El año pasado fue elegido el jugador más valioso de la NBA, gracias a que demostró un poder anotador furioso. Y en la presente temporada, James Harden vuelve a ser candidato a serlo. Simplemente, porque logró un registro que no se veía en el mejor básquet del planeta hacía más de tres décadas, cuando Michael Jordan desafiaba la gravedad y empezaba a ser considerado uno de los mejores de la historia.
El escolta de los Houston Rockets terminó como el máximo anotador de la NBA por segunda campaña consecutiva. Pero a diferencia del año pasado, cuando ganó con promedio de 30.4 puntos por juego, en la 2018/2019 que acaba de finalizar lo logró con un número histórico: en 78 partidos cerró la estadística con 36.1, un registro que sólo se acerca a lo que había logrado el 23 de los Chicago Bulls en la temporada 86/87, cuando logró 37.1 de promedio.
La capacidad anotadora que logró el número 13 de los Rockets es envidiable. Desde que llegó a la franquicia dos veces campeona de la NBA, se transformó en el líder del equipo. Se hizo dueño de la ofensiva y llevó a Houston a conseguir el mejor récord de la liga en la temporada pasada (65-17) y los condujo hasta las finales de la Conferencia Oeste, donde luego perderían 4-3 ante los campeones, los Golden State Warriors de Stephen Curry y Kevin Durant.
Ya en la presente campaña, y después de unas modificaciones que hizo el equipo, su preponderancia sobre el ataque del equipo creció. Promedió casi 25 disparos con 11 aciertos, para terminar la 18/19 con un 44 por ciento de efectividad de tiro. El dato más llamativo es que 13 de estos intentos al aro son detrás de la línea de 3 puntos, marca que confirma como la NBA cambió en su forma de juego, en donde cada vez son más importantes los disparos detrás de los 7,24 metros.
Harden sumó 2.818 puntos, 586 asistencias y 518 rebotes en el año. El último que había logrado tener esas marcas en toda la historia en una misma temporada había sido Jordan. Además, el Barba tuvo nueve partidos en los que anotó 50 puntos o más y tuvo su punto máximo de ebullición el 24 de enero de este año: en el Madison Square Garden, de Nueva York, logró 61 unidades ante los Knicks.
Otro de los registros que demuestran el poderío ofensivo del jugador de Houston es que encarriló 32 partidos al hilo con 30 puntos o más, quedándose a sólo tres juegos del récord que ostenta Wilt Chamberlain con 65 partidos en la 1961-62.
Por último, James Harden se convirtió en el primer basquetbolista que anotarle 30 puntos o más en una misma temporada a las 29 franquicias restantes de la NBA.
A diferencia de la temporada pasada, donde llegaban a los playoffs como grandes candidatos a pelear por el título, tuvieron una temporada no tan productiva: con marca de 53-39, acabaron en la cuarta colocación del Oeste y enfrentarán en la primera ronda de la postemporada a los Utah Jazz, con ventaja de localía.
Jarden será clave para el futuro de Houston camino a la disputa del campeonato. Como sucedió la temporada pasada, el 13 se convirtió en una potencia ofensiva que, cuando lo logra, puede lograr lo que se propone y conseguir registros históricos.
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