PARÍS – River tiene razón, pero solo en parte. Boca hizo lo que pudo, pero debe mirar al futuro y dejar atrás lo sucedido en la Copa Libertadores. Se cae el cielo en París y Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol, sonríe agotado. Lo agota en parte Argentina, porque vuelve el recuerdo de lo sucedido seis meses atrás con la final entre Boca y River, y es reciente el lío en el que metió al fútbol sudamericano a partir de la clasificación de Tigre, un equipo descendido, para el máximo torneo de clubes de la región.
Eso sí: no le menten a Domínguez el caso de Bruno Zuculini. Hubo un error con su inhabilitación no registrada, admite. Si se supo es porque la Conmebol de hoy es transparente, alega. En otros tiempos jugaban futbolistas inhabilitados y nadie decía nada. Y que no carguen todo sobre él y su organización a la hora de analizar la insólita final de la Libertadores que se jugó en diciembre de 2018 en Madrid. "Hagan autocrítica todos", pide.
"Creo que la autocrítica tiene que llegar incluso a la prensa, a los medios de comunicación", planteó durante una extensa entrevista con Infobae en París, en la que reveló detalles desconocidos de la orgía de violencia en la que él y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se encontraron mientras recorrían los pasillos del Monumental en noviembre. "Varios dirigentes también tendrían que hacerse esa autocrítica. ¿Hasta dónde no somos responsables de haber creado ese ambiente?".
— Santiago de Chile es sede de la final de la Libertadores este año. ¿Se jugará sí o sí en Sudamérica?
— Siempre estuvo previsto que las finales se celebren en Sudamérica. Y la de Chile está prevista desde el año pasado, así que no tengo dudas.
— Seis meses después, mirando hacia atrás, ¿hay algo que crea que se pudo haber hecho mejor de cara a la final de la Libertadores entre River y Boca?
— Nosotros hicimos todo lo que se podía hacer en aquel momento. Uno nunca puede prever el vandalismo o las ideas locas que puedan tener uno o varios, de que un partido se pueda ganar distorsionando la naturaleza de la competencia, que es en el campo de juego. Lamentablemente estos hechos sucedieron y se tuvo que tomar una decisión en emergencia para resolver el problema.
— Mucha gente criticó el hecho de que la solución fuera llevar la final a Europa. ¿No tenían otra opción?
— Mucha gente critica, otra gente felicita. Hubo mucha gente que lo criticó y después quedó enamorada de la idea. Lo importante es que ganó el fútbol. Y la violencia recibió también una buena lección: nosotros no vamos a claudicar ante ese tipo de acciones. Vamos a seguir trabajando para que los partidos tengan un ambiente mucho más seguro, para que los partidos se ganen y pierdan dentro del campo de juego. Yo creo que fue una excepción a la regla, no una política. Hoy podemos mirar para atrás y fue un éxito.
— En la tarde de la suspensión en el Monumental usted va caminando por los pasillos del estadio y lo llenan de insultos. Incluso escupen a Gianni Infantino, el presidente de la FIFA. ¿Cómo vivió eso?
— No solamente a Infantino. A mí y a otros invitados. Empujaron a mi hija al piso.
— ¿Qué edad tiene su hija?
— En ese momento 17 años. Fue de cobardes, muy cobardes.
— ¿Y cómo reaccionó ante una situación tan violenta que afectaba a su hija?
— En momentos como esos hay que mantener la calma. La idea primero era poner a la gente en un lugar seguro y luego tomar acciones. La prioridad en ese momento, no era si nos escupían o no, si no qué hacer con el problema que teníamos.
— Pero la situación en el Monumental esa tarde fue inusualmente violenta. ¿Por qué?
— Es que el ambiente ya estaba caldeado. Y previo a todo eso, lo que se generó alrededor de estas dos finales… Hay mucha autocrítica que hacer, no solo la Conmebol. Creo que la autocrítica tiene que llegar incluso a la prensa, a los medios de comunicación. Varios dirigentes también tendrían que hacerse esa autocrítica. ¿Hasta dónde no somos responsables de haber creado ese ambiente?
— ¿Cuándo habla de dirigentes habla de Daniel Angelici y Rodolfo D'Onofrio?
— Hablo de los dirigentes que estaban encargados de esa situación. Muchas cosas que se dijeron no eran ciertas, y se usaban para generar algún tipo de presión.
— ¿Qué se dijo que no era cierto?
— Muchas cosas, muchas cosas se dijeron… Todos deberían reflexionar. Lo que pasó nos obliga a reflexionar.
