No existe un registro de que Ricardo del Real haya representado a México durante los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, pero él presume con orgullo su actuación en la disciplina de taekwondo. La razón es simple, pues Mónica del Real tiene un año que cambió de nombre, producto de la decisión que tomó de cambiar de sexo desde varios años atrás.
A sus 44 años de edad, encara nuevas batallas -quizás más duras- ya alejado del tatami y luego de un pasado deportivo plagado de méritos, con medallas mundiales y de Copa del Mundo.
"Mónica del Real como mujer desapareció, sin embargo está siempre a mi lado, me acompaña a todos lados; pareciera una dualidad pues mientras competía en su momento Ricardo del Real estaba detrás y ahora es al revés, Ricardo del Real ha surgido y me siento feliz", dijo hace casi un año durante el programa Mesa de Diálogos de Canal Once.
Actualmente, este hombre transgénero trabaja para conseguir que la inclusión y el respeto a la diversidad de género sean más comunes en la sociedad mexicana, una nueva historia que comenzó a escribir legalmente el 15 de marzo de 2018, cuando recibió el acta de nacimiento con su nueva identidad.
"A partir de que tomo esta decisión empieza una serie de primeras veces. Cuando nací no tuve uso de razón para emocionarme por tener ese documento (acta de nacimiento), ahora siento que he renacido. Cuando lo tramito, aparece mi nombre ahí plasmado ¡y el género! fue para mí algo indescriptible", comentó recientemente al periódico Reforma.
Ricardo contó a ese diario que eligió ese nombre porque le gusta la fuerza que se proyecta al pronunciarlo, pero nunca lo relacionó con Richard Raskind, uno de los primeros deportistas trans a nivel mundial que después de jugar cinco Abiertos de Estados Unidos de tenis en el draw varonil, lo haría en 1977 en el cuadro femenil como Renée Richards.
"Era una complicidad poco entendible. Cuando anteriormente el que siempre estuvo detrás era Ricardo y Mónica daba la cara, ahora Mónica está detrás, entonces ella siempre está conmigo. Jamás voy a olvidar, tampoco tengo amnesia. Abrir brechas para mucha gente y tener el orgullo de representar a mi país, es algo que jamás se me va olvidar, y, al final de cuentas, creo que lo que más importa es que eso me dio unos valores muy importantes para lo demás que vaya a hacer en mi vida", contó.
Ricardo tuvo una academia de taekwondo en su natal Aguascalientes, pero la traspasó en 2007. Ahora es quirofísico y tiene su propio consultorio en la Colonia del Valle de la Ciudad de México, donde se dice aceptado por todos sus pacientes.
"Doy terapias donde, literal, el paciente se está poniendo en mis manos y hablamos de masajes, terapias. Uno de los valores que más tengo es el respeto, sea hombre o mujer en mi consultorio me salgo para que se cambien, se coloquen en la mesa y se cubran, trabajo las áreas específicas, pidiendo permiso, diciendo lo que voy a hacer", indicó.
"(Antes) me daba miedo decir 'soy un hombre', pero la cobertura no lo es y es algo sobre lo que no había mucha información en México, quizá había más información con chicas trans, pero no con hombres trans. Es más común ver a mujeres que hombres trans, y yo soy un hombre trans".