Por Matías Palacios, desde Madrid
Se siente el frío por Madrid, sobre todo cuando baja el sol. Es el atardecer en la capital española y es la hora de la cita. El hombre espera en su hogar, porque está más cómodo y le gusta recibir a la gente mucho más que salir. La primera en aparecer es Carmela, su mujer. Amable, encantadora. Ni bien saluda ya ofrece un café para calentar el cuerpo e invita a ingresar a una casa que entrega buena energía cuando se traspasa la puerta. Ángel Cappa vive en un barrio muy tranquilo, sobre una calle por la que llamativamente pasan pocos autos pese a que está a tan solo 20 cuadras del estadio Santiago Bernabéu y a 100 metros de la autopista de circunvalación M-30, algo así como la General Paz. Allí recibe a Infobae para charlar de fútbol, de la noticia que le alegró la semana y que lo hace ilusionar.
Su escritorio huele a potrero y las paredes hablan a través de las fotos encuadradas. El Diego con 20 años junto a la pelota, todo embarrado. La delantera histórica de Independiente de los años 50, Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz. Los mismos jugadores pero con la camiseta de Argentina. Sus equipos en Banfield y Huracán en el viejo Nacional B de los 80. Su experiencia en Tenerife y la etapa de campeón en el Real Madrid, todo junto a Jorge Valdano. Su Racing de 1998. Una noche en el mítico restaurante De María junto a Andrés Calamaro y Joaquín Sabina. El Che. Julio Cortázar. Y alguien especial que se repite en muchas fotos. Su amigo. Al que escucha, admira y por quien se siente respetado. El Flaco, simplemente. Junto al Flaco en Huracán. En La Bombonera abrazando a Diego Latorre. Un almuerzo único e irrepetible en el que también estuvieron Maradona, Caniggia, Basile, Simeone y Valdano. El Flaco, siempre en los recuerdos. Pero también hoy, en el presente. César Luis Menotti aparece en esas imágenes y en la actualidad a partir de la novedad impensada de que regresa a la selección argentina.
Ángel Cappa es la persona que mejor conoce en el fútbol al nuevo Director General de Selecciones Nacionales. Habla todos los días, se comentan partidos a través del teléfono. Se quieren mucho. Se conocen desde hace más de 35 años. Cuando Menotti dirigía al Barcelona de Diego Maradona, Ángel era quien le realizaba distintos informes de los rivales. Después siguieron en Boca en 1987 y en Peñarol de Uruguay en 1990. Y hasta editaron juntos, Fútbol sin trampas, una serie de conversaciones realizadas en un verano en Mar del Plata que para Cappa es uno de los mejores libros de fútbol que se hayan publicado. César y Ángel, son verdaderos amigos. Por eso el artífice de aquel Huracán que estuvo a punto de dar la segunda vuelta olímpica tras el título de 1973, se muestra feliz con el nuevo cargo de Menotti.
-¿Estás contento por lo del Flaco?
-Sí, sí. Estoy muy contento porque es el renacer del fútbol argentino. Todos los que amamos este deporte, con su presencia estamos felices. Ahora vamos a disfrutar de lo que es nuestro una vez más. Como hincha de fútbol lo veo como que nuevamente nos toca a nosotros. Ojo que cuando digo nosotros, me refiero a los que nos gusta este fútbol. Es una oportunidad magnífica. Yo lo venía reclamando desde artículos que escribí, que César tenía que ser el que gobernara el fútbol argentino. Y por fin le dieron esa oportunidad. Que él haga y deshaga desde abajo hasta arriba en todas las selecciones argentinas.
-¿Y podrá hacerlo?
-Si no pudiera, no habría aceptado. Eso te lo puedo asegurar. Si asume es porque puede. Si no se hubiera quedado en la casa, a esta altura de la vida ya no está para medias tintas.
-¿Hablaste con él?
-Sí, me llamó después de la designación. Antes no sabíamos nada. Chiqui Tapia lo convocó y se lo propuso. Y él dijo que sí
-Esta vuelta de Menotti, ¿significa una reivindicación tras tantos años de lucha de ambos?
-No. Yo hablo como hincha. Estoy alejado de la dirección técnica desde hace 7 años.
-¿Y por qué crees que Tapia llamó al Flaco?
-No sé la verdad. Tampoco sé porque no lo llamaron durante 30 años. O mejor dicho sé pero no lo voy a decir. Pero ahora por suerte lo llamaron. Entonces hay que olvidarse de todo y a partir de febrero pensar en nuestro fútbol otra vez.
-¿A Lionel Scaloni lo conocés?
-No, nunca tuve la oportunidad de charlar con él. A Pablo Aimar sí lo conozco.
-¿Qué te pareció Aimar?
-Charlé con él en una serie de conversaciones que realicé para el diario Marca de España y que se publicaron en un libro. Él es un tipo de nuestro fútbol, es un producto nuestro. Además de haber jugado maravillosamente, tiene esa ideología futbolística. Es un jugador argentino de fútbol.
