Ayrton Senna íntimo: "De chiquito él solo pensaba en los autos, ¡como futbolista era un horror!"

Viviane Senna sonríe y se entristece, larga la carcajada y las lágrimas asoman a sus ojos. Todo sin transiciones, casi a la misma velocidad que su hermano devoraba el asfalto. A 25 años de la muerte de Ayrton Senna da Silva, su familia tiene bien grabado el recuerdo de un deportista que en Brasil es más grande que el fútbol y que Pelé, un hombre que, ya desde niño, no podía calmarse: saltaba, corría, se caía y volvía a correr.

"Siempre estaba metido en algún problema, lo veías agitado, traspirando, con heridas en la cabeza o en los brazos", recuerda Viviane en una entrevista con Infobae. Jefa de la Fundación Ayrton Senna, Viviane, psicóloga de profesión, fue convocada a fines del año pasado por el entonces presidente electo, Jair Bolsonaro, para que le diera su diagnóstico del estado del sistema educativo brasileño. La conclusión fue brutal: "Si se tratara de un hospital, podríamos decir que de cada diez personas que entran solo cinco salen vivas"

Madre de Bruno (también piloto, algo que la hace sufrir, y mucho), Bianca y Paula, Viviane no estaba el 1 de mayo de 1994 en el circuito de Imola, cuando su hermano se estrelló contra un muro en el Gran Premio de San Marino. Lo vio por televisión. Dos décadas después, el multipremiado documental "Senna" retrató con una precisión y cercanía impactantes aquellos días finales de la vida del piloto brasileño. El frío recorre la espina dorsal con solo ver lo que sucede en un momento con Xuxa, que a fines de los '80 fue novia del piloto. Es diciembre de 1988 y, con Senna de visita en su programa de televisión, la rubia conductora comienza a darle besos a su novio.

– ¡Feliz año nuevo! Y un beso en la mejilla.
– ¡Feliz 90! Un beso en la frente.
– ¡Feliz 91! Un beso en la otra mejilla.
– ¡Feliz 92! Otro beso.
– ¡Feliz 93! Beso feliz casi en la sien derecha.

Y ahí se frenó Xuxa. Nunca le deseó "feliz 1994". No lo sabía entonces, pero aquel año sería lo opuesto a la felicidad. Es ese 1994 que un cuarto de siglo después le cambia el gesto a Viviane Senna.

– ¿Dónde estaba aquel día?
– En casa, viéndolo por televisión. El que estaba en Imola era mi hermano.

– Usted es psicóloga, ¿eso la ayudó a superar la tragedia?
– Ayrton había hablado conmigo sobre su idea de crear esta fundación en marzo de 1994. El accidente fue en mayo… Y ya en noviembre de 1994 constituimos la fundación para generar los primeros proyectos, que comenzaron a funcionar a principios de 1995.

– Todo muy veloz, ¿no? No hubo tiempo para el duelo.. ¿O el duelo fue crear algo en su recuerdo? ¿Hizo el duelo trabajando?
– (suspira y piensa) Sí, sí, yo creo que sí. Fue eso.

– Cuando en Brasil uno pregunta por el mejor deportista de la historia, la gran mayoría de la gente contesta "Senna". Usted es su hermana y seguramente está de acuerdo, ¿pero puede explicar ese sentimiento generalizado del pueblo brasileño?
– Pelé es una figura reconocida en Brasil y en el mundo entero, un deportista que logró conquistas increíbles. Pero es un hecho que Ayrton colocó a Brasil en el mapa mundial, la verdad es esa. Y eso explica por qué los brasileños ven a Ayrton de esa forma. Y el mundo entero. Una vez recibí una carta de una señora de Bélgica. Me confesó que no tenía ni idea de Brasil, ni de dónde quedaba, pero que al comenzar a seguir a Ayrton comenzó a querer saber más sobre él y su país. Y que entonces ubicó a Brasil en el mapa, conoció y entendió al país. Eso era también Ayrton. Hay otros pilotos que tienen más que tres títulos, hay brasileños también con tres. Pero no tienen el aura de Ayrton, no la tienen. Hay encuestas de opinión de marcas en Brasil que se hacen cada dos años: se relevan marcas, productos y personalidades en Brasil y el mundo. Ayrton aparece primero en la lista de personalidades. Sigue ahí.

