Su aspecto llamaba la atención. 1.80 de altura, brazos tatuados hasta las muñecas, físico corpulento y una singular preferencia por el pantalón de portero en lugar de las típicas bermudas.
Omar Ortiz es un nombre conocido para todos aquellos que siguieron de cerca la liga mexicana de futbol en la primera década del presente siglo.
"El Gato Ortiz", como también se le conocía, es un ex guardameta que nació el 13 de marzo de 1976 en Monterrey, Nuevo León, la misma ciudad en donde vive actualmente. Aunque ahora lo hace sin poder respirar el aire de la libertad.
Y es que a pesar de vestir las camisetas de equipos de la Primera División como Monterrey, Celaya, Necaxa, Atlante y Jaguares -e incluso de la misma Selección Mexicana en la edición 2002 de la Copa Oro-, al Gato Ortiz "se le hizo fácil" participar en el secuestro de Armando Gómez, esposo de la cantante mexicana Gloria Trevi, ocurrido en octubre del 2011 al norte de la zona metropolitana de Monterrey.
En el momento de su detención, "El Gato" cumplía una suspensión de dos años de actividades profesionales por haber arrojado positivo en Oximetolona y Dromostanolona, dos tipos de esteroides anabólicos que le fueron detectados en 2010 durante un control antidopaje.
Todos esperaban su regreso a las canchas, pero nadie imaginó que estaba vinculado a una banda de secuestradores. Su participación en el delito le terminó costando una condena de 75 años de prisión, y un adiós definitivo a su carrera profesional.
Las autoridades mexicanas dijeron que Ortiz le proporcionaba información valiosa a la banda para facilitar los secuestros.
También se dijo que el líder de la organización -presuntamente ligada al Cártel del Golfo- distribuía droga, específicamente cocaína, y que el "Gato" Ortiz era consumidor de esa sustancia.
Ahora, siete años después de su detención (y nueve desde la última vez que pisó un campo de futbol), "El Gato" asegura ser una persona totalmente distinta.
Fuentes aseguran que siempre se le ve con una biblia en la mano, y que ahora predica una devoción religiosa que casi raya el fanatismo.
Según las palabras del propio Ortiz, el punto de quiebre fue una situación límite que vivió al interior del Centro de Reinserción Social de Cadereyta, durante un motín ocurrido el 28 de marzo de 2017.
Ortiz Uribe fue brutalmente golpeado por otros internos y resultó herido de gravedad (aquel día murieron cuatro reos en el penal).
"El Gato" explicó que fue en medio de esa golpiza cuando "conoció a Dios", y aseguró que a partir de ahí todo cambió.
Su tiempo en la cárcel, según detalló, lo pasa ayudando en la lavandería del módulo 5 de Cadereyta, donde viven unos 350 internos que no se pueden mezclar con el resto de la población, dado el riesgo de que atenten contra sus vidas.
Y aunque aseguró que "las palabras no justifican", en una entrevista para Net Channel Tv el ex futbolista dijo lo siguiente: "si alguien ofendí, si alguien lastimé, si alguien alguna vez se sintió atacado por mí. Le pido perdón de corazón. Realmente con un perdón sincero".
Según Ortiz, el encarcelamiento fue una especie de prueba, "una pausa que dios le dió" para entender el mensaje de la divinidad. "Entendí que era el tiempo de dios. De poder conocer a dios. De leer su palabra, orar y exponer su mensaje ante los demás."
El ex portero de Rayados de Monterrey también asegura que un día no muy lejano, a pesar de lo que dicta su sentencia, saldrá libre:
"Yo un día 27 me voy a ir. Mucha gente me dice 'estás loco'. Me dieron 75 años de sentencia, pero yo sé que tengo un gran abogado: jesucristo. Él me ha dicho que me va sacar, y yo le creo".