una obligación. A medida que arrancan su carrera hay un descarte de tres o cuatro años. Ahí te das cuenta quiénes son los que quieren dedicarse de lleno a esto. Es decir, ahí ya dejan en claro que esto no es hobby. A medida que van creciendo hacen prácticas también con motos de primer nivel ya que son las que corren en el campeonato de España y luego en el Mundial”, agrega.
A su vez Alzamora fue mentor de Márquez y lo conoce desde muy chico. “Da la casualidad de la vida de que ambos somos catalanes. Yo de Lérida y él de Cervera, una localidad muy cercana. Lo conocí cuando yo ya me retiré como profesional y cuando él arrancó en los campeonatos nacionales. El chico tenía 12 años y me fijé en el equipo de la escuela donde estaban él y los hermanos Pol y Aleix Espargaró (ambos pilotos de MotoGP). Lo empecé a acompañar e inició su camino hacia el profesionalismo”, recuerda. Otro destacado español que no estaba en ese grupo es Maverick Viñales, actual corredor oficial de Yamaha.
“Lo primero que me fijé de Márquez fue ver qué rápido era en la pista. Luego su familia, su entorno, que insisto, es clave para un chico que recién comienza. Me llamó la atención su madurez siendo un chico de 12 años, pero me hablaba como si tuviera 25. Ya se manejaba como un profesional. Él siempre estaba en el box limpiando la moto mientras los otros estaban afuera, jugando o divirtiéndose, algo normal para chicos de su edad. Pero Marc, empezando su adolescencia, ya estaba focalizado. Mostraba una gran pasión por este deporte. Era llamativa la atención que me prestaba cuando le daba un consejo. Le decía ‘mira, acá puedes frenar más tarde o acá te cierras un poco’ y él siempre tomaba lo que le decía, algo difícil en alguien de 12 años”, destaca.
¿Por qué Márquez siempre tuvo los pies sobre la tierra? Marc lo respondió en Termas de Río Hondo en 2014, cuando el MotoGP volvió a correr en la Argentina luego de 15 años. “Tiene que ver con la educación que recibí de mis padres, mis formadores deportivos desde chico y diversas personas que siempre estuvieron a mi lado. Son quienes me inculcaron respeto y límites. Yo puedo dar lo mejor y tener un exitoso presente, pero eso no justifica perder la cabeza. También hay una cuestión mental que fui trabajando con el tiempo. Eso me permite estar fuerte y también mantener el equilibro cuando uno llega a la cima”, contó.
En aquella oportunidad, su padre, Julià Márquez, quien lo acompaña en todas las carreras, brindó más detalles de su hijo mayor: “Siempre fue un niño dócil, que nunca nos trajo un problema. Tiene un gran sentido del humor, pero es muy estricto con las cosas que lo apasionan, como el motociclismo. Por eso desde chico supo lo que quería y cuando apenas era un adolescente se dedicó como si fuese un adulto”.
Su hermano menor, Alex (23 años), campeón de Moto3 en 2014 y actual puntero del certamen en Moto2, reveló que “más allá de que sea campeón mundial, Marc se maneja como un hermano normal. Él es sencillo porque somos de una familia humilde. Incluso me dijo que si ‘algún día perdía la cabeza’ no dude en reprenderlo”.
Tal vez su forma de ser en la vida lo lleva a Márquez a no dormirse en los laureles. Su hambre de gloria es insaciable y va por más. En la categoría reina está a solo un título de igualar los siete del italiano Valentino Rossi, el motociclista más famoso del planeta y que a sus 40 años sigue dando pelea. El caso de Marc demuestra cómo se puede promover a un talento y capitalizar sus éxitos acompañado de una gran estructura como la que tiene España para el motociclismo. Los resultados están a la vista.
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