Las mejores acciones del atacante en el encuentro
Aunque sólo jugó para cumplir con el fixture, dado que se había consagrado campeón de la Liga de España hace 15 días, la victoria 2-0 ante Getafe no fue un partido más para Barcelona. El equipo volvía a presentarse ante su público luego del duro 0-4 ante Liverpool que lo dejó sin final de la Champions League. Los aficionados hicieron notar su dolor: el Camp Nou lució a un 50% de su capacidad.
Tampoco fue un encuentro más para Lionel Messi. Como capitán, quedó muy afectado por el resultado en Anfield. Además, por primera vez sufrió cuestionamientos por parte de un grupo de simpatizantes en el aeropuerto de Liverpool. Tal vez en busca de dar vuelta la página, presentó un nuevo look, abandonando la barba y con el cabello recortado. Fue uno de los más vitoreados por la afición culé, que incluso lo usó para marcar el contraste con el brasileño Coutinho, silbado en el inicio en cada intervención (aunque al final, cuando fue reemplazado, recibió más aplausos que reprobaciones). Pero no ofreció sonrisas. Apenas si celebró el gol de Arturo Vidal con un abrazo al chileno, fue el primero en marcharse al vestuario tras el encuentro y no saludó a los fanáticos.
Incluso, no sólo por sus gestos, que expresaron todas sus sensaciones, fue el "partido de la bronca" para el delantero argentino, de 31 años. Tuvo varias oportunidades de gol, y no pudo convertir. Y, en el epílogo, el defensor Dakonam le "robó" su conquista y terminó marcando en contra el 2-0 definitivo.
En la primera etapa, el 10 tuvo un par de chances, pero no pudo vulnerar la valla del sorprendente Getafe. En la parte complementaria merodeó más el arco defendido por David Soria. A los 64 minutos de juego, tuvo su oportunidad más concreta. Cara a cara con el portero, dibujó un "globo" por encima del guardameta, pero Leandro Cabrera se arrojó sobre la línea y ahogó su intento.
Luego, a los 74 y 86′, fue Soria el que se interpuso entre el gol y la "Pulga". A los 81, el punta inventó un movimiento de derecha a izquierda, pero su remate se fue alto. Y, a los 89 minutos llegó el hurto de Dakonam. Messi edificó una pared con Sergi Roberto y, cuando se dispuso a enviar el balón a la red tras recibir la devolución, Dakonam se anticipó y, en el afán de rechazar, terminó convirtiendo el 2-0. El atacante observó al juez asistente para constatar si había señalado el offside y se marcó caminando hacia la mitad de campo, sin festejar la conquista. Todo un símbolo de su "partido de la bronca".
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