SAO PAULO – El joven tenista, un buen proyecto de jugador pero por el momento apenas eso, estaba feliz: tenía una reunión con un potencial patrocinador. Por fin alguien se había fijado él, por fin iba a tener dinero para financiar su carrera sin jugar pensando que esa doble falta o ese revés largo lo obligarían a dormir en una habitación cuádruple o a comer arroz seis días seguidos. El patrocinador era importante, venía del Este de Europa. Hiciera la oferta que hiciese estaba dispuesto a decirle que sí.
Soñó hasta que entendió que la propuesta venía con veneno.
Todo sonaba fantástico hasta que le plantearon la última condición: "Vas a perder tres partidos al año, y nosotros te vamos a decir cuáles".
Lo que le sucedió a aquel jugador europeo no es una excepción: la mafia de las apuestas pisa fuerte en el tenis, y lo hace mucho más allá del caso de Marco Trungelliti revelado en febrero por La Nación. Es tan fuerte ese poder, que Declan Hill, canadiense y uno de los mayores expertos en el tema, lo graficó en diálogo con Infobae con una frase de impacto: "Es muy tarde para salvar al tenis como deporte".
Hill está más que autorizado para hablar del tema. Periodista de investigación y académico, se especializó en el crimen organizado y fue la primera persona en alertar de la penetración de las mafias de apostadores en el deporte internacional. Su libro "The fix" (el arreglo), es referencia desde hace más de una década. El canadiense le explicó a Infobae por qué afirma que el tenis difícilmente pueda salvar su credibilidad: "No hay dudas de que el tenis tiene un enorme problema. Recién ahora los dirigentes del tenis están empezando a darle a la TIU (Unidad de Integridad del Tenis) los recursos monetarios necesarios. Hablaban mucho, pero no hacían nada. Esta es una enfermedad que tiene 15 años. ¡El doctor llega 15 años tarde con la medicina! La enfermedad está extendida en el organismo del tenis, la manipulación de partidos ya forma parte de la cultura de este deporte".
Infobae aprovechó la reciente gira sudamericana para profundizar en el tema hablando con jugadores, organizadores, dirigentes y público en los torneos de Buenos Aires, Río de Janeiro y Sao Paulo. A distancia, el tenis puede parecer un deporte muy homogéneo, pero las diferencias entre torneo y torneo son a veces enormes. Sucede en Brasil, por ejemplo. Los mismos tenistas que jugaban al aire libre y ante tribunas repletas en el paradisíaco Jockey Club de Rio de Janeiro, se encontraban pocos días después con un enorme y caduco estadio de Sao Paulo. En las butacas, no más de un centenar de espectadores soportando el "efecto sauna" del caluroso verano brasileño.
Los torneos tampoco son iguales para las mafias de los apostadores. Cuanto menos renombrado sea el escenario y menos populares los jugadores, mejor. Van a poder trabajar más tranquilos. Aunque hay un límite: un partido entre el 115 y el 128 del ranking no debería mover demasiado dinero, mucho menos a acercarse a uno de Roger Federer o Rafael Nadal, porque la sospecha sería inmediata.
Hay otro detalle muy importante: el problema no pasa por las casas de apuestas más conocidas, esas con sede en Europa y que patrocinan las camisetas de equipos de fútbol que aseguran luchar contra la corrupción en el deporte. No, la hidra de las apuestas tiene sede en Asia. Y si hasta hace unos años se ponía el foco en el carácter ilegal de muchas de esas empresas, hoy ya no tiene sentido hablar de eso. Se trata de empresas perfectamente legales, pero que, al igual que la economía china, tienen el potencial de producir mucho y a muy bajo costo. Son capaces de distorsionar el mercado y anular a sus competidores.
"Esas compañías tienen un volumen enorme, cobran poca comisión. Su modelo de negocio es diferente. En Europa, las casas de apuestas se quedan con entre un tres y un diez por ciento de comisión. En Asia trabajan con un uno por ciento. Por eso, si lo tuyo es apostar en serio, apostar cifras grandes, no vas a hacerlo en Europa, lo hacés en Asia. Y son asiáticas las compañías que dominan hoy, tienen entre un 60 y un 70 por ciento del mercado", explicó Hill, que suma datos sobre el "virus" de las casas de apuestas en el continente más poblado del mundo. "Hay una casa de apuestas asiática que mueve 46.000 millones al año en apuestas. Si sumas las ocho o diez más grandes, estás hablando de cientos de miles de millones de dólares. Para que se entienda la dimensión del asunto, una firma como adidas vende unos 10.000 millones de dólares al año".
