De las rateadas en el colegio para ir a pescar a los asados con amigos: "Emi llevó a su pueblo a Francia"

La esperanza de volver a ver a Emiliano Sala caminando entre sus calles le da fuerza a Progreso para seguir luchando en su búsqueda permanente. Mientras tanto, los recuerdos que dejó en su infancia se perciben a cada instante en la localidad que no duerme desde el martes

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Perseverancia, fe y esperanza. Son los cimientos que evitan el derrumbe de Progreso. Los días pasan, y la ausencia de Emiliano Sala se hace sentir cada vez más. A pesar del comunicado oficial que llegó desde Europa con la noticia del cese de la búsqueda, el pueblo se mantiene firme.

Los vecinos no se resignan. Su lucha continúa con el pedido a las autoridades nacionales para que ejerzan presión sobre el Gobierno británico y reanuden los rastrillajes sobre el Canal de la Mancha. También se barajó la posibilidad de contratar a un equipo profesional privado para que revise la zona y pueda agotar todas las instancias viables. "Quiero que no abandonen la búsqueda. A los famosos que nos representan en distintas partes del mundo, les pido por favor que nos ayuden a difundir este pedido y hagan fuerza para que lo encuentren", le dijo a Infobae Gustavo Grasso, uno de sus compañeros del colegio primario que está tan desesperado como el resto de sus amigos.

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"Estamos consternados. No salimos del asombro. Desde el martes Progreso es un pueblo que no duerme", continuó el joven de 28 años. Sus ojos vidriosos y su voz partida acompañan su análisis sobre la decisión de arrojar la toalla de los especialistas británicos: "Nos llama la atención que en tren días hayan querido terminar la búsqueda. Entendemos la situación, pero tienen que surgir noticias, tiene que aparecer algo… Ellos son del primer mundo y es desesperante que pase esto".

En la memoria de Grasso está su infancia junto con Emiliano Sala. Recuerdos que le dan energía para mantener la esperanza de volver a abrazar a su amigo. "No jugué al fútbol con él, pero íbamos a pescar. Cuando estábamos en séptimo grado y salíamos al mediodía, nos íbamos a un arroyito. Íbamos todos los días porque le encantaba. Nos hemos rateado varias veces para ir y nos hemos comido los retos de nuestros padres porque perdíamos las cosas y llegábamos todos sucios. No podíamos competir, porque ninguno sacaba nada", deslizó con una leve sonrisa que se borró de inmediato.

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"Son tantos recuerdos que cada vez que viene siempre lo hablamos. Nunca perdió la humildad, porque desde chico siempre fue el mismo. Lo destacamos porque creció mucho profesionalmente y siempre está igual", agregó Gustavo.

Como ocurre en la época de la adolescencia, la complicidad fue parte del vínculo que los unió. Las escapadas del cole iban acompañadas de otras travesuras que se relacionaban con las actividades curriculares. "Era muy tranquilo y muy tímido, pero cuando nos venía a buscar para ir a educación física, nosotros no hacíamos ningún ejercicio y él hacía todo", recordó Grasso.

La simpleza fue la estampa que forjó Sala durante toda su vida. A pesar de los contratos millonarios, la fama, la firma de autógrafos, el pedido de selfies y la exposición mediática, el goleador se mantuvo al margen de las luces de las grandes urbes para continuar con su carrera en ciudades que se caracterizan por su tranquilidad. "Cuando lo fui a visitar noté que eligió para vivir a un pueblo como Progreso. Emi llevó a su pueblo a Francia", concluyó antes de cerrar con una frase que reaviva la fe de los progresinos: "Sentimos que va a volver a comer un asado, tomar un mate y dar una vuelta. Que es lo que siempre hacíamos juntos".

(Crédito de fotos y video: Thomas Khazki)

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