— El torneo era jurisdicción de la Conmebol, la AFA, formalmente, no tenía nada que ver. Pese a ello, ¿podría haberlos ayudado la AFA a que las cosas no se desmadraran?
— No, no… Lo de "Chiqui" (el presidente de la AFA, Claudio Tapia) fue excepcional. Y sus consejos siempre fueron muy buenos para entender lo que estaba pasando.
— Estuvo entre Angelici y D'Onofrio, entre River y Boca buscando un pacto de caballeros. ¿Cuál de los dos presidentes era más sencillo de tratar en esas horas explosivas?
— Ninguno de los dos fue complicado, ambos estaban cumpliendo con su rol. Por supuesto, el "Tano" defendía sus intereses, los genuinos de su club, y Rodolfo los suyos. Lo primordial fue siempre tener la tranquilidad de que los jugadores de Boca estuvieran bien y en condiciones. Nunca hubiéramos forzado nada, ¡nunca lo forzamos! Eso que se dijo de que Conmebol forzó jugar es parte de esa mentira de la que estoy hablando. Conmebol no forzó jamás nada, pero sí tenía claro que ese partido, en algún momento, se iba a jugar.
— Pero la Conmebol quería jugarlo ese mismo día.
— No, no. La Conmebol tenía que saber primero cómo estaban los jugadores. La versión que teníamos sobre la mesa era que los dos clubes querían jugar. Y si eso es así, Conmebol no se iba a negar. Y nos íbamos informando cada veinte minutos de la evolución de los jugadores de Boca. Y entonces nos llega desde el vestuario de River la versión de que ya ni (Marcelo) Gallardo quería jugar ese partido. Es decir, las versiones iban cambiando constantemente.
— El celular ardería en ese momento.
— Me llegaban mensajes de todos los colores.
— Llamó el presidente Mauricio Macri, imagino.
— No, no.
— ¿No lo llamó el presidente?
— Me llamó al día siguiente. Yo le comenté la situación y le dije que en esas condiciones no era oportuno continuar, porque Boca había presentado ya su nota, y que yo tomaría en Asunción la decisión de dónde se jugaría esa final.
— Pero Macri no quería que la final se fuera de la Argentina, habrá intentado convencerlo de que no se la llevara afuera…
— El presidente Macri fue muy respetuoso de nuestras decisiones.
— En la antesala de la primera final dijo que la Libertadores es el "fútbol de verdad" y la Champions, de "Play Station". Más allá de lo ingenioso de la frase, ¿no se arrepiente de esa afirmación?
— Sigo pensando que esa es la diferencia.
— ¿Sí?
— Es que son matices. A mí me gusta el fútbol en el que la gente se divierte, en la hinchada cantan, bailan y disfrutan.
— ¿Le parece que en la Champions el público no disfruta?
— Es de otra manera, ¿verdad? Es con una cultura europea, distinta a la nuestra. Es lo que la gente me pide que no modifiquemos, y nunca se va a modificar. La pasión que nosotros tenemos por el fútbol no se repite en ningún lugar del mundo.
— Pero las semifinales de la Champions fueron tremendas, apasionantes.
— No, ¡futbolísticamente espectaculares! Yo nunca critico la calidad del fútbol europeo. Solo digo que en Europa y en Sudamérica el fútbol se vive de manera muy diferente.
— Hay una demanda de Boca ante la Corte Arbitral del Deporte en Lausana que no es solo contra River, sino también contra la Conmebol. ¿Y si le dan la razón a Boca?
— Uno va a respetar siempre lo que diga la Justicia. Somos completamente respetuosos de los órganos judiciales.
— ¿Tiene Boca algo de razón?
— No voy a pre opinar sobre ese punto, voy a esperar a lo que diga la CAS.
— Bueno, pero hay una decisión tomada por la Conmebol. Ustedes básicamente consideran que Boca no tiene razón.
— Nosotros hicimos lo que nos compete, que es reprogramar el partido. Ambos equipos jugaron, hubo un resultado. Se volvió a programar otra Copa Libertadores, se jugó la Recopa… El mundo continúa.
— Tigre, un equipo que desciende y clasifica a la vez para la Copa Libertadores. ¿Qué hacer de cara al futuro con casos como el de Tigre, que son excepcionales pero pueden suceder?
