El hambre y el corazón de Andy Ruiz Jr. pudieron más que el físico y la técnica de Anthony Joshua

La definición en el séptimo asalto resultó sorprendente: Ruiz pasó de defensa a ataque con una descarga veloz y heterodoxa sabiendo que en la cantidad de golpes a disparar alguno tendría destino seguro. De esa manera se consagró como el primer mexicano campeón de los pesos completos de la historia

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Ruiz se impuso por nocaut en el séptimo round ante Joshua (AFP)
Ruiz se impuso por nocaut en el séptimo round ante Joshua (AFP)

Un axioma tan viejo como el boxeo afirma que entre los pesos pesados no gana el que pega más fuerte sino el que aguanta más.

La inesperada victoria de Andy Ruiz Jr. sobre Anthony Joshua se debió a tres factores:

A) Después de su primera caída, ocurrida en el tercer round, tomó el camino del mayor riesgo, única alternativa posible para revertir el destino del combate.

B) Eligió como táctica un ataque desordenado con descargas rápidas que no le permitieran a Joshua rediseñar su estrategia.

C) Puso sobre el cuadrilatero las virtudes tipológicas del peleador mexicano. Hizo lo que Julio César Cháves Jr. intentó contra Sergio Maravilla Martínez sin tiempo, pues transcurría el último round, y no lo que Martin Murray hizo frente a Maravilla después de haberle infringido la última caída.

Los boxeadores mexicanos de cualquier categoría, generación y lugar de nacimiento resultan irredentos sobre el ring. Los boxeadores ingleses, en cambio, son deportistas de emociones lógicas, van hasta donde pueden. Unos pelean con la cabeza y otros abren y depositan su corazón sobre el cuadrilátero.

Probablemente el tercer asalto del combate entre Joshua y Ruiz, llevado a cabo ayer en el Madison Square Garden, pueda ser considerado como el más excitante round entre pesos pesados que se viera desde los duelos de Muhammad Ali y Joe Frazier o de Evander Holyfield frente a Mike Tyson.

Ruiz puso sobre el cuadrilátero las virtudes tipológicas del peleador mexicano. (AFP)
Ruiz puso sobre el cuadrilátero las virtudes tipológicas del peleador mexicano. (AFP)

No es, en cambio, la primera vez que se da un resultado inesperado, eso que popularmente se conoce como batacazo y académicamente se define como sorpresivo.

Desde que Luis Ángel Firpo tiró a Jack Dempsey desde el ring a la platea (14 de septiembre de 1923 en el Polo Ground de Nueva York) pasando por el nocaut del sueco Ingemar Johansson contra el estilista Floyd Patterson (el 26 de junio de 1959 en el Yankee Stadium) y la caída de Joe Louis frente a Tony Galento (el 28 de junio de 1939), los pesos completos produjeron el colapso de la lógica. Es cierto que finalmente, con la ayuda del público, Dempsey terminó noqueando a Firpo y Louis pudo reponerse para ganarle al Cervecero Galento pero en otros casos posteriores ocurrió la sorpresa de anoche.

Los ejemplos que podemos referir nos conducen a el triunfo de Buster Douglas frente a Mike Tyson (el 11 de febrero de 1990 en Tokio) y al de Leon Spink ante Muhammad Ali.

Douglas habría de resultar un campeón tan efímero como Spinks puesto que Ali le ganó en la revancha ocurrida la inolvidable noche del 15 de septiembre de 1978 en el Superdomo de Nueva Orleands con casi 100 mil personas en las tribunas.

Joshua llegó al combate subestimando a Ruiz. El azar quiso que Ruiz se propusiera como oponente a través de Instagram en reemplazo de Jarrell Miller, suspendido por seis meses tras dar positivo en tres controles antidopaje.

El azar quiso que Ruiz se propusiera como oponente a través de Instagram en reemplazo de Jarrell Miller (AFP)
El azar quiso que Ruiz se propusiera como oponente a través de Instagram en reemplazo de Jarrell Miller (AFP)

Puesto que se trataba del debut del campeón triplemente reconocido en los Estados Unidos, a sus manejadores les pareció un rival sin riesgos desde su anatomía hasta su récord.

Pero ocurrió un hecho en el combate que marcó el destino final y los momentos más dramáticos de la excitante pelea; fue el instante en el que Joshua derribó limpiamente en el tercer round a su adversario. El hasta entonces dominador –Joshua– en lugar de ir a rematar el combate transitó el camino lógico de sobreponer los elementos técnicos del dominio del ring. Le resultó fatal…

Ruiz, en desventaja, sentido, con la inferioridad de su estatura y su alcance de brazos, convirtió el cuadrilátero en una geografía urbana y salió a atacarlo a como diera lugar.

Es así como lo desbordó llevándolo contra las cuerdas y ante la impotencia frente a tanta desprolijidad, al intentar el retroceso de Joshua recibió una lluvia de golpes que lo derribaron. Para que se entienda mejor: por la cabeza de quien resultó ganador pudo haber pasado la resolución de "a todo o nada". Se trata de un concepto que suelen llevar a cabo los boxeadores en desventaja cuando lo que hay que perder es inferior a aquello que se puede ganar.

Por la cabeza de Ruiz, quien resultó ganado, pudo haber pasado la resolución de “a todo o nada” (AFP)
Por la cabeza de Ruiz, quien resultó ganado, pudo haber pasado la resolución de “a todo o nada” (AFP)

Joshua no pudo sobreponerse a tres adversidades:

1) Encontrar una línea de rediseño táctico.

2) No tuvo fortaleza psicológica para retomar el control de la pelea.

3) Comenzó a sentir el deterioro anímico de un rival que aún inferior en condiciones técnicas no cesaba de atacarlo continuamente.

La definición en el séptimo asalto resultó sorprendente: Ruiz pasó de defensa a ataque con una descarga veloz y heterodoxa sabiendo que en la cantidad de golpes a disparar alguno tendría destino seguro.

Los golpes buscados para el nocaut fueron un cross derecho en la primera caída y una serie de golpes indeterminados del que sobresale uno curvo sobre el oído izquierdo. Sin embargo, no pareciera que fuera el poder de los impactos lo que determinó que Joshua mirara a su esquina, al tiempo que el árbitro Griffin testeaba el espacio y el lugar del que probablemente Joshua no haya podido dar respuesta segura. Si fuera así, el referí estuvo bien en detener el combate. Y pareciera que por la actitud de Joshua que haberle decretado el nocaut técnico terminó resultándose un alivio.

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