"Soy un jugador aguerrido. Con muchas opciones para salir jugando y llegar al fondo. Pero dejo todo adentro del campo, pase lo que pase". Así como se describe dentro de la cancha, Joel Fernández es en la vida. Durante la crisis de 2001 su familia tocó fondo económicamente, comió en la calle y vivió una infancia complicada, a raíz de las decisiones que tomó su padre (terminó preso por un robo agravado).
Sin embargo, él nunca bajó los brazos y se enfocó en la pelota, esa vía de escape que hoy le permite soñar con un futuro mejor. El lateral derecho de la Cuarta División de Boca se encuentra disputando el Sudamericano Sub 20 con Bolivia.
Aunque el cuerpo técnico comandado por Marco Antonio Sandy Sansusty y Sixto Rafael Vizuete Toapanta les prohíbe tener los celulares por momentos del día para que se concentren en el objetivo de clasificar al Mundial de Polonia, Joel se mostró predispuesto ante el llamado de Infobae para contar su historia.
"Fue muy difícil crecer sin una figura paterna, lo sufrí demasiado. Una vez mi padre intentó suicidarse en la cárcel y comíamos comida de la calle", contó con dolor el Pitbull, como es apodado en Casa Amarilla este joven futbolista nacido el 19 de enero de 1999.
Fernández se aferró a su familia (su núcleo familiar actualmente se compone por su madre, su hermana y su padrastro) y la peleó desde chico. Inició su camino dentro de este deporte gracias a su padrino, que un día lo llevó a jugar al club Loma de Lugano, pese al temor de Sara Viviana Gil Medina, ya que su pequeño tenía asma. "Yo ni sabía pegarle a la pelota. Ahí me enseñaron. Y a los 9 años me fui a probar a Boca y por suerte quedé. Ahí arrancó todo", rememoró.
Como su madre trabajaba todo el día para mantener a la familia, desde los 10 años Joel aprendió a viajar solo para ir al colegio (llegó hasta quinto año) y a las prácticas en el Xeneize. "Todo lo que vivió mi madre fue difícil. Hubo situaciones en las que íbamos a la cárcel , y uno se acuerda… Pero todo lo que pasó fue por algo", sentenció.
El vínculo con su padre, desde esa situación, ya no es el mismo. "Él vivió en la calle después de salir. Ahora no lo sé, creo que tiene una mujer. Sé que intentó suicidarse cuando estuvo preso. En su momento me puse mal, pero es así. Hay que ser fuerte. Él eligió ese tipo de vida", le confesó a Infobae.
En cambio, por su madre siente una enorme devoción, algo que quedó demostrado con el tatuaje que tiene sobre su pecho. "Tengo una flor de Loto, que significa pureza de alma. Y dice Sara arriba", confesó. Al hablar de ella, Fernández cambia el tono de voz, se emociona: "Es mi madre y padre a la vez. Es el sostén de la familia. Es lo más importante en mi vida, gracias a ella soy lo que soy ahora".
Esta incesante lucha dio sus frutos, ya que lograron salir de la villa La 20, para mudarse a un departamento mejor ubicado dentro de la zona de Lugano.
En 2016, el por ese entonces seleccionador de Bolivia Guillermo Hoyos puso sus ojos sobre Joel Fernández para convencerlo de representar el combinado nacional de su madre. Él aceptó el desafío, pero por un problema a la hora de obtener los papeles esta posibilidad quedó trunca.
"Me llamaron para disputar un Sudamericano, pero como era menor de edad y mi padre estaba en situación de calle tuve dificultades para hacer la nacionalidad", soltó el polifuncional futbolista de la cantera azul y oro.
Pero este revés no lo frenó y en el 2019 se le presentó una nueva oportunidad. Ya con la mayoría de edad, Bolivia nuevamente lo citó para formar parte de este torneo que se desarrolla en Chile. "Jugar en una selección es lo mejor que le puede pasar a un futbolista, y más si es el país de mi mamá", manifestó.
"En Argentina creo que no iba a tener esta posibilidad. Si esperaba creo que no iba a pasar nada, y estar en una selección te abre muchas puertas", sostuvo.
Gracias a esta decisión comenzó a cumplir una asignatura pendiente: conocer la tierra donde nació su madre. Aunque aún no pudo ir a La Paz (de donde es oriunda Sara), sí visitó Cochabamba y Santa Cruz.
Bolivia inició su camino con una igualdad 1 a 1 ante el local Chile y una derrota por 1 a 0 contra Colombia. Sin embargo, el Pitbull confía en dar el golpe en este torneo. "Estamos para muchas cosas, para grandes cosas. Ya lo demostramos. Podemos conseguir una hazaña", respondió con entusiasmo, al ser consultado sobre el objetivo de este equipo.
"Fue muy lindo, un orgullo debutar con la camiseta de Bolivia. Ahora estoy tratando de ganarme la titularidad, ya que arrastro una lesión. Sólo me queda trabajar y aportar para el equipo", afirmó el defensor que puede desempeñarse tanto como lateral derecho como de marcador de punta izquierdo. El joven arrastra una molestia en el cuádriceps, lo que le jugó en contra en estos compromisos para ser de la partida.
Lo que suceda en Chile podría ser clave para su futuro, ya que según el propio Joel Fernández "puede pasar cualquier cosa". "Cuando vine para acá estaba en la Cuarta División de Boca, pero cuando vuelva no sé qué puede pasar. No sé si entrenaré en Reserva o si me ofrecerán un contrato", comentó.
En los próximos días, el Xeneize deberá mover su ficha, ya que sobre la mesa el Pitbull tiene una oferta formal de un equipo de Primera División de Bolivia para cumplir su sueño, algo que el propio defensor recalcó: "A mí me interesa jugar en Primera, tener roce. Ser un profesional".
El club interesado sería The Strongest, uno de los más grandes de Bolivia y que este año disputará la Copa Libertadores (enfrentará en la Fase 2 a Nacional de Paraguay).
El final de esta historia se encuentra abierto, pero en estas páginas transcurridas Joel Fernández ya demostró una cosa: que es un verdadero luchador del fútbol… y de la vida.
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