Diego Maradona, máximo ídolo del Napoli, dio su aprobación al "Chucky" Lozano, el mexicano de 24 años recién llegado a Italia.
Así lo confirmó Stefano Ceci, autor del libro "Maradona, el sueño de un niño" (o "il sogno di un Bambino", en italiano), en el que narra sus experiencias junto al ídolo del Napoli, su amigo.
"Maradona está entusiasmado con la llegada del 'Chucky', le gusta el jugador y cree que tiene todas las credenciales para hacerlo bien en Nápoles", explicó Ceci en una entrevista para Radio Marte, durante la transmisión de Marte Sport Live.
"Esperamos que, además de Lozano, todo Nápoles vuelva a dar la vuelta".
Hirving "Chucky" Lozano anotó su primer gol a tan solo 21 minutos de haber debutado con el Napoli. El futbolista mexicano ingresó de cambio para el segundo tiempo ante la Juventus y a pesar de la derrota, cambió la cara de su equipo, a tal grado que fue felicitado por el propio Cristiano Ronaldo.
"En el último gol de ellos se acercó un poco y me felicitó. Me dijo que 'bienvenido a Italia'. Fue algo muy bonito, es un jugador espectacular, de otra serie, fue algo muy bonito, disfruté mucho del partido porque el equipo se vio muy bien y también por jugar contra grandes jugadores, no solo es Cristiano", dijo Lozano Bahena a TUDN.
La increíble historia de Stefano Ceci
Corrían los primeros años de la década del 2000 y Diego Maradona buscaba reponerse de sus adicciones en La Pradera, en Cuba, cuando un italiano se apersonó en la puerta del complejo con el objetivo de trabar relación con el Diez. La respuesta al desconocido fue un no rotundo, sin embargo, obstinado, no abdicó.
Stefano Ceci contaba con algo de recursos para solventarse la estadía, pero alejarse de La Pradera podía minarle las oportunidades. Se había "enamorado" del Diez como todo napolitano que vivió en éxtasis los años en los que el astro le arrebató la corona a la Italia poderosa, la del Norte, para hacerla brillar en el Sur de su país, en su humilde Napoli. Incluso, atesoraba una foto de cuando era un niño y había logrado arrancarle una imagen eterna. En consecuencia, cual indigente, Stefano decidió hacer base en la puerta. Allí durmió una, dos, tres noches, observando los movimientos del entorno de Maradona, pero sin suerte.
Hasta que Guillermo Coppola, entonces representante del ex capitán de la selección argentina, se apiadó de Stefano e intercedió para el encuentro. "Hubo buena onda de entrada", cuentan desde la intimidad de Maradona y no se le despegó más. Así, el Tano pasó a ser parte del entorno del ex enganche y hoy entrenador de Dorados de Sinaloa. Fue avanzando en los círculos de confianza. Y hoy es uno de sus laderos.
Matías Morla, apoderado y hombre de confianza de Maradona, también lo adoptó. Incluso le prestó el oído a varios negocios que le ofreció a Diego en Europa. Por ejemplo, fue el impulsor del regreso de Diego a Nápoles en 2017, en el que vivió de homenaje en homenaje y fue nombrado Ciudadano Ilustre de la ciudad.
Stefano Ceci dejó de ser el osado desconocido que se transformó en homeless por unos días para acercarse a Maradona y ganó espacio como uno de los integrantes naturales del "otro equipo" del Diez; el que lo contiene y lo acompaña. Le ofreció el hombro en su aventura en Dubai, en la que muchas veces lo confundían como parte del cuerpo técnico. No es para menos: si Diego hacía ejercicio, él hacía ejercicio. Si el ex futbolista quería pelotear, ofrecía su físico espigado. Compartió cumpleaños, las fiestas de fin de año, como un familiar más.
Pero más allá de la cercanía, Ceci nunca perdió un ápice de fanatismo. Su cuerpo está tapizado de tatuajes de Maradona. Formó una familia y, para no dejar dudas sobre su admiración, a su hija la bautizó Mara Dona Ceci. El padrino es… Sí, la figura de Argentina campeona del mundo en México 1986. Y su cuenta de Instagram es Stefano Ceci… 10.
Después de tantos años en el staff Maradona, Stefano se maneja con soltura en el español, aunque son normales algunos baches en el idioma. Es ahí donde surge el humor de Maradona para chicanearlo. "¿Sos boludo, Tano?", dice cuando el italiano no entiende alguna broma.