Después de una investigación de cuatro años realizada por la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos (USADA), se ha sancionado duramente al entrenador estadounidense Alberto Salazar, quien dirigió a estrellas como Mo Farah, Galen Rupp o Sifan Hassan, quien fue declarado culpable de violación a las reglas antidopaje. Este famoso coach y el endocrinólogo Jeffrey Brown recibieron una suspensión de cuatro años por alterar pruebas y traficar sustancias (o al menos intentarlo), entre otras irregularidades.
Salazar, de 61 años, nacido en La Habana (Cuba), opera el Proyecto Nike Oregon, un grupo de entrenamiento de muy alto nivel en Estados Unidos financiado por la marca deportiva, al por ejemplo que perteneció el cuatro veces campeón olímpico Farah (2011-2017). Se descubrió que el entrenador traficaba o intentaba traficar con testosterona, sustancia prohibida que les dio a los atletas una cantidad que excedía su límite permitido y manipuló el proceso de control de dopaje.
“Mientras actuaban en conexión con el Proyecto Nike Oregon, Salazar y el doctor Brown demostraron que ganar era más importante que la salud y el bienestar de los atletas que habían jurado proteger. Los atletas en estos casos encontraron el coraje para hablar y finalmente revelaron la verdad”, dijo Travis Tygart, presidente de la USADA.
Al ser suspendido, salieron a la luz los controvertido experimentos de este prestigioso preparador, quien utilizaba a sus hijos como conejillos de Indias o pedía a atletas que oculten inyecciones de vitaminas.
Por ejemplo, en 2009, después de los temores motivados por Galen Rupp, Salazar empezó a preguntarse si un masajista con malas intenciones podría contaminar a un atleta con testosterona aplicándole un gel (AndroGel). Para saber a partir de qué dosis de gel un atleta da positivo en un control antidopaje, Salazar hizo pruebas con sus dos hijos, Alex y Tony. Este último aceptó la experiencia, pero se preocupó porque su esposa y él estaban intentando tener un niño. “Hay que tener cuidado con el AndroGel”, avisó Brown, que le precisó que debía lavar bien la zona de aplicación para no tener ningún riesgo.
Después de probar distintas dosis, los responsables del Oregon Project quedaron satisfechos. Haría falta tal cantidad de gel para “contaminar” un atleta que él se daría cuenta inmediatamente. Junto al doctor Brown creó el protocolo con dosis ligeras e hizo pasar la sustancia a través de una atleta que no sabía que la transportaba.
De hecho, dos años después, Salazar y su equipo se interesaron en la vitamina L-Carnitina, porque creían que era “el mejor complemento de futuro para los deportes de resistencia”. El entrenador de origen cubano probó una inyección de esta vitamina con un colega suyo del Oregon Project llamado Steve Magness, intentando asegurarse de que fuera legal en relación al Código Mundial Antidopaje. Resultó que la dosis era demasiado grande pero luego Salazar comenzó a perfeccionar el tratamiento con algunos de sus atletas, encontrando la cantidad legal. Cuando la USADA comenzó a investigar y a exigir sus datos médicos, él les pidió a los deportistas que no mencionen las inyecciones.
Hay también un correo electrónico de diciembre de 2011 dirigido al ex ciclista estadounidense Lance Armstrong que es muy revelador. Amstrong acababa de retirarse por segunda vez y todavía no le habían quitado los siete títulos del Tour de Francia. “Lance, ¡llámame en cuanto puedas! Lo hemos probado, es increíble (...) y 100% legal y natural. Van a ganar todavía 16 minutos en el Iron Man (Armostrong había pasado a competir en triatlón) si tomas esta vitamina”, dice el e-mail en cuestión.
Tras conocerse el duro castigo, el corredor inglés Mo Farah, cuatro veces oro olímpico y seis veces oro mundial entre los 5.000 y los 10.000 metros, declaró que no tiene “ninguna tolerancia con los que contravienen los reglamentos”. El atleta de 36 años, que nunca formó parte de los atletas que se sospechaba que habían hecho trampa, apoyó la sanción: “Estoy aliviado con que, después de cuatro años, haya acabado la investigación sobre Alberto Salazar. Ha habido un veredicto y estoy contento con que por fin haya una conclusión.”
También habló la reciente campeona mundial de 10.000 metros, la holandesa nacida en Etiopía Sifan Hassan, quien dijo estar “conmocionada” pero también concentrada en su carrera de 1.500 metros en el Mundial de Doha. “Era consciente de las investigaciones en curso cuando me uní al equipo y siempre he tenido la conciencia tranquila”, comentó Hassan. Ella es una de los seis atletas participantes en el Mundial que eran entrenados por Alberto Salazar.
(Con información de AFP)
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