— Es excepcional, pero yo tengo esta manera de ver las cosas: si hay un equipo que gana un campeonato, independientemente de que en otro campeonato haya perdido la categoría, el hecho de que haya podido ganarlo es un dato superior. Reglas claras. Estaba previsto eso, accedió a las Libertadores, porque tiene un mérito. Esta situación es, para mí, completamente distinta a aquella en la que un equipo logra clasificarse a un campeonato por acumulación de puntos, por haberse ubicado dentro de determinadas posiciones sin ser campeón. Si ese equipo pierde la categoría, entonces no puede jugar un torneo como la Libertadores. Una cosa es tener status de campeón, otra cosa es el status de clasificado, pero perdiendo la categoría. En ese caso no debe tener representación.
— Es decir, si en el futuro un equipo es campeón en un torneo y desciende en otro, ¿eso no le va a impedir jugar la Libertadores?
— Yo entiendo que no, porque para mí, si está preestablecido y todos los participantes lo saben, no debería haber problema.
— Pero inicialmente hubo confusión. Se dijo desde la Conmebol que Tigre, por haber descendido, no iba a poder jugar la Libertadores.
— Es que esto se trató el año pasado en el Consejo de la Conmebol. Ya se había dicho, y está en las actas, que las federaciones debían prever esta situación, la posibilidad de que aquellos equipos que acceden a un cupo, pero pierden la categoría, no podían aprovechar el cupo en el siguiente año. Algunas federaciones sí hicieron caso de esto, pero a otros les lleva más tiempo. Por eso preferimos postergar la aplicación de esta regla para 2021.
— A la Argentina le llevó más tiempo que a otros países…
— Sí. Bueno…
— El problema con el sistema Comet, con tantos futbolistas que jugaban y en realidad no estaban habilitados, ¿es algo que solucionarán este año? Porque afecta fuertemente la imagen de los torneos.
— Sí… Pero se sabe porque hay transparencia.
— ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué ustedes podrían no haber dicho nada y los torneos seguir como si nada?
— ¡Pero por supuesto que sí! De hecho eso es lo que se venía haciendo desde hace mucho tiempo atrás. Ocurrió: hubo muchos futbolistas que tuvieron roja directa y jugaron el siguiente partido y nadie reclamó.
— ¿Se refiere a épocas pasadas o a su mandato?
— En las épocas pasadas. Cuando nosotros asumimos y el Tribunal de Disciplina accede al archivo histórico, que no se manejaba en la Conmebol en Asunción, sino que se manejaba en España, nosotros hacemos pública la información. Es por esta política de transparencia que la gente se puede informar. Pero hay otra cuestión: los clubes tienen que leer el reglamento, tienen que informarse.
— ¿No deberían los clubes confiar en el sistema de la Conmebol, que es el que determina si un jugador está habilitado o no?
— Es que hay casos que no son idénticos. Muchas veces hubo clubes que usaron un caso puntual para disfrazar su incapacidad para hacer las cosas en tiempo y en forma. Este año, por ejemplo, hubo situaciones en las que los clubes no hicieron todo lo que debían hacer. O federaciones que no informaron adecuadamente a sus clubes. Eso no es un problema de Conmebol, pero se le quiere hacer creer a la gente que es todo un desastre.
— Pero el sistema Comet no funciona bien. ¿O ya se arregló?
— A ver… Si yo soy el responsable de apretar el botón de Enter para que la información esté en el Comet, y no aprieto Enter, que es el caso puntual de una asociación, no es culpa del Comet.
— ¿Hay una federación nacional de fútbol que no aprieta el botón de Enter?
— Así es, no lo aprieta.
— Y no me va a decir cuál es…
— No. Y si hay un club que tiene que rellenar la información y no lo hace, no es problema del Comet. Si cuando salta el problema el club dice que es problema del Comet y de la Conmebol estamos disfrazando la realidad.
— ¿Sería entonces una responsabilidad compartida al 50 y 50 entre la Conmebol y los clubes y asociaciones?
— No… Cuando yo hago autocrítica lo acepto, eso ocurrió. Tomo las medidas para subsanar el problema, pero no puedo permitir que se diga que todos los demás problemas que no son iguales a esto son de la Conmebol.
— Es decir, admiten que el caso de Bruno Zuculini en River fue un error de la Conmebol.
— El error de la Conmebol se admite y es histórico, porque se venían ocultando esos errores. Y se lamenta que esos hechos venían ocurriendo desde mucho tiempo atrás. En muchos países muchos clubes habían jugado con jugadores que no podían jugar.
— Dijo hace pocos meses que la UEFA está claramente por encima de la Conmebol tanto a nivel de clubes como de selecciones.
