Por Darío Coronel
El 22 de julio el automovilismo cumplió 125 años, en conmemoración de la primera carrera de autos disputada en 1894, la París-Rouen, en Francia. La máxima expresión de este deporte es la Fórmula 1 y en ella Mercedes celebrará sus 200 carreras con una decoración especial en sus autos. Será este fin de semana de local con la disputa del Gran Premio de Alemania, en Hockenheim. Todo indica que cuando finalice la presente temporada el equipo germano se estaría consagrando como el más ganador de forma consecutiva en 69 años de historia de la categoría. Si bien el presente campeonato no terminó, la escudería teutona se encamina a plasmar al hilo su sexta corona en el Campeonato de Pilotos y de Constructores, doce en total. Su dominio arrancó en 2014 con la era de los motores híbridos. Pero para llegar a estos laureles hay un largo proceso que se inició hace casi una década cuando la marca de la estrella volvió de forma integral a la Máxima.
Mercedes tomó el lugar que dejó el efímero, pero exitoso Brawn GP que en 2009 obtuvo el título de Pilotos con el inglés Jenson Button y el de Constructores. La casa de Stuttgart adquirió el remanente de la escuadra británica que estaba a cargo de Ross Brawn, uno de los ingenieros más importantes de la F-1, y retornó como equipo en 2010. Fue con dos corredores germanos, Nico Rosberg, y promovió el reingreso de Michael Schumacher, nada menos, quien se había retirado a fines de 2006. Fue una correspondencia del Kaiser hacia la marca, para quien corrió en el Mundial de Resistencia en 1990 y 1991 y lo ayudó a llegar a la Máxima.
Pero para entender el por qué Mercedes apabulla en la F-1 hay una serie de claves. Puntos determinantes que explican el dominio de la escudería germana. Para llegar a tener el auto más rápido y potenciar al mejor piloto del mundo en los últimos años como lo es el inglés Lewis Hamilton, detrás hay una gran estructura organizada que trabaja a la perfección. Tienen uno de los dos mejores presupuestos, es cierto, pero eso no es todo.
La mano de Brawn. La primera arista del éxito de "Las Flechas de Plata" está en la continuidad de Brawn como cabeza del equipo. El técnico británico, hoy responsable de esa área en la F-1, fue uno de los referentes de la época más gloriosa de Ferrari cuando dominó entre 2000 y 2004 inclusive, con el propio Schumi como baluarte. Luego de dos cuartos puestos en 2010 y 2011, el triunfo llegó con Rosberg en 2012, pero a nivel general el equipo terminó quinto ese año. Aunque en 2013 a pesar de otro aplastante ejercicio de Red Bull y el cuarto cetro consecutivo del teutón Sebastian Vettel, Mercedes logró el subcampeonato de equipos y cosechó otras tres victorias, dos con Rosberg y una con Hamilton, que esa temporada dejó McLaren luego de seis años. Brawn dejó una base sólida.
Toto Wolff. Sin Brawn a cargo, desde 2013 ya estaba en la escuadra Toto Wolff (47 años), que venía de ser accionista en Williams (tenía un 16 por ciento). Wolff, aparte de tener un 30 por ciento de las acciones del equipo, es su director ejecutivo. Por su pasado como piloto también conoce mucho de estrategia y Mercedes no suele cometer errores en las planificaciones de las competencias. Aunque el austriaco también marcó una pauta de trabajo interno donde prioriza el buen clima laboral. "Hemos sido capaces de crear un entorno en el que realmente disfrutás de tu trabajo. Se trata de una honestidad brutal entre nosotros. Culpamos al problema, pero no a la persona. Si alguien comete un error, entonces tratamos de entender por qué y tratamos de evitarlo en el futuro, o de desarrollar a esa persona, y creo que realmente se trata de cuidar al ser humano y sus objetivos", le explicó Toto a Lat.motosport.com.
Base en Inglaterra. Mercedes podría haber tenido su equipo en Alemania. Pero priorizaron la logística y mantuvieron la base de Brackley, donde estaba el extinto Brawn GP. En las Islas Británicas están siete de los diez equipos de la F-1. Los alemanes también tuvieron estrategia al quedarse en la meca de la Máxima y estar a solo 12 kilómetros del Autódromo de Silverstone, donde se corrió la primera carrera de la categoría el 13 de mayo de 1950. Es el escenario elegido para hacer el ensayo inicial, previo a la pretemporada que suele hacerse en Barcelona.
Desarrollo en la era híbrida. En 2014 comenzó esta racha ganadora para la escudería teutona. Otro punto determinante es que fueron los mejores preparados para la era híbrida de los motores con variante eléctrica y a combustión. Hicieron un gran desarrollo previo, lo fueron mejorando y los resultados están a la vista. Incluso le proveen de plantas motrices a Williams y Racing Point. Pero el trabajo hecho en la F-1 fue más allá de las pistas. Como varias terminales en el mundo, Mercedes tiene en la motorización eléctrica la energía alternativa para el futuro del automóvil. Por eso también competirá de forma oficial desde la próxima temporada de la Fórmula E.
Manejo del presupuesto. Para ser el mejor en la F-1 no se trata solo de tener el mejor presupuesto. Hay saber administrarlo. El equipo alemán cuenta este año con el mismo gasto que Ferrari y ambos duplican o triplican al resto. Son unos 400.000.000 de euros, aunque Mercedes lo invierte de forma correcta y lo capitaliza demostrando eficiencia y eficacia. El mismo análisis corresponde a las temporadas anteriores. Eso es optimización de recursos.
