A solas con el círculo íntimo de Emiliano Sala: "No queda otra que rezar para que el milagro suceda"

El padre y el mejor amigo del jugador del Cardiff hablaron con Infobae en medio de la incertidumbre por su misteriosa desaparición. "Siempre quiso conocer la pasión del fútbol argentino, creo que está cerca de lograrlo", se esperanzaron los familiares

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Cuando uno llega a Progreso advierte que una tragedia conmovió a la localidad santafesina. Las persianas bajas, el constante silencio y las caras largas de los habitantes son una muestra del dolor que atraviesa el pueblo. Nadie sonríe. La desaparición de Emiliano Sala está presente en todo momento y la única forma que encuentran para comenzar una conversación es con las preguntas que alimentan las esperanzas de todos: "¿Hay alguna novedad? ¿Dijeron algo en la televisión?".

El desgarrador llanto de Horacio, padre del jugador que fue transferido del Nantes al Cardiff, es otro ejemplo de la difícil situación que vive la comunidad progresina. "Lo único que pido es que no corten las búsquedas. Que lo encuentren", le dijo a Infobae desde una de las gradas de la cancha de San Martín, el club que formó al delantero que desapareció misteriosamente cuando sobrevolaba el Canal de la Mancha a bordo de una aeronave privada.

La falta de información, el resultado que podrá arrojar el rastrillaje que se realiza en el Reino Unido y el deseo permanente por ponerle un punto final a la pesadilla conforman otras razones que fomentan la tristeza generalizada. "No duermo por las noches. Tampoco sé a qué hora empiezan con la búsqueda porque son distintos horarios. La única certeza que tengo es que mi hijo no está y desconozco todo lo que sucedió", agregó el papá del Tanque con la poca fuerza que le quedaba para hablar.

En la misma sintonía, golpeado y malherido, Martín Molteni acompañó el relato con un tono similar. "Son horas difíciles. Hay una mezcla de dolor e impotencia que solo permite acompañar a la familia, porque el pueblo está unido. No queda otra que rezar para que el milagro suceda", deslizó el mejor amigo del goleador que está disputando el partido más importante de su vida.

Martín Molteni, el mejor amigo
Martín Molteni, el mejor amigo de Emiliano Sala en Progreso

Cada respuesta fue acompañada por un silencio incómodo que embistió el ambiente estremecedor en el que se desarrolló la entrevista. Son días en el que las palabras no alcanzan y lo único que pretenden escuchar es el comunicado de rescate. Incluso el recuerdo más próximo del último contacto con Emi fue para la Navidad. "Hablé con él para las fiestas. Cuando el club cumplió los 100 años se vino a comer un asado, pero para fin de año solo tenía 5 días libres y no viajó porque vive muy lejos. No valía la pena tanto tiempo arriba del avión… Iba a venir ahora, cuando terminara la temporada", completó Horacio Sala exponiendo una cuota de arrepentimiento por las decisiones que se tomaron en los últimos tiempos.

Las nubes grises, el ladrido lejano de los perros callejeros y los sollozos que embarcan las reuniones de los vecinos conforman la escena que podría reflejarse en un drama de Sacheri o Fontanarrosa. "Progreso es Emiliano Sala. Es el que nos puso en el mapa. Nos representa siempre a la perfección", advirtió Molteni, como si tratara de argumentar el sentimiento que vive el pueblo.

El amigo con el que compartió el colegio y los colores de San Martín también brindó detalles de la época en la que Sala anhelaba llegar a las grandes ligas de Europa. "Desde que tengo uso de razón estoy al lado de él. Cuando entrenábamos y tenía que marcarlo, había que sacudirlo. Desde chico se notaba la diferencia, aunque tenía un estilo distinto al de hoy: era más flaquito, rápido, con buena pegada y gran cabezazo", agregó.

El padre, en cambio, se aferró a la imagen que lo llevó al estrellato. "Era grandote, tipo Batistuta. Cuando lo veía en la canchita ya se veía que se sacaba las ganas de una manera"… El artillero de la Selección fue el modelo al que Emiliano siempre quiso seguir, aunque ello le demandara un esfuerzo superior. "Hizo muchos sacrificios porque en Europa no tenía a nadie. Él se cocinaba y no tenía a los amigos cerca para disfrutar de un domingo libre. Se la aguantó bastante, pero el destino… qué se yo… todavía hay esperanzas", concluyó el padre antes de volver a quebrar en llanto y dar por terminado el diálogo.

Horacio Sala, padre del delantero
Horacio Sala, padre del delantero que es buscado en Gran Bretaña

Como si tratara de hacerse cargo de una situación que nunca imaginó que iba a protagonizar, Martín Molteni se mostró más fuerte. Con la camiseta que utilizó Sala cuando debutó en el Girondins de Burdeos ante el Lyon de Lisandro López, el joven que se crió al lado de Emi recordó los días que probó suerte en Colón y Unión, pero no logró quedar: "Siempre quería conocer la pasión del fútbol argentino. Los papelitos, las canciones, la hinchada… Creo que está cerca de lograrlo".

Los amistosos entre amigos con una pelota de goma con la cara del Hombre Araña, en donde los equipos se dividían entre tatengues y Resto del Mundo, se reviven constantemente en las canchitas del pueblo. Durante la infancia las tardes terminaban encima de una mesa con mates, chocolatadas y vainillas. Hoy la esperanza radica en volver a compartir esa situación en la parrilla del club. "Queremos que en el próximo asado estemos todos juntos. Estoy seguro de que vamos a estar", finalizó Molteni, uno de los responsables de mantener viva la llama de la ilusión. El fuego sagrado está encendido, y en Progreso aguardan por el milagro.

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