Por Martín Avilés
Una melodía se escapa a través de las bocinas que ambientan la playa y, de inmediato, decenas de cuerpos perfectamente bronceados comienzan a bailar. "Down in Mexicali there´s a crazy little place that I know where the drinks are hotter than the chili sauce…", suena mientras rubias cabelleras se agitan en sincronía.
Es Down in Mexico, aquella canción de The Coasters que hizo girar al mundo al ritmo de sus acordes en 1956, la época en que se sentaron las bases de la música surf. Mientras, a lo lejos, aparece entre las olas un hombre que no desentona con su ritmo a bordo de una tabla. Es Mike Leaf, un surfista británico cuyo movimiento de piernas evoca a los mejores bailarines de ballet.
Mike ha dedicado su vida entera al surfing. Lo ha hecho tanto en el estilo que se transformó en el deporte que formará para de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, como en longboarding, la modalidad que explora más de cerca los fundamentos del surf y que es su especialidad.
"El surf convencional hace especial énfasis en vencer al contrincante y eso crea una más agresiva dinámica en el agua", dijo a Infobae México el nacido en Cornwell, Inglaterra. "Lo que está bien es un surf competitivo, pero en longboarding el nivel es alto porque la gente solo busca divertirse y superarse a sí misma".
Playa La Saladita, Guerrero, es un lugar óptimo para el longboard gracias a que sus olas rompen en un solo break point, es decir, siempre en un mismo lugar, a diferencia del beach break, donde es impredecible adivinar dónde quebrarán.
Ahí se realiza el Mexi Log Fest, uno de los eventos favoritos de la comunidad longboarder mundial. Ahí la competencia como tal pasa a segundo plano, es la música, la convivencia y esa vibra única de quienes dedican su vida a deslizarse sobre el mar, el gran aliciente.
Si en el futbol clubes como el Sankt Pauli o el Livorno se rehúsan a convertirse en un instrumento de la mercadotecnia y se oponen a ser parte de la industrialización del balompié, en el surf existen rebeldes que evitan convertir su estilo de vida en una competencia. Esa es la filosofía de vida de los longboarders.
"El surf convencional no es emocionante, es aburrido. Para mí no es interesante y es unidimensional", explica Kassia Meador, una de las más grandes exponentes de esta disciplina. "El longboarding es verdadero estilo de vida, si el convencional es deporte, longboard es estilo de vida".
Alejados de los rebuscados trucos y de la incesante obsesión por grandes olas, estos rebeldes del surf fluyen con la marea sobre su tabla de nueve pies de largo. Porque en un mundo cada vez más privatizado y que responde a los intereses de unos cuantos, su refugio es la defensa de lo que aún no les es arrebatado: su libertad.
Es así como la búsqueda del equilibrio sobre una tabla se transformó en un acto de subversión, caminar de punta a punta en el longboard es la oposición a la modernización. Preservar esta práctica se volvió un arte.
"En longboard cuando surfeas es hacerlo como en el ballet. La parte bella es bailar y que todo fluya con la ola", comenta Israel Preciado, director del Mexi Log Fest. "Es comparar el ballet con bailar reggaetón, es lo que nos diferencia a nosotros de otros surfistas".
Israel es de Sayulita, Nayarit. Creció a la orilla del mar y aprendió a surfear con las tablas de longboard de sus amigos. Su situación económica lo imposibilitaba de adquirir una propia y eso lo llevó a decantarse por el longboarding.
Durante su adolescencia visitó La Saladita y fue un amor a primera vista lo que lo unió con ese mar del Pacífico, mismo que años más tarde pudo mostrar a los mejores exponentes de su amada disciplina.
"Desde que tengo 14 años he venido aquí, siempre me ha encantado esta agua porque es una de las mejores izquierdas que hay en México", señala el directivo de 37 años, quien de la mano de Andrés Saavedra, dueño de Loot: Surf and Lifestyle Store, pudieron concretar su sueño en común de organizar un evento de longboarding de talla mundial.
Son 120 surfers los que participan en el Mexi Log Fest, que fieles a su estilo de vida, llegan en caravana, a bordo de una Volkswagen Combi, de mochilazo o pidiendo ride. Porque esa vida libre y despreocupada no los ata a vuelos con horarios rígidos ni a hospedarse en hoteles lujosos, por lo que optan por acampar a unos metros del mar o a resguardarse de la noche en sus autos.
"El surf siempre ha estado relacionado a la aventura, es gente que viaja y se atreve a explorar. Estas olas se conocieron por ellos, son de una raza diferente", define Saavedra, arquitecto de profesión. "Por eso buscamos que tuviera mucha estética (el evento), que fuera diferente, amigable con la naturaleza y con mucha cultura".
"You can't stop the waves but you can learn surf (No puedes detener las olas pero puedes aprender surf)", reza una frase inmortalizada por el científico Jon Kabat- Zin y que resume a la perfección esta disciplina.
La competencia termina y ellos siguen bailando al ritmo de esa música que traslada a otra época, a esos años en que la vida –al menos así lo creen– era mejor. Cuando la voracidad de este mundo moderno aún no se devoraba la esperanza. La quinta edición del Mexi Log Fest se realizará del 28 de abril al 5 de mayo de 2019.