El investigador canadiense, que con sus publicaciones forzó a instituciones como el Parlamento Europeo, el Congreso de los Estados Unidos o el Comité Olímpico Internacional (COI) a ocuparse del tema de las apuestas en el deporte, identificó al grupo que es el centro de una parte importante de los males: "Es la mafia armenia, metida desde hace años en el tenis".
Esa mafia armenia salió a la luz hace pocos meses, cuando la agencia policial europea Europol desmanteló una organización en la que era clave el ex tenista español Marc Fornell. No llegó a estar entre los 200 mejores del mundo a lo largo de su carrera, y a fines de 2018 era el número 1007 del ranking mundial, pero Fornell era extremadamente valioso. Era el nexo entre las mafias y los jugadores.
En la razzia policial cayeron 83 personas. Meses antes, en un operativo similar, aunque de proporciones menores, 13 personas habían sido arrestadas en Bruselas.
El tenis es el deporte más afectado por el fenómeno de la manipulación de resultados. Es todo mucho más sencillo que en el fútbol, solo hay que poner de acuerdo a dos jugadores, o muchas veces ni siquiera eso, alcanza con que uno de ellos cumpla con lo acordado previamente: en el tenis gana el que menos errores comete, y cometer errores sin que se sospeche es bastante sencillo. En el fútbol, con tanta gente involucrada, la sospecha pasa por otros detalles: atención al jugador que se empeña en patear un penal, atención al defensa que sistemáticamente pierde la pelota, atención al arquero mal posicionado. La clave, dice Hill, pasa muchas veces por "no hacer".
Cuando se habla del tema en el tenis, en general se lo hace en voz baja. No es un asunto grato. Incomodó al austríaco Dominic Thiem durante su paso por Buenos Aires ("vi un titular, pero no entré a leer la nota") y fue descartado por Juan Londero. "Nunca nadie me propuso manipular un partido", dijo el campeón de Córdoba a Infobae en Sao Paulo.
Nadie duda en el circuito de que la inmensa mayoría de los jugadores son honestos y no manipulan sus partidos. Como deportistas de alma que son, lo suyo es intentar ganar, nunca entregarse. Pero si un grupo importante, aunque sea comparativamente menor, esté dispuesto a manipular los resultados, la mancha afecta inevitablemente a culpables e inocentes.
Mark Harrison, vocero de la TIU, destacó en diálogo con Infobae el incremento de recursos del organismo, nacido en 2008, entre 2016 y 2019: "Pasamos de seis a 17 empleados y de 2,4 a 5,95 millones de dólares de presupuesto".
El presupuesto de la TIU, para ponerlo en contexto, es apenas la mitad de lo que reparte en estos días el torneo de Indian Wells. Una gota en el mar de dinero del circuito. Porque no se trata de controlar solo a los jugadores: entrenadores, preparadores, físicos, representantes, familiares, amigos… Son muchos los que están en la cocina del circuito y pueden trabajar con las mafias sin que el jugador se arriesgue a hacerlo, aunque luego se beneficie.
Harrison se adentra en la "excepción femenina": la enorme mayoría de los casos detectados por la TIU involucran a hombres. "Es así, en estos años solo cuatro mujeres fueron sancionadas por manipular partidos. Ese patrón se reproduce en el volumen de apuestas, que se concentran en partidos de hombres. Lo que creemos es que se trata de algo cultural: las jugadoras son mucho menos reacias a corromperse. Y eso también se advierte en la sociedad en general cuando se estudian los datos de la criminalidad".
Agustín Calleri, ex jugador de primerísimo nivel y actual presidente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), fue enfático en su diálogo con Infobae cuando se le preguntó por la denuncia de Trungelliti: "Está bien lo que hizo, es lo que todo el mundo debe hacer. Hay que empezar a limpiar el deporte".
"Nosotros venimos hablando con la TIU desde que asumimos en la AAT, y al mes pasó lo de (el sancionado Nicolas) Kicker. Lo de las apuestas sigue pasando en torneos chicos de la ITF, más que en los ATP. No es solamente un problema del tenis, es de varios deportes", aseguró.
