Toni Nadal es un artesano. Su pensamiento y sus manos moldearon a su sobrino Rafael y lo convirtieron en uno de los tenistas más destacados de todos los tiempos. La fortaleza física fue una de las características que siempre distinguió al doce veces campeón de Roland Garros, pero hubo un componente que lo hizo sobresalir aún más: su solidez mental. Y ese es el gran aporte de su tío.
Hace un año y medio que "El Tío Toni" -como muchos lo han llamado- dejó de ser el entrenador de Rafael. Hoy dedica sus días a trabajar en la academia que lleva el nombre de su sobrino y a dar conferencias en las que expone su pensamiento y su método de trabajo.
Muchas veces acusado de ser demasiado severo, el formador de jóvenes no reniega de esa calificación. Por el contrario, expone su "dureza" como una de las claves que llevan a lograr los objetivos trazados.
En una entrevista concedida al diario "La Vanguardia" de España, Toni Nadal se explayó sobre la filosofía que rige su vida y su trabajo: cómo entiende los conceptos de éxito y fracaso, por qué cree que hoy no se le puede decir a alguien que no tiene talento, su desprecio por la queja y para qué sirve el miedo, entre otras cuestiones.
La severidad que aplicó en la formación de su sobrino: "A veces fui duro con él. Cuando yo trabajaba con Rafael lo hacía siempre pensando en su futuro. Entiendo la dureza como un medio para conseguir los objetivos. Cuando uno tiene que exigir, tensa la cuerda, es casi obligatorio. Cuando persigues el límite, no sabes dónde está".
Por qué hoy parece que no se le puede decir a alguien que no tiene talento: "Vivimos en un mundo algo populista. Hoy cuesta mucho, o está mal visto, decirle a alguien que no es suficientemente bueno, que no tiene talento suficiente, y es un problema de nuestra sociedad. Yo le dije muchas veces a mi sobrino que no era suficientemente bueno, porque yo entendía que era la manera de motivarlo y de que no se acomodara".
El exceso de protección como algo nocivo: "Para que una persona pueda ser mínimamente fuerte no queda más remedio que soportar algo de dureza y no ser tan protector con ella. Es muy difícil que alguien se desarrolle bien con un exceso de protección. Estamos en un mundo muy competitivo, por lo tanto nos tenemos que preparar para ello".
El valor del esfuerzo: "Si tú, en tu vida, no aspiras a cosas grandes, pues a lo mejor no necesitas esforzarte mucho. Pero si aspiras a algo grande, necesitas ser consecuente (…). Hacer las cosas lo mejor posible es lo que da satisfacción personal. Y normalmente, querer hacer las cosas bien implica esfuerzo. La exigencia va ligada al esfuerzo".
Qué es el éxito: "Hay dos tipos de éxito. En primer lugar, lo que todo el mundo entiende como tal: ganar Roland Garros, Wimbledon, la Champions League, ganar un Oscar o llegar a ser el director del Hospital Mount Sinai… Eso es el éxito en términos absolutos. En términos relativos, es la satisfacción personal que uno tiene de haber hecho todo lo que podía. Al final, el éxito en la vida es ser feliz".
Qué es el fracaso: "Un fracasado es quien no lo intenta".
Con qué vara nos medimos a nosotros mismos y a los demás: "La exigencia que tenemos hacia los otros es muy elevada, hacia nosotros no tanto".
Qué peso tiene el miedo: "El miedo a fallar lo tiene todo el mundo, todos tenemos dudas y miedos. Cuando Rafael salió a jugar la última final de Roland Garros tenía miedo, o más que miedo le angustiaba la idea de perder. ¿Cómo superarlo? Con preparación. Cuando más preparado estás, mejor afrontas estas situaciones".
Por qué no le decía a su sobrino lo que quería escuchar: "El que triunfa siempre tiene personas dispuestas a decirle lo que quiere escuchar. Pues bien, con Rafael yo hacía de contrapeso: le decía lo que no quería oír, y a veces de manera exagerada".
Su desprecio por la queja: "La queja me molesta mucho. La queja es una falta de agradecimiento a la vida (…) La queja se hace reincidente. Cuando alguien acostumbra a quejarse, acaba quejándose de todo. Además, a través de ella acabamos dando la culpa de todo lo que nos sucede a los otros. Por norma general, las personas que más se quejan son las que menos hacen para cambiar su situación. Si uno quiere ver problemas, los verá siempre".
Su devoción por Lionel Messi: "¿Si me gusta más Messi o Epicuro? Messi (risas). Lo que diferencia al ser humano del resto de animales es el pensamiento, soy consciente. Lo que ocurre es que Messi me entretiene mucho".
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