-¿Estás ilusionado?
-Sí. Yo te puedo asegurar que a partir de este momento, todos los jugadores de la selección argentina que estuvieron, que están, que creen que pueden estar, todos ellos ya saben cómo tienen que jugar, simplemente con la presencia de Menotti. Todos saben ya que la cosa es distinta. Ahora hay que darle la pelota a un compañero, bien redondita y hay que disfrutar ese pase. Y hay que animarse a gambetear y a tirar una pared, y cuando uno dice esto, siempre hay un montón de opiniones en contrario que dicen "sí pero hay que ganar y hay que marcar al rival". Ya lo sabemos eso, por supuesto que sí. Pero hay que jugar. Entonces ahora el jugador argentino sabe que va a poder hacerlo. Y eso también implica que hay que defender, sacrificarse por el equipo, correr y todo eso que es complementario y que no hace falta decirlo. Pero sí que hace falta jugar. Hace rato que nosotros no jugamos al fútbol en la Argentina. Y ahora va a haber otra idea. Ya vas a ver que ahora un jugador sabe que si tira un caño no pasa nada, al contrario.
-¿Qué jugadores pensás que sirven pero este nuevo ciclo?
-César me habla siempre de que en Argentina hay muchos jugadores. Yo la verdad no lo sé porque estoy alejado. Pero él repite, acá hay jugadores de una gran capacidad, que hay que ayudarlos, apoyarlos. El que me llamó la atención fue Giovanni Lo Celso, a quien yo no había visto jugar. Me parece un excelente jugador de fútbol que sabe de qué se trata, que tiene técnica y algo importantísimo: sabe ganar un espacio. Siempre lo ves libre para recibir. Te habló de él porque me sorprendió en el Betis. Lo Celso no jugó ni un minuto en el Mundial y quería verlo. César me habló de él cuando todavía estaba en Rosario Central. Es un jugador diferente, de los que nos gusta a nosotros.
-¿Y Lionel Messi? ¿Qué se le dice para que vuelva?
-El va a volver con Menotti o con el que sea. Leo es el fútbol argentino, es imposible que no vuelva, claro que va a volver. Y ahora, si las cosas salen como tienen que salir, se va a encontrar muy feliz jugando en una selección argentina que habla su mismo idioma.
-¿Te gustaría sumarte al proyecto?
-No, no. Yo ya estoy. No lo quiero comprometer a César en absoluto.
-Desde su designación, en Argentina se menciona mucho su edad, que ya tiene 80 años…
-Yo conozco tipos que tienen 40 años y parecen de 160. Y otros que tienen 80 y parecen de 20. No tiene nada que ver eso. Además no va a entrenar ya. Es otra tarea la que tiene que hacer. Organización, apoyo, marcar una línea. Charlar con los jugadores y fundamentalmente con los entrenadores. Mirá, cuando yo entrenaba me preguntaban si veía diferencias de generación con los jugadores, y yo decía que a veces en verdad, notaba diferencias con la gente de mi edad, no con los jóvenes. Es que la gente grande, a veces, abandona las ilusiones, el optimismo frente al porvenir, deja de luchar. Entonces yo con eso no me llevo bien. Con los jóvenes sí, pero con los que tiene ganas de pelear, de ilusionarse, con los que sueñan. Y el Flaco es igual. El siempre te habla de futuro. Por ejemplo, a veces le tenés que preguntar veinte veces para que te hable de un equipo que dirigió, él siempre te habla del fútbol actual, de lo que va a pasar, del jugador argentino, de la organización. Me llama muchas veces para ver partidos juntos. El allá y yo acá. Y yo a veces pierdo el entusiasmo por ver ciertos partidos porque me aburren. Y él no. César lo ve hasta lo último, me llama, me dice "viste esa jugada, viste lo que hizo tal". Tiene una actualidad absoluta.
-¿Hasta qué edad se puede ser DT?
-Depende de cada uno. Yo ya hace 7 años que dije "basta, no quiero saber más nada de entrenar". Las razones fueron que perdí el entusiasmo. Lo que menos hace el DT es entrenar. Lo constante es la lucha permanente con lo de alrededor: el dirigente, el periodista, etc. Eso ya no lo soporto. Por eso cada vez que veo a alguien que asume en un club, pienso: "¡uh pobre tipo, con todos los quilombos que va a tener!". Además cada vez se vive más en lo inmediato, algo muy desagradable. Eso el jugador también lo vive porque sabe que el que tiene al frente es un tipo provisorio, que va a estar un ratito. Entonces se adapta a eso y no hay una relación de compromiso. En mi última visita a la Argentina, nos reunimos con el plantel que dirigí en Racing en 1998, habían pasado 20 años. Esa relación de amistad, ya es muy difícil que se genere en la actualidad. Se los dije a esos jugadores que ese tipo de encuentros es algo increíble, porque no salimos campeones aunque jugábamos bien. Eso ahora es más difícil.
-Argentina jugará frente a Venezuela el 22 de marzo en el Wanda acá en Madrid. ¿Va a venir Menotti?
