El uruguayo Gustavo Matosas vivió los mejores años como entrenador en México, lugar donde creció de chico, y sin embargo, no titubeó ante la pregunta de si habrá emociones cruzadas cuando su equipo, Costa Rica, enfrente a México el sábado en los cuartos de final de la Copa Oro: "Nada, que les voy a ganar".
Matosas, de 52 años, asumió la dirección técnica de Costa Rica este 2019, igual que su homólogo del "Tri", el argentino Gerardo "Tata" Martino. Sin embargo, el uruguayo tiene toda la presión para el duelo del sábado. Los "ticos" cayeron en la fase de grupos ante Haití y es por ello que tendrán que verse las caras con los aztecas "antes de tiempo".
"A veces pasa. Nos enfrentamos a México cinco días antes de lo esperado", expresó Matosas en la previa del enfrentamiento. Y es que los centroamericanos tenían planeado enfrentarse a los mexicanos recién en las semifinales del torneo de Concacaf. La humillante derrota ante Haití cambió los planes.
Sin embargo, Matosas sacó pecho. "El planteamiento lo voy a analizar, pero seguramente vamos a salir a proponer", adelantó. "Yo creo que México es favorito, por el potencial económico y futbolítico, pero tenemos una gran generación de futbolistas", completó.
"La cancha igual estará llena de mexicanos. Pero con la pelota al medio nunca nada se sabe. Todo puede pasar", concluyó desafiante el uruguayo, como suele ser su personalidad.
Es precisamente ese temperamento el que lo hizo brillar en los banquillos del León en la Liga MX. Después de formarse en el torneo uruguayo y un breve paso por el peruano, Matosas desembarcó en México para dirigir al Querétaro entre 2010 y 2011.
Pero en fue el conjunto esmeralda donde cosechó los éxitos que hoy en día siguen siendo respetados entre los mexicanos. Con León consiguió primero el ascenso a la Primera División y después un doblete liguero, algo que ocurrió apenas dos veces en el fútbol mexicano desde la creación de los torneos cortos. Todo eso en apenas tres años y medio.
Matosas ya tenía antecedentes en el país azteca. Durante una parte de su infancia y adolescencia vivió en la ciudad de Toluca, capital del Estado de México, unos 60 kilómetros al suroeste de la capital del país, debido a que su padre, Roberto Matosas, también jugador de fútbol, formó parte del equipo local.
Ahí, el uruguayo estudiaría la escuela secundaria y compartió escuela con un hombre que se convertiría unas cuatro décadas después en presidente de México: Enrique Peña Nieto.
"No recuerdo bien si peña Nieto era un año más chico o más grande que yo, pero estuvimos en la misma escuela en Toluca, tenemos amigos en común, pero él seguramente no me recuerda", dijo Matosas cuando Peña Nieto era presidente de México (2012-2018).
En la cresta de su fama, Matosas pasó al América, uno de los clubes más grandes y populares del país, y después al Atlas. Pero nada fue igual. Nunca pudo igualar aquel estilo ofensivo y avasallador con el resto de sus equipos, ni siquiera a nivel de títulos.
Matosas entonces emigró, primero a Arabia Saudita, donde entrenó al Al-Hilal en 2016, para volver a América, premio con Cerro Porteño en Paraguay (2017) y después con Estudiantes de La Plata en Aergentina (2018), donde tampoco pudo entusiasmar a sus planteles.
Fue la Federación costarricense la que le dio una segunda oportunidad. Para Matosas, la Copa Oro de este año es su primer torneo grande con el equipo. Pero tras la derrota ante los haitianos, las alertas se encendieron en el país centroamericano.
"Ellos vienen jugando bien, México parece imparable, pero ya veremos", advirtió Matosas. El sábado, en el Estadio NRG de Houston, en Texas, los jugadores mexicanos y costarricenses definirán en la cancha a uno de los cuatros semifinalistas del torneo.