– Imagino que sentirá un orgullo gigantesco por su hermano.
– Bueno, yo creo que es un orgullo de todo Brasil. Y la saudade siempre estará en nosotros, porque sus éxitos nos marcaron como familia y marcaron a todos los brasileños.

– Resumame la Fundación Senna.
– Atendemos a un millón y medio de alumnos por año, niños y jóvenes. Es una operación de amplia escala y capacitamos en torno a 50.000 mil maestros por año, que es más que todas las facultades de pedagogía juntas. Estamos en cerca de 700 municipios brasileños.

– ¿Es un Ministerio de Educación paralelo?
– (ríe) Todos dicen eso, pero no somos un Ministerio. Atendemos a un millón y medio de niños, pero no los tenemos directamente aquí. Lo que hacemos es formar profesores y administradores de las escuelas públicas para que hagan lo que hay que hacer.

– ¿Qué relación tienen con el gobierno de Jair Bolsonaro?
– Tras su elección, el presidente me pidió un diagnóstico del sistema educativo brasileño, y también caminos para cumplir con los desafíos. En cuanto a diagnóstico, lo que le dijimos es que Brasil tiene 50 millones de alumnos en el sistema de educación básica y que, de cada 10 alumnos, solo cinco terminan todo el ciclo educativo básico. Es decir, perdemos un 50 por ciento de alumnos en el camino. Si se tratara de un hospital, lo que sucedería es que de cada diez pacientes que entran solo cinco saldrían vivos. Y del otro 50 por ciento, de aquellos que terminan, sólo tres de cada diez hablan correctamente portugués y solo el diez por ciento se maneja adecuadamente en matemáticas. Lo que proponemos para cambiar esto pasa por cuatro motores: alfabetización profesores, gestión eficiente de la educación y gestión en base a datos.

– ¿Qué recuerda del Ayrton niño? ¿Era un chico especial, diferente?
– (risas) ¡Nooooo! Al contrario, al contrario… ¡Siempre estaba creando algún problema! Era muy agitado, hiperactivo, no lo veías nunca sentado. Estaba siempre bromeando y corriendo. Corría el día entero, estaba siempre con lastimaduras en los brazos, en la cabeza…. Nosotros vivíamos en la zona norte de Sao Paulo, en una casa.

– ¿Qué relación tenía con el fútbol, ¿le gustaba?
– ¡No! (risas). ¡No jugaba bien, nunca fue bueno con el fútbol! Jugaba súper mal, era un horror. Si hubiese dependido del fútbol, estaba frito. Era un desastre…

– No le gustaba el fútbol, era un brasileño diferente…
– Él pensaba en los autos. Ya a los cuatro años estaba en un karting. Mi padre tenía una empresa de autopartes y le hizo un karting muy sencillo a Ayrton. Vimos que tenía talento, potencial. Pero era para que se divirtiera en la calle, no para que corriera. A los 12 o 13 años comenzó a disputar carreras en Interlagos, pero mis padres no querían que fuese profesional.

– ¿Recuerda el día que dijo que quería ser piloto?
– Sí, le dijo a mi padre que quería correr la Fórmula Ford en Inglaterra. Y la respuesta fue "no, nada de eso, yo te necesito para que me ayudes con mis negocios". Pero Ayrton era muy persistente. Tenía 18 años y convenció a mi padre de que lo dejara ir una sola vez. Le fue bien, pero mi padre, tras felicitarlo, le dijo que volviera a casa a trabajar. Ayrton volvió, y volvió bien, sin enojo. Pero estaba raro. Hacía todo lo que debía hacer, pero no tenía emoción, estaba apagado. Mis padres conversaron y decidieron permitirle hacer esa cosa del automovilismo. Volvió a Inglaterra y comenzó en la Fórmula Ford, la Fórmula 3, otras categorías…