-Supongo que vendrá, sí. Por su cargo. Ojalá venga. Nos vimos en octubre en Buenos Aires y charlamos mucho.
-Son muy amigos, ¿no?
-Sí, muy amigos. Desde hace más de 30 años. Amigo de verdad. Sentí su respaldo y su presencia siempre que lo necesite. No me refiero a lo futbolístico. A lo privado, en lo personal.
Cappa trabaja en Madrid como comentarista de radio en Onda Cero, una de las emisoras más importantes de España. Por lo general analiza los partidos del Barcelona de Messi, además de estar al tanto de lo que sucede en La Liga. Por eso deja su opinión sobre jugadores, las diferencias entre los equipos de Europa y los de Sudamérica. Y opina con su estilo sobre Santiago Solari y Diego Simeone, los dos entrenadores argentinos que trabajan en la ciudad en la que él vive.
-Saquemos a Messi, ¿qué jugadores del Barcelona te gustan?
-Me impresionan Arthur y Dembelé. Ya lo dijo Messi, el brasileño es muy parecido a Xavi. Nunca pierde la pelota, toca, es un armador. Y Dembelé tiene todo. Juega con los dos perfiles, le pega con las dos piernas, tiene pase en espacios reducidos, velocidad, es un jugador enorme, pero es un chico todavía y hay que ayudarlo porque parece que llega tarde a los entrenamientos.
-¿Cómo ves a Santiago Solari en el Real Madrid?
-Lo veo agobiado. No hay paciencia con él. Por ejemplo acá cuando arrancó llegaron a decir que había sido el mejor comienzo de la historia de un director técnico. ¡Pero si apenas iban dos partidos! Una locura, algo descabellado. Al quinto partido como perdió, dijeron que era lo peor que le había pasado al Madrid y ya están buscándole reemplazante. El equipo está en un período de transición.
-¿Y el Atlético de Simeone?
-Por lo general cumple los objetivos que se propone. Pero claro, tiene todos jugadores de selecciones, tanto titulares como suplentes. En los últimos años ha gastado más dinero que el Real Madrid y solo algo menos que el Barcelona, por lo tanto está en los primeros puestos. Tiene un fútbol que yo no comparto, para nada. Pero eso no quita que me genere admiración los resultados que obtiene. Sin embargo tiene mi indiferencia en cuanto al juego. A mí personalmente es un equipo que no me interesa. Si juega el Atlético, yo prefiero ver otra cosa, cambio. Ahora bien, gana 1 a 0 y siempre está en los primeros puestos, eso hay que reconocérselo.
-¿El fútbol europeo está muy por encima del sudamericano?
-¿Y qué querés? El pibe Palacios se está por ir de River. Dybala se fue sin haber jugado en Primera División. El Pity Martínez fue vendido hace poco. Esto es así: el fútbol argentino está organizado para vender jugadores. Y cada vez se van más pronto. Hay una explicación de porqué los equipos europeos le ganan siempre a los sudamericanos en las últimas décadas. Me lo decía en la radio la gente que lleva las estadísticas. En 1995 salió la Ley Bosman y cambió la reglamentación del cupo de extranjeros, por lo que un comunitario europeo ya no ocupaba lugar. Hasta ese año los sudamericanos, ganaban más seguido la Intercontinental. 20 a 13 da la cuenta en favor de los argentinos, uruguayos o brasileños. Pero a partir de ese momento se invirtió porque se fueron todos. Antes ganaba el Independiente de Bochini, o el San Pablo que dirigía Telé Santana y hasta Vélez en 1994. Pero después ya no, salvo el Boca de Bianchi y alguna otra excepción de los brasileños, se hizo imposible. Desde 1995 para acá los europeos ganaron 19 a 5.
El reto que se dio en redes sociales en los últimos días con el #10yearschallenge parece estar hecho a medida de Cappa pese a que vive alejado de Twitter e Instagram y no usa celular. Se cumplen 10 años ya de aquel equipo que impactó en el fútbol argentino y el recuerdo es inevitable.
-Angel, pensá en donde estabas hace 10 años.
-En Huracán, claro.
-Bien, hoy estás en Madrid y la foto es este presente en tu casa, tu tranquilidad. Pero, pensá en una imagen de hace 10 años, ¿cuál elegís?
-Tengo muchas. Es difícil. Pero me quedo con una. En el tercer gol de un 3 a 0 a Lanús en Parque Patricios, el tanto lo hace Javier Pastore, pero todo arranca con Matías Defederico gambeteando a medio equipo desde nuestro campo. Hay una mujer en la tribuna que llora, se seca las lágrimas con los brazos porque sentía una emoción muy grande. Esa mujer, su imagen representa aquel momento, ese 2009. Fue algo mágico lo de ese día. Yo me quedé sin habla. Sigo soñando con aquel equipo. Es como un pintor que dice "este es mi cuadro", o un escritor que presenta su libro. Ese Huracán es mi equipo.