Este miércoles Virgil van Dijk fue elegido como el segundo mejor jugador del planeta, quedó por detrás de Lionel Messi y apenas por delante de Cristiano Ronaldo, en la gala de los premios The Best celebrada por la FIFA en Milán. Antes de convertirse en una estrella, el holandés fue protagonista de una dolorosa historia que pocos conocen.
El futbolista del Liverpool dialogó con la revista británica Four Four Two y contó que en 2012, cuando tenía apenas 21 años, estuvo al borde de la muerte. “Recuerdo todo al respecto. No voy a mentir, estaba bastante asustado. Podría haber muerto ".
En aquel entonces, el defensor era una promesa del FC Groningen de Holanda y se había mudado sólo, lejos de su familia, para poder alcanzar su sueño de ser una figura del fútbol mundial. Aquella mudanza lo alejó de la saludable cocina hogareña, que fue reemplazada por la comida chatarra: “Comía porquería todo el tiempo”.
Ese cambio de hábito comenzó a generar consecuencias en su cuerpo, a tal punto que un día no pudo presentarse a entrenar. “Al principio, pensamos que tenía gripe, estuvo en casa unos días con mucho dolor abdominal”, detalló su por entonces director técnico, Dick Lukkien.
“Fue al hospital local pero no pudieron encontrar nada malo, así que lo enviaron a casa. Fue solo su madre quien vio que esto no era normal y lo llevó de regreso al hospital, fue crucial para salvar su vida".
El parte médico oficial parecía letal: apendicitis, peritonitis y un riñón infectado.
“Todo lo que pude ver fueron tubos colgando sobre mí, mi cuerpo estaba roto y no podía hacer nada”, recordó Van Dijk, quien ante semejante cuadro escribió su propio testamento.
“Si hubiera muerto, una parte de mi dinero hubiese ido para mi madre. Por supuesto, nadie quería hablar de eso, pero teníamos que hacerlo, todo podría haber terminado”.
Afortunadamente, lo médicos hicieron un trabajo sensacional y aquel primero de abril pudieron salvar su vida. "¡Fue una broma del Día de los Inocentes! Por suerte, me recuperé. Fue una gran bendición salir del otro lado con mi salud. Me he asegurado de que mi dieta mejore mucho desde entonces ".
Aquel roce con la muerte terminó siendo un trampolín en su carrera. Van Dijk se propuso ser una estrella, se ganó un puesto de titular en el equipo para la siguiente temporada y en 2013 fue comprado por el Celtic de Escocia. Luego, en 2015, se sumó al Southampton para brillar en la Premier League y llamó la atención de Jürgen Klopp. El alemán lo pidió para el mercado invernal de la campaña 2017/18 y desde entonces se ha convertido en una pieza clave del Liverpool.
Su traspaso al conjunto rojo se cerró en 84 millones de euros. Ese día, el zaguero se convirtió en el defensor más costoso de la historia. El mes pasado, la UEFA lo eligió como el mejor futbolista europeo de la temporada y el lunes, la propia FIFA lo ubicó segundo, apenas por detrás de Lionel Messi.
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