¿Y por qué son tan pocos los jugadores que denuncian las presiones de las mafias de apostadores? "Ahí ya no sé… No sé por qué no se animan… Debe ser por miedo, deben recibir amenazas. Hoy, con las redes, tenés un nivel de contacto que no tenías en otras épocas. Son mafias. Trungelliti sabe que me puede llamar y contar conmigo. Y apoyamos también a los que se equivocaron, claro. Los ayudamos, no los vamos a dejar de lado. Errar es humano".
Deporte individual e individualista, en el tenis hay susceptibilidades a flor de piel. Jugadores argentinos recuerdan que en su momento la ATP no le permitió a un compatriota de carrera modesta y ya retirado ser patrocinado por una casa de apuestas. "Pero al rato apareció Nadal con PokerStars, y ahí no dijeron nada".
Ser patrocinado por una compañia que promociona el poker online no es probablemente lo mejor que puede hacer un deportista en términos de imagen, pero Nadal terminó con aquel acuerdo hace ya cuatro años al notar que la naturaleza de su patrocinador estaba mutando.
"Cuando nosotros estábamos con Poker Stars era una plataforma de póker. No hacían apuestas en deporte. Eso paso después de que nuestro contrato finalizó. Por eso es que nunca fue un conflicto", explicó Carlos Costa, representante del 11 veces campeón de Roland Garros, a Infobae.
Mencionaba Calleri el "miedo" que pueden tener los jugadores, y ese temor es comprensible cuando se escucha lo que es capaz de hacer Marko. ¿Quién es Marko? Un especialista en apuestas que, utilizando las webs asiáticas, esquilmó el mercado del deporte europeo. Hill, que mantiene contacto con él bajo la condición de que no revele dónde se esconde, hizo que Marko testimoniara ante el Congreso de los Estados Unidos vía Skype.
¿Cuán grande fue el poder de Marko? Enorme, basta un dato. Cuando se le pregunta con cuántas cuentas trabajaba para maximizar el rendimiento de sus apuestas, la respuesta es asombrosa: "Unas 18.000".
Este es un extracto de su declaración ante el Congreso estadounidense: "Como dijo Declan, (Asia) es el mayor mercado. Podés colocar millones sin arriesgar nada porque sos totalmente anónimo. Así lo hacía yo. Comencé explotando todos los 'bonus' que te ofrecen las webs valiéndome de documentos de identidad de otras personas, a las que registraba como usuarios. Aprovechaba los 'bonus' de bienvenida que cada web da a un nuevo cliente".
"Tenía miles de cuentas, unas 18.000. Así que los sindicatos (mafias) de apostadores decidieron que yo podía ser útil para colocar determinadas apuestas en las mayores compañías. Se dieron cuenta de que conozco todos los vericuetos, cómo explotarlos, cómo ser capaz de lograr la mayor cantidad de apuestas sin dejar rastro, porque todo es anónimo".
Cuando se aprecia el volumen que tiene el mercado de las apuestas deportivas se entiende mejor el negocio que implica manipular resultados. Y gana credibilidad una historia conocida por muchos jugadores del circuito, la de un tenista europeo de importante talento que se acercó a su rival argentino de ese día para, antes del partido, para dejarle en claro algo muy importante.
– ¡Eh, hoy pierdo!
– …
– ¡Hoy pierdo! Y hay 30.000 dólares para vos. No se te ocurra perder.
– …
– ¡Hoy pierdo!
– Me lo decís una vez más y te denuncio.
No hubo denuncia. En parte porque no todos los jugadores son Trungelliti, en parte porque implica denunciar a gente con la que se entrena, se comparte vestuario, cenas y torneos semana tras semana y año tras año.
"Hay jugadores que hicieron más dinero de apuestas que de premios", destaca Hill, que cree que la "cultura de la manipulación" de partidos ya forma parte del ADN del circuito profesional.
"La enfermedad se extendió dentro del tenis, y es un error pensar que las mafias son solo del Este de Europa. No, también las hay en Australia, en Italia, en Argentina… Mis fuentes me hablan de que diariamente hay entre cinco y ocho partidos falsificados en el tenis. Y me dicen también que hay momentos en los que la oferta de los tenistas para manipular un partido es tanta, que las mafias no dan abasto y les dicen a los jugadores que no".