— No tengo ninguna duda. Lo está como organización, y como efecto de esa organización, lo está también a nivel futbolístico. Las diferencias que hay en títulos deportivos no son casualidad, son causalidad. Ellos entendieron hace 20 años a qué se enfrentaban. La Conmebol se durmió. Y me preocupa esa diferencia. Sufro, porque me hubiera gustado estar en otra situación para afrontar mi trabajo.
— Tras el Mundial, Alexander Ceferin, presidente de la UEFA, dijo que estaba dispuesto a ayudar técnicamente a federaciones sudamericanas si la Conmebol lo permitía.
— Nosotros tenemos una excelente relación con Alexander, intercambiamos información. La relación Conmebol-UEFA es óptima. Y tenemos muchos técnicos nuestros que están colaborando en Europa. (Mauricio) Pochettino, (Diego) Simeone, son técnicos de Sudamérica que están dando información allá. A la inversa no existe.
— No se paga tanto como en Europa…
— Hay lugares de Sudamérica en los que se paga muy bien.
— ¿Le tiene miedo a que la brecha crezca en Qatar 2022?
— Yo creo que estamos a tiempo de solucionarlo, veo algunos cambios muy interesantes en muchas asociaciones, veo también un auge de la profesionalización. Eso tiene que dar buenos resultados en el tiempo.
— Victor Montagliani, el presidente de la Concacaf, se abrió hace poco días a la posibilidad de una Copa América de las Américas.
— No lo sabía… Nosotros jugamos la Copa América, hoy de 103 años. No veo por qué modificar la naturaleza de ese campeonato, que es el más antiguo del mundo.
— Pero si se sumaran México y Estados Unidos, ¿no les interesaría?
— Tanto México como Estados Unidos pidieron formalmente jugar la Copa América. Y nosotros los invitamos a través de la Concacaf. Para nuestra sorpresa, una vez invitados, ellos mismos rechazaron la invitación que habían pedido.
— ¿Para Brasil 2019?
— Para este torneo en Brasil y para el subsiguiente. Entonces es muy difícil planificar algo a futuro con comportamientos así.
— Le perdió la confianza a la Concacaf, entonces.
— Yo tengo muy poco tiempo. Y tengo que dar soluciones a mis asociaciones miembro.
— ¿Se llega a Brasil en buenas condiciones en términos de evitar que las barras compliquen el torneo con su violencia?
— Se llega a tiempo. Hay un acuerdo entre la organización Conmebol y los encargados de la seguridad de los diez países de trabajar en conjunto. Hay organizaciones criminales que hacen del fútbol un lucro.
— La Copa América y la Eurocopa estarán sincronizadas a partir de 2020. Ambos torneos se jugarán cada cuatro años y coincidirán. ¿El próximo paso es concretar esa final entre los campeones de ambos certámenes?
— Con Ceferin nos estamos desafiando permanentemente a hacer cosas. Sería lindo poder tener ese partido, que sería emocionante para el mundo.
— A Ceferin le gusta la idea. ¿Dependen necesariamente de la FIFA para hacerlo?
— Tenemos que conocer los calendarios, y tiene que ser una fecha FIFA, no se puede organizar si no.
— No llegan a 2020.
— Es difícil. Difícil.
— ¿Y la idea de recuperar la Intercontinental, más allá del nuevo Mundial de Clubes?
— No es una idea mía, el público recuerda esa copa. Hay conversaciones preliminares con Alexander, veremos si se puede.
— ¿Y no choca con el Mundial de Clubes?
— No, en absoluto. Ya aceptamos jugar el Mundial de Clubes que propone FIFA.
— ¿Con cuántos equipos?
— Seis van a ser. Inicialmente nos proponían tres.
— ¿Los participantes van a clasificarse por méritos históricos o deportivos?
— Por méritos deportivos.
— ¿Los seis sudamericanos están definidos?
— Ese es el mínimo.
— ¿Y por qué dice seis? ¿Es el compromiso que tiene con (Gianni) Infantino?
— Sí. Pero hasta que no lo vea todo cerrado yo no cierro mis puertas. Se definió que van a ser 24 equipos, pero no hay calendario ni formato. Europa tendría ocho participantes.
— Messi dijo días atrás que no está seguro de llegar a Qatar 2022. ¿Qué opina?
— Ojalá que Messi revea… Un Mundial sin Messi es como un cumpleaños infantil sin torta.
— Algún día va a pasar.
— Ojalá haya otro Mundial con él.
— ¿Le preocupa a la Conmebol la situación de Neymar?
— La estamos siguiendo de cerca con mucha atención.