– ¿Por qué el carisma de Senna permanece intacto tantos años después?
– Ayrton fue más que ganar tres campeonatos, que ser campeón, que ser reconocido como piloto especial en todo el mundo. Creo que Ayrton dejó más que eso. Lo que la gente admira en él son los valores, las posturas, las actitudes que tuvo y que fueron la razón de sus victorias. Él ha dejado un legado de valores en la base de la victoria. Son cosas como tener garra, determinación, no desistir, ser persistente, entregar lo mejor, dar un 300 por ciento en todo lo que haces, buscar la perfección, esforzarse mucho. Estos son los valores que llevaron a las victorias de Ayrton y son valores que no sólo hacen que una persona sea exitosa como piloto, sino en cualquier área de trabajo que la persona elija e incluso en su vida. Ayrton se quedaba en la pista por más tiempo que cualquier otro piloto, caminaba por toda la pista para conocer cada curva, tenía un alto nivel de esfuerzo y de dedicación, no desistía ante ningún desafío o dificultad. La gente admira no sólo al piloto campeón, la gente admira ese conjunto de valores, al hombre que está atrás del piloto.

– Veinticinco años después, ¿sigue usted creyendo que el desenlace pudo haber sido diferente?
– Totalmente.

– ¿Hubo un culpable concreto de lo sucedido en Imola o fue simple fatalidad?
– Creo que hay un conjunto de factores que lo llevaron a la muerte. Primero, el cambio de reglamento que hubo de un año a otro. Había coches construidos con un proyecto de suspensión activa, electrónica, y esto fue retirado de un año para el otro. Y el mismo coche que era excelente un año, como el Williams, al siguiente se convirtió en inmanejable. Ayrton no lograba manejar el coche, porque sacaron todas las partes electrónicas que formaban parte del proyecto. El desempeño aerodinámico era diferente. No hubo tiempo para adaptarse apropiadamente. También estaba el problema de esa curva, en la que varias veces había habido accidentes serios. El asfalto de la pista estaba más alto que la banquina, y por eso el coche salió volando y chocó de frente, que es el peor choque que hay. También estuvo el problema de la barra de dirección soldada, un arreglo que fue mal hecho.

– Hubo múltiples errores, entonces…
– Una suma de errores de gestión, de reglamento, de seguridad, de toma de decisiones de la Fórmula 1 en sí y de los equipos. Totalmente insanas, totalmente erradas. Ya había habido un accidente mortal en ese fin de semana. Los pilotos estaban moviéndose, Ayrton era uno de los pilotos que demandaban más seguridad, y ese tema no era tomado seriamente en cuenta. Fue necesario que se muriera Ayrton, que se muriera el día anterior (Roland) Ratzenberger, para que se tomaran las medidas que deberían haber sido tomadas antes.

– Pero la investigación se cerró sin encontrar culpables.
– Todos son culpables, todos tuvieron su participación. De haber habido condiciones apropiadas, un elemento sólo no habría llevado a este desenlace. Si la barra de dirección no tenía aquel problema, los otros factores no hubieran tenido el impacto que tuvieron. Todos, todos son culpables de esa muerte.

– ¿Logró perdonar?
– La verdad que eso no hace ninguna diferencia ahora, porque Ayrton ya no está aquí. Que yo perdone o no, no cambia nada.

– Senna era misterioso, el hombre detrás del piloto siempre estuvo algo oculto…
– La película documental que hicimos (Senna) habla un poco de los entretelones de la Fórmula 1, de Ayrton no sólo en la pista, sino de desafíos que enfrentó que fueron quizás mayores que los de la pista. El desafío político, todos esos entretelones de la Fórmula 1 extremadamente perversos, muy, muy inhumanos, en los que el dinero y el poder mandan más que el deporte. Así sigue siendo hoy. Hoy es incluso peor.

– ¿Qué opina de Alain Prost?
– Alain jugó un papel muy importante en la vida de Ayrton. Crecieron juntos. Ayrton no hubiera sido lo que fue sin Alain, y Alain no lo hubiera sido sin Ayrton.

– ¿Hay algún piloto de la actualidad que le recuerde a su hermano?
– Lewis Hamilton me hace acordar mucho a Ayrton, porque es un piloto muy rápido, osado. Muy determinado, también.

– La máquina es hoy, sin embargo, más decisiva que el piloto.
– Totalmente de acuerdo. Hoy no importa si el piloto es bueno o no, lo que manda son los aspectos tecnológicos, el poder, el juego político y el dinero. Más que nunca, más que en la época de Ayrton. La Fórmula 1 es sobre todo un negocio, y recién después de eso un deporte.