El atentado del domingo en Egipto encendió las alarmas un mes antes del inicio de la Copa de África de Naciones que se desarrollará en el país que intenta recuperar la clama, luego de varios años de un profundo caos.
Si bien el balance de la tragedia resultó moderada (17 heridos), el mismo se produjo cerca de las pirámides de Giza, al suroeste de El Cairo, en uno de los lugares más turísticos de Egipto. En las últimas horas se registró el incidente, en el que un artefacto explosivo estalló durante el paso de un autobús turístico, que transportaba a un grupo de sudafricanos, cerca del nuevo museo nacional egipcio, que están construyendo en la misma zona de las famosas pirámides.
La explosión rompió las ventanas del autobús y varios pasajeros resultaron heridos. En este sentido, el Ministerio de Asuntos Exteriores sudafricano aseguró que tres turistas de su país habían sufrido heridas y estaban hospitalizados.
Pocas horas después, las autoridades egipcias anunciaron que habían abatido a 12 yihadistas, presuntamente miembros del grupo Hasm, durante una operación policial. En un comunicado oficial, las autoridades presentaron a Hasm como una organización relacionada con los Hermanos Musulmanes, un grupo islamista que ha sido objeto de una dura represión en Egipto durante los últimos años.
A diferencia del Estado Islámico (EI), el grupo Hasm no había reivindicado hasta ahora ningún atentado contra turistas. Sus objetivos se basaban en magistrados o miembros de las fuerzas de seguridad.
Según Mostafa Kamel el Sayyed, politólogo de la Universidad de El Cairo, "el sector de las pirámides es conocido por ser un feudo de los Hermanos Musulmanes y grupos como Hasm y Liwa al- Thawra ya han reivindicado atentados en esta zona".
No obstante, Hassan Nafaa, que también ejerce como profesor de Ciencias políticas en la Universidad de El Cairo, considera que a través de este anuncio los servicios de seguridad quieren "demostrar que son eficaces".
Las principales operaciones antiyihadistas en Egipto siguen produciéndose en la zona del Sinaí. En total, unos 650 yihadistas y una cincuentena de militares egipcios han muerto desde febrero de 2018, según datos oficiales.
El anterior atentado contra turistas en Egipto se había producido en diciembre de 2018, cuando tres vietnamitas y su guía murieron tras la explosión de una bomba artesanal, también cerca de la zona de las pirámides.
Por lo tanto, las autoridades egipcias pretenden demostrar que su país vuelve a ser un lugar seguro con la organización este año de la Copa de África de Naciones, que se disputará entre el 21 junio y el 19 de julio.
El turismo, que representa el 20% del PIB del país africano, es un sector crucial para la economía egipcia. Tras la revolución de 2011, Egipto sufrió una fuerte caída de los ingresos procedentes de la actividad turística y el número de visitantes bajó de 14,7 millones en 2010 a 5,3 millones en 2016.
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