Guillermo Coria es uno de los mejores tenistas argentinos de la historia y su rendimiento dentro del court quedará para siempre en la memoria. El santafesino compartió su trayectoria juvenil y profesional con Roger Federer, quien aún hoy sigue siendo una leyenda de la disciplina. Si bien el suizo es elogiado por su temperamento, la situación no era la misma cuando era joven.
“Lo que están haciendo Roger y Rafa (Nadal) con la edad que tienen... Siguen vigentes. Te digo la verdad, con una mano en el corazón, después de haber compartido circuito junior con Federer, nunca hubiésemos imaginado que iba a llegar a ser lo que es y sigue siendo. El trabajo que hizo la gente que lo rodeó, sobre todo el que le trabajó la cabeza a Federer, que es para darle el Premio Nobel porque fue impresionante el laburo que hizo”, contó el ex tenista en una entrevista con el programa radial Cambio de Lado (Club 94.7).
Al Mago le preguntaron desde el piso si Su Majestad era “medio loquito” y contestó: “¿Medio? ¡Terrible! Medio no. Era completamente sacado. Escuchaba música electrónica a full con los auriculares, pelo teñido de rubio, una personalidad... ¡Nada que ver a lo que es hoy! Lo que los conocemos, cada tanto cuando está en un partido que no le encuentra la vuelta, se ve que está a punto de estallar pero cómo se controla es impresionante. Por eso digo que es para darle un Premio Nobel al que le hizo un cambio de su personalidad y en su forma de controlarse”.
El ex número 3 del mundo, ganador de nueve títulos como profesional, rememoró que tuvo siete duelos con su ídolo Andre Agassi y señaló a la victoria en Roland Garros 2003 como una pieza fundamental de su trayectoria: “Después de haberlo enfrentado en el estadio principal de Roland Garros y haberle ganado... Ese fue el cambio de mi carrera. Me odió con mi revés paralelo porque le costaba muchísimo correr para su derecha. Fueron momentos lindos. Haber compartido con esa generación. Roddick, Federer, Nadal, Guga (Kuerten) y toda esa generación fue sacando a esos monstruos como Sampras, Agassi, Káfelnikov, Rafter. Jóvenes, que con 19 ó 20 años, fueron sacando a esos monstruos, que podrían haber dado un montón de tiempo más en el circuito”.
A los 37 años, Coria ocupa un rol en la Asociación Argentina de Tenis (AAT) acompañando a los juveniles y a la distancia aprovecha para reflexionar sobre algunas actitudes suyas que no lo dejaron conforme en su época como jugador: “Desde chiquito tuve mucha personalidad. Obviamente tuve un montón de errores al tomar decisiones a los 16 o 17 años, por no tener la madurez de un adulto. Hoy hubiese cambiado un montón de esas decisiones o formas de actuar de mi pasado, pero no me puedo arrepentir porque estaba convencido. Y muchas de esas decisiones me dieron resultado porque estaba convencido”.
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