Técnica. Es la parte más importante. Por eso Mercedes se nutrió de responsables idóneos en esta materia. En 2013 contrató a Paddy Lowe, ingeniero nacido en Kenia, pero nacionalizado inglés que trabajó en Williams en la época de sus títulos de 1987, con el brasileño Nelson Piquet, y en 1992, con el inglés Nigel Mansell. También estuvo en McLaren en la doble consagración de 1998 y 1999, con el finlandés Mika Hakkinen. En 2017, Lowe volvió a Williams y fue reemplazado por otro británico, James Allison, que también tuvo sus pergaminos: fue director técnico adjunto en Renault en el bicampeonato de 2005 y 2006 con el español Fernando Alonso. Para tener el mejor auto hay que trabajar con antelación y el actual W10 se empezó a gestar en 2017, tal como lo explica el propio Allison en el video provisto por el Instituto de Automovilismo Deportivo (IAD).
El mejor piloto. El factor humano cada vez influye menos, pero contar con Hamilton es otra clave. Recién llegado al equipo alemán decía "desde el punto de vista de los motores, valió la pena, ya que Mercedes sencillamente sabe cómo construir grandes motores". El inglés conocía el potencial de los impulsores alemanes ya que los empleó en 2008 para alcanzar su primer campeonato con McLaren. El británico es un estratega y no estuvo errado. En 2015 su ex escudería volvió a contar con las plantas motrices de Honda algo que era todo un interrogante. Pero Lewis no quiso improvisaciones por más romanticismo que pudiera generar una nueva versión de McLaren-Honda, como en la época de su ídolo Ayrton Senna. Eligió bien priorizando los fierros de Mercedes. Con el auto más rápido desde 2014 se vio su mejor versión como corredor. Se muestra letal. Por su fortaleza mental se potencia bajo presión. Empieza a ganar las carreras abajo del auto y un ejemplo claro fue la guerra psicológica que tuvo con Rosberg en 2016, que lo hizo retirar al alemán más allá de lograr el cetro. A sus 34 años, Hamilton se perfila a plasmar su sexto título y en 2020, sumando otro, igualaría a Schumacher.
Irregularidad del resto. No se le resta ningún mérito a Mercedes, pero en estas cinco temporadas y media sus rivales más importantes no fueron constantes. Fue en 2017 cuando parecía que Ferrari iba a ganar la pulseada. La Scuderia terminó la primera parte del torneo arriba con Vettel. No obstante, luego del receso por el verano europeo el conjunto alemán puso las cosas en su lugar y llegó otra consagración de Hamilton. En 2018 desde Maranello volvieron a mostrarse competitivos, pero entre errores del equipo y del mismo Vettel, facilitaron una nueva coronación del británico quien también hizo lo suyo. De momento, este año solo Red Bull los pudo doblegar con el triunfo del holandés Max Verstappen en Austria.
Números contundentes. Si no cambia el panorama del presente ejercicio, Mercedes batirá la marca de campeonatos consecutivos de Pilotos y Constructores que tiene Ferrari. Ya había superado a McLaren cuando en su inolvidable asociación con Honda en la provisión de motores abrocharon cuatro coronaciones entre 1988 y 1991, con las tres del brasileño Senna (1988, 1990 y 1991) y el francés Alain Prost (1989). También a Red Bull con su cuarteto glorioso de 2010 a 2013 de la mano de Vettel. En tanto que la casa de Maranello arrasó de 2000 a 2004 con Schumacher. Al terminar esta temporada serían 12 coronas seguidas para Mercedes (6 de Pilotos y 6 de Constructores) cuyos números desde 2014 (inicio de la era híbrida) hasta la última carrera de esta temporada son contundentes: disputaron 110 carreras y lograron 83 victorias, 91 poles positions, 165 podios (contando sus dos pilotos), 57 récords de vueltas y 46 "1-2", es decir, las dos mejores posiciones. Entre 2014 y 2018, del total de los puntos en juego, su efectividad nunca bajó del 73 por ciento. En 1954 y 1955 también arrasaron: en 12 competencias obtuvieron 9 triunfos, 8 poles positions, 15 podios, 7 récords de vueltas y 5 "1-2". El Francia en 1954, Fangio quedó en la historia al haber ganado la primera de las 200 carreras para el equipo alemán que ostenta un global de 96 éxitos en la F-1, es decir, casi un festejo cada dos Grandes Premios. Ya superó a Lotus (81) y está cuarto en el historial detrás de Ferrari (236), McLaren (182) y Williams (114). Será cuestión de tiempo para que se suba al podio.
Hambre de gloria. Mercedes no se duerme en sus laureles y va por más. Tiene el mejor auto, pero este fin de semana estrena un chasis con mejoras en el W10. Se trata de evoluciones importantes basadas en los trabajos que se hicieron sobre el coche que usaron en esta primera parte de la temporada. El equipo alemán quiere ratificar su buen rumbo y lograr nuevos campeonatos. Confirmada su continuidad en la F-1 hasta 2025, el interrogante es cómo afrontará la etapa que asoma desde 2021 con el nuevo reglamento técnico. Una cosa es cierta: por su estructura y capacidad los germanos tienen potencial para adaptarse a los futuros cambios y ser protagonistas. Es la escudería más exitosa de esta década y en la próxima darán todo por mantenerse en la cima.