Lionel Messi se convirtió, una vez más, en el gran artífice de un título del Barcelona. El argentino se calzó el traje de héroe e ingresó desde el banco de suplentes para marcar el gol que le dio la victoria por 1-0 al conjunto "Blaugrana" ante Levante, y que le permitió alzarse con la Liga por segunda temporada consecutiva.
Una vez terminado el encuentro, se desató la alegría entre los jugadores del elenco catalán. Como de costumbre, los hijos e hijas de todos los integrantes del plantel ingresaron al campo de juego para participar de los festejos.
Uno de los más efusivos fue Mateo Messi (de tres años), que entró corriendo a la cancha desde uno de los costados, en dirección hacia su papá. El delantero lo esperó con los brazos abiertos y lo besó con amor. Minutos después entró el mayor de los hijos del futbolista, Thiago (seis años), y se sumó al abrazo familiar.
"La Pulga" eligió darles un lugar central a sus hijos durante la celebración. Tras levantar el trofeo de la Liga -el primero como capitán- lo dejó sobre el césped y le permitió a los pequeños que jugarán y se divirtieran con él.
Cuando los ánimos se calmaron ingresó Ciro, el más pequeño (un año), y se sentó en el regazo de su papá sobre el césped del Camp Nou.
El Barcelona gritó campeón de la Liga por octava vez en once años. Tras quedarse con el primer trofeo que reparte la temporada, el conjunto azulgrana festejará y mañana ya se pondrá a trabajar de cara al próximo reto, cuando este miércoles reciba al Liverpool por las semifinales de la Champions League, que es su gran objetivo.
Los culé también se encuentran en la final de la Copa del Rey (el 25 de mayo chocará ante Valencia). Por tal razón la clave era liquidar el título cuanto antes y así focalizar sus esfuerzos en los